Director: Anton Corbijn
Es oficial: mi computador me odia. Quizás sea porque una vez derramé agua sobre él y desde entonces no ha vuelto a ser el mismo -el teclado se volvió loco y escribir en este blog es un reto que al menos me ha reafirmado una cosa: soy un ser paciente-, pero aún así no logro explicarme el que se demore cinco minutos -no miento- en tirar una película común y corriente de 800 megabytes a la papelera de reciclaje. También es oficial que me he aburrido de esta retrospectiva 2014, que si bien la comencé con todas las ganas y hasta el momento registra un balance positivo, comenzó a transformar el entusiasmo inicial en pérfida obligación; y cuando la obligación aparece, pues es mejor dar un paso al costado y dejar que se quede en el lugar al que pertenece: la basura -o sus similares: la universidad, el estadio de colo colo, entre otros-. Igual veré y comentaré las que me interesen de aquí al infinito, pero podría decir que esta retrospectiva ya está finiquitada. Sigamos con nuestras vidas... "A most wanted man", tercera película de su director, no pertenece a ese superlativo grupo de filmes, pero sí me resultaba muy atrayente; primero, porque es una de las últimas cintas en que se puede ver a un Philip Seymour Hoffman de carne y hueso -naturalmente, ofreciendo una excelente actuación-, y segundo, porque es de espionaje... y del bueno -según yo, al menos-.
Un inmigrante checheno llega a Hamburgo, quién sabe con qué intenciones, y la división fantasma antiterrorista cuyo jefe es Gunther Bachmann -Hoffman-, le pone un ojo encima. Por si fuera poco, dicha división investiga a un empresario-filántropo musulmán que podría estar financiando causas terroristas, y el propio Gunther debería estar cuidándose las espaldas de voces que recuerdan cierto incidente pasado... Viejo, el mundo del espionaje es una perra, como se dice por ahí.
Antes de que la película comience, se nos menciona que un musulmán planificó el 9-11 en Hamburgo -no vienen al caso la multitud de teorías conspirativas-, justo en las narices de cuanta agencia gubernamental puedan pensar. ¿Extrema brillantez del planificador? No realmente: acorde al mensaje, las agencias estaban tan concentradas en una lucha de egos que acabaron logrando meteduras de pata, desconcentraciones y un campo abierto para que los terroristas llevasen a cabo su fatídico plan. Desde entonces, las agencias de inteligencia han incrementado exponencialmente la severidad de su vigilancia a todo lo que suceda en Hamburgo, con la esperanza de que nada de la magnitud del 9-11 se vuelva a repetir.
Lo anterior deja claro de inmediato unas cuantas cosas. Primero, que las agencias de inteligencia, con tal de erradicar células terroristas de la faz de la tierra, básicamente harán lo que sea y a expensas de quien sea; segundo, que cualquier actividad sospechosa -definan "actividad sospechosa"- no es lo suficientemente inocua como para dejarla de lado; y tercero, debido a lo anterior, que no se puede confiar en nadie, que debes estar mirando por sobre tu hombro de manera constante, y que estás por tu cuenta porque todos -amigos, colegas, enemigos- se juegan el pellejo.
Estos axiomas en los que descansa la película me despejan el camino para referirme a dos aspectos que hacen que la calidad de "A most wanted man" sea notable y estupenda: todo el rollo ético que envuelve a la lucha contra el terrorismo, y lo magníficamente escrito que está el guión -basado en una novela de John le Carré, famoso novelista del género a quien tristemente no he llegado a leer aún-. Y, como sucede en las buenas películas, tanto el tema de fondo como el relato propiamente tal se funden en un solo elemento que fluye de manera natural, sin basura artificiosa y forzada como en otras cintas que antes que películas prefieren ser mensajes políticos repetidos y carentes de fuerza; al final, pura ínfula barata -"Carla's song" es un excelente ejemplo de esta infame actividad-.
No señor, "A most wanted man" no es víctima de ese pueril e idealista impulso; "A most..." es, efectivamente, un excelente filme de espionaje que hace de su intriga algo tan poderoso como el discurso que la sustenta. Qué mejor.
La primera gran característica de "A most wanted man" es que su relato descansa en la sutileza, la precisión de la información y de los personajes. No verán toneladas de datos ni montones de personajes que dicen algo pseudo-inteligente así de la nada, pues no es la gracia ni la intención del guión pasarse de listos y confundir al espectador por las puras. En este caso se puede decir sin ninguna duda que estamos ante una trama inteligente desarrollada con pulso y astucia desde el principio hasta el final, sin sobresaltos ni baches que mermen la calidad de la trama y el buen hacer de los responsables.
La trama de espionaje en sí la podríamos calificar como una curva constante: no sabes con qué te encontrarás. Y esta tensión perpetua y fulminante no puede estar mejor construida: no hay intrincados laberintos ni enrevesados descubrimientos y explicaciones que surjan casi por capricho; dicho de otra forma, se aprovechan los elementos tempranamente dispuestos en el tablero y en base a ello se comienza todo este juego de espías, tapaderas, máscaras; juego en el que uno mismo puede participar, pensando qué será de determinado personaje, qué consecuencias tendrá determinada situación que pasó desapercibida, etc. Uno se queda enganchado de inmediato, y el relato como tal también funciona de maravillas, con un flujo de acontecimientos bastante numeroso pero sin dar la impresión de fugacidad -todo es importante-, que se van enlazando casi imperceptiblemente. Y lo mejor, nunca entregando información sobrante: el espionaje requiere paciencia, sensatez y precisión, cada cosa avanzando a su tiempo. Da gusto ver películas que no se dejen llevar por el efectismo facilón y de verdad construyan sus historias de manera conciente y con seguridad.
Y en cuanto a lo que la trama contiene, se me vienen a la mente dos cosas estrechamente relacionadas: (i) me parece no menor que el título sea tan abierto y disperso, pues si en vez del "A" hubiese un "The most...", entonces tendríamos claro que toda la cosa trata de ese hombre y no un hombre cualquiera, que es lo que sugiere el título original -de todas formas la cinta se tradujo a "El hombre más buscado"-; es más, (ii) que haya un hombre más buscado podría significar que absolutamente cualquier pobre diablo con "rasgos terroristas" podría ser víctima y servir a los oscuros deseos e intenciones de la maquinaria -particularmente estadounidense, que a pesar de las desconfianzas que genera igualmente se las apaña para hacer lo que quiera-. De todas formas, estoy hablando de manera general a base de especulaciones; el asunto, directamente extraído de la película -para mencionar algo concreto y, no teman, sin spoilers-, es que el musulmán millonario filántropo podría estar financiando terroristas y el supuesto inmigrante checheno terrorista podría ser nada más que un sujeto que se busca la vida en tierras algo más amables. Igual es que todos son -quizás somos- instrumentos y no muchos se dan cuenta.
Ya es la hora de ir terminando, así que me limito a señalar que la destacable dirección de Corbijn logra, a base de un tempo pausado y una frialdad de la imagen que casi se puede palpar, generar una atmósfera de desconfianza, desorientación y completo desconocimiento ante lo que se podría avecinar. En menos palabras: Corbijn ejecuta con elegante pulso la trama y demuestra seguridad narrativa a la hora de respetar la esencia de la misma. Si se deciden a verla, nada más tengan presente que no es una de espías glamorosos sino más bien una de agentes cansados y personas inseguras. Probablemente el tratamiento realista sea el gran pilar de "A most wanted man", una intriga que no te soltará ni siquiera cuando llegue a su fin. Y es que siempre habrá un hombre más buscado. Fin del comunicado.