Las abejas tienen un papel clave tanto en el ecosistema como en la alimentación del ser humano. Junto a murciélagos y algunas aves, estos insectos, de los que existen más de 20.000 especies, llevan a cabo la polinización de las plantas con flor, que incluyen las de frutas y verduras. Así, inciden sobre el 35% de la producción agrícola mundial, según informa la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).Para maximizar la polinización, además de la abeja de la miel, se necesita la acción conjunta de abejas silvestres Sin embargo, hasta ahora, las investigaciones han subestimado el número de especies de abejas necesarias para una correcta polinización en cultivos de frutas y verduras. Para asegurar la transferencia suficiente de polen se usan colonias de abeja de la miel (Apis Mellifera).Un estudio, publicado en la revista Science, revela ahora que la actividad polinizadora que desempeña esta especie no es suficiente para este cometido, sino que necesita la acción conjunta de abejas silvestres para maximizar la producción.El trabajo, liderado por Rachael Winfree, de la Universidad de Rutgers (EE UU) con participación de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), ha contabilizado las especies de abejas necesarias para polinizar los cultivos de sandía, arándanos y grosella en 48 fincas agrícolas de la región del Atlántico medio de EE UU.Para entender el impacto de la diversidad de abejas en la transferencia de polen a gran escala, los investigadores midieron la cantidad de estos granos microscópicos que cada especie proporciona en una sola visita. Los resultados destacan que de las 100 especies que encontraron más de 50 eran indispensables para asegurar la correcta polinización de las fincas.“Si queremos mantener la polinización de las frutas y verduras que comemos, necesitamos conservar muchas más especies de abejas de las que pensábamos”, explica a Sinc Ignasi Bartomeus, investigador del CSIC en la Estación Biológica de Doñana.“Esto pasa porque, en una finca determinada, se puede asegurar la correcta polinización del cultivo con pocas especies. Sin embargo, en otra finca ese papel lo harán tipos de abeja diferentes. Así, en un paisaje entero, el número de especies necesarias se incrementa sustancialmente”, concluye el investigador.
El número de especies de abejas duplica al de pájaros. Cada una de las 20.000 especies de estos insectos desempeña un papel importante en el ecosistema. Un nuevo estudio internacional, con participación de la Estación Biológica de Doñana, revela que son necesarias al menos 50 especies para obtener una adecuada polinización de los cultivos de frutas y verduras.
Las abejas, como agentes polinizadores, tienen un papel clave tanto en el ecosistema como en la alimentación del ser humano. / Jason Gibbs
Las abejas tienen un papel clave tanto en el ecosistema como en la alimentación del ser humano. Junto a murciélagos y algunas aves, estos insectos, de los que existen más de 20.000 especies, llevan a cabo la polinización de las plantas con flor, que incluyen las de frutas y verduras. Así, inciden sobre el 35% de la producción agrícola mundial, según informa la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).Para maximizar la polinización, además de la abeja de la miel, se necesita la acción conjunta de abejas silvestres Sin embargo, hasta ahora, las investigaciones han subestimado el número de especies de abejas necesarias para una correcta polinización en cultivos de frutas y verduras. Para asegurar la transferencia suficiente de polen se usan colonias de abeja de la miel (Apis Mellifera).Un estudio, publicado en la revista Science, revela ahora que la actividad polinizadora que desempeña esta especie no es suficiente para este cometido, sino que necesita la acción conjunta de abejas silvestres para maximizar la producción.El trabajo, liderado por Rachael Winfree, de la Universidad de Rutgers (EE UU) con participación de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), ha contabilizado las especies de abejas necesarias para polinizar los cultivos de sandía, arándanos y grosella en 48 fincas agrícolas de la región del Atlántico medio de EE UU.Para entender el impacto de la diversidad de abejas en la transferencia de polen a gran escala, los investigadores midieron la cantidad de estos granos microscópicos que cada especie proporciona en una sola visita. Los resultados destacan que de las 100 especies que encontraron más de 50 eran indispensables para asegurar la correcta polinización de las fincas.“Si queremos mantener la polinización de las frutas y verduras que comemos, necesitamos conservar muchas más especies de abejas de las que pensábamos”, explica a Sinc Ignasi Bartomeus, investigador del CSIC en la Estación Biológica de Doñana.“Esto pasa porque, en una finca determinada, se puede asegurar la correcta polinización del cultivo con pocas especies. Sin embargo, en otra finca ese papel lo harán tipos de abeja diferentes. Así, en un paisaje entero, el número de especies necesarias se incrementa sustancialmente”, concluye el investigador. Las abejas, junto con otros agentes polinizadores, inciden sobre el 35% de la producción agrícola mundial. / Jason Gibbs
Las abejas tienen un papel clave tanto en el ecosistema como en la alimentación del ser humano. Junto a murciélagos y algunas aves, estos insectos, de los que existen más de 20.000 especies, llevan a cabo la polinización de las plantas con flor, que incluyen las de frutas y verduras. Así, inciden sobre el 35% de la producción agrícola mundial, según informa la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).Para maximizar la polinización, además de la abeja de la miel, se necesita la acción conjunta de abejas silvestres Sin embargo, hasta ahora, las investigaciones han subestimado el número de especies de abejas necesarias para una correcta polinización en cultivos de frutas y verduras. Para asegurar la transferencia suficiente de polen se usan colonias de abeja de la miel (Apis Mellifera).Un estudio, publicado en la revista Science, revela ahora que la actividad polinizadora que desempeña esta especie no es suficiente para este cometido, sino que necesita la acción conjunta de abejas silvestres para maximizar la producción.El trabajo, liderado por Rachael Winfree, de la Universidad de Rutgers (EE UU) con participación de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), ha contabilizado las especies de abejas necesarias para polinizar los cultivos de sandía, arándanos y grosella en 48 fincas agrícolas de la región del Atlántico medio de EE UU.Para entender el impacto de la diversidad de abejas en la transferencia de polen a gran escala, los investigadores midieron la cantidad de estos granos microscópicos que cada especie proporciona en una sola visita. Los resultados destacan que de las 100 especies que encontraron más de 50 eran indispensables para asegurar la correcta polinización de las fincas.“Si queremos mantener la polinización de las frutas y verduras que comemos, necesitamos conservar muchas más especies de abejas de las que pensábamos”, explica a Sinc Ignasi Bartomeus, investigador del CSIC en la Estación Biológica de Doñana.“Esto pasa porque, en una finca determinada, se puede asegurar la correcta polinización del cultivo con pocas especies. Sin embargo, en otra finca ese papel lo harán tipos de abeja diferentes. Así, en un paisaje entero, el número de especies necesarias se incrementa sustancialmente”, concluye el investigador.