Era una noche como cualquiera, las personas caminaban de acá para allá con el fin de poder encontrar un lugar donde pasar la noche, sin embargo no solo los humanos estaban ocupados los ángeles también lo estaban, ellos estaban cuidando a José y a María de que nadie los asaltara o los molestara sobre todo por lo abanzado del estado de María quien en su vientre llevaba el regalo de Dios a