Carlos Luque.- Escribo esta nota porque la desinformación en curso sobre los sucesos en Ucrania, no es sòlo la burda y cruda mentira en curso proveniente de los medios internacionales.
Es que tampoco podían faltar los sutiles y “académicos” argumentos que, auxiliados de la inefable “complejidad” pretenden, como casi siempre que se acude a ese concepto, relativizar o difuminar las distintas responsabilidades, culpabilidades y raíces profundas e históricas del conflicto de marras.
Un dato duro, que pretende ocultarse bajo al barraje desinformativo asimétrico mundial: la OTAN debió desinstalarse con la desaparición del objetivo por el cual dijo nacer: fin del bloque soviético. No lo hizo.
La OTAN prometió no expandirse hacia el Este: lo hizo, con creces, hasta rodear las fronteras rusas.
Los hechos del 2014 en Ucrania fueron esencialmente apoyados, alentados, financiados e inficionados por agentes de los aparatos de la inteligencia otanista. Recuerden a la señora Nuland. Está ampliamente documentado.
La OTAN es un criminal de guerra con un expediente atroz. Nada comparable con los errores o excesos cometidos por su adversarios.
Rusia propuso hasta la saciedad un plan de seguridad común a la OTAN y a sus amos USA: fue sistemáticamente no sólo rechazado, sino con soberbia insultante.
Los acuerdos previos, llamados de Minsk 1 y 2, resolvían el conflicto: no se respetaron. En cambio, Rusia aguantó 8 años de asedio y crimen fascista contra el Donbas y la amenaza de instalación de armamento nuclear en sus fronteras.
Cuando Rusia decide acudir al auxilio de esas repúblicas, ya estaba preparada una amplia invasión de los fascistas junto al ejèrcito ucraniano. Incluso un plan de empleo de armamento nuclear táctico de acción “limitada”. Rusia se adelantó para impedirlo.
Ninguno de esos elementos constituyen teorías de la conspiración. Por otra parte, acudir a las teorías de la complejidad, habitualmente busca el objetivo de difuminar todos los elementos anteriores, relativizar las responsabilidades y las verdaderas causas de fondo. En los acontecimientos ucranianos que se originaron, entre otras causas, por la negativa de la parte de la población que se negó a los objetivos occidentales de sumarlos a la esfera de influencia occidental y la OTAN, hubo una decisiva participación occidental, de los gobiernos otanistas y sus órganos de inteligencia.
Esos son los hechos decisivos. Acudir a las categorías del Maidàn y el Antimaidàn, etc, que necesariamente catalogan los diversos intereses y ópticas y subjetividades en pugna, no diluye ninguna de esas realidades ni el hecho de que el agresor es occidente capitalista, OTAN y EEUU pero no de ahora, sino de amplia data. Como dice el presidente venezolano: la peor guerra es la económica y esa es diaria y con muertos cotidianos.
El resultado es la crónica autocumplida de una muerte anunciada. Como se va verificando, otra vez, en los hechos: 1) aumentar el apoyo en las encuestas al actual emperador; 2) “realizar” la mercancía arma, 3) entorpecer el gasoducto ruso, 4) doblegar cada vez más a Europa a los planes USA, 5) realizar la mercancía gas de enquisto y, finalmente, 5) aplicar el conjunto de medidas y sanciones que pretenden frenar el desarrollo ruso para debilitar su alianza con China y posteriormente la importancia estratégica que va logrando la triada China, Rusia e India junto a sus aliados.
Toda madeja de complejidad tiene sus ejes rectores, sus puntos nodales. Es lo que conviene subrayar en bien de los pobres, explotados, hambreados y asesinados de este mundo. A USA le convienen las disquisiciones academicistas y relativizantes. Por eso sus becarios han aparecido en la palestra como ucraniòlogos efímeros del minuto. A los cubanos no nos confunden.
Tomado de Facebook