Te fuiste de esta vida
en la oscuridad de la noche.
¿Por qué te dormiste
sin yo estar a tu lado?
No tuviste la culpa
vino tu estrella
y de ti nos separó.
Qué año más duro, abuela,
y lo habías superado
por la fuerza de esa luz
que esa estrella te había dado.
Cierro los ojos y te veo
con una sonrisa en la cara.
Nos cuidaste como nadie
en lo bueno y en lo malo.
Sin ninguna diferencia,
con ese corazón
que dios te había dado.
Te enciendo una vela sollozando
y mis lágrimas la apagan.
Pero no pararé de encenderla,
hasta el día que mi luz
se apague y me lleve a tu lado.
Para nunca más perderte
como ahora me ha pasado.
Hasta que me llegue a mi el día
te seguiré recordando
para tenerte en mi presente
como estuviste en mi pasado.
Texto escrito por Juan Adolfo C.D.