A los amigos que perdí

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Cuenta mi madre que cuando era un fisco chico y me llevaban al colegio lo primero que hacía era agarrarle la mano a un niño y ponernos juntos en la fila. No lo recuerdo. Lástima. Creo que es el primer amigo que perdí. Llevo más de cuatro décadas sobre este planeta y, a lo largo de todo ese tiempo, he ganado amigos y he perdido de vista a muchos otros. En la mayoría de los casos no hice nada para que abandonaran mi vida, sólo nuestros caminos dejaron de ser los mismos. En el colegio gané esas amistades que se convierten en familia, pero también, por ese ritmo dispar en el que entramos en la adolescencia, perdí otras. Dejé en el camino a hombres y mujeres por cambios de domicilio, el fin de cursos y vacaciones, los cambios laborales y de aficiones o, así de simple, porque ellos y yo ya no nos sentíamos tan a gusto juntos. A cada uno de esos amigos que perdí, un gracias gigante, por compartir, al menos durante un trecho, mi camino.