Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta, quitó importancia a las fotogafías publicadas el domingo pasado por “El País” que desvelaban una supuesta relación de amistad con el contrabandista Marcial Dorado en los años noventa, cuando el dirigente popular era el número dos de la Consejería de Sanidad del Gobierno gallego. “Son, simplemente –dijo Feijóo, sin presentar ni por asomo su dimisión– unas fotografías antiguas y así se ha corroborado en diferentes investigaciones judiciales. Si hubiese pensado que esas fotos eran un riesgo para mi carrera, no me hubiese presentado a las elecciones”. Feijóo reconoce que entabló su amistad con el contrabandista a través de Manuel Cruz López, un militante del PP en Ferrol, chófer oficial de consejeros de la Xunta y, a la vez, testaferro de Dorado. Con él, Feijóo visitó por primera vez la mansión de Dorado en A Illa de Arousa, en Pontevedra, donde se celebraban comidas y reuniones a las que asistían también algunos mandos uniformados. Feijóo estrechó su amistad con el contrabandista y durante tres años, entre 1995 y 1998, acudió durante los veranos a otra casa que Dorado tenía en Baiona, cerca de Vigo, acompañándole en paseos a bordo de sus yates, incluido el Oratus, que tenía fondeado en Ibiza, y que sería intervenido en 2003, en el marco de una operación contra el blanqueo de dinero vinculada a un cargamento de cocaína. Además, viajó con el narcotraficante a Portugal, donde este tenía negocios, y a Andorra. El presidente gallego alega que su relación con Dorado se limitó al ámbito personal en reuniones en su tiempo de ocio en las que participaban más amigos. Pero rechazó que su relación hubiese influido en ninguna de sus decisiones como cargo público. El presidente gallego subrayó que, por entonces, Dorado “no había sido condenado por ninguna de las causas por las que años después lo sería”, aunque era ya un conocido contrabandista y había sido detenido en dos ocasiones. “Rompí el contacto con esta persona, por indirecto que fuese, cuando tuve conocimiento de que mantenía causas abiertas con la Justicia”, dijo Feijóo en su comunicado de medianoche. Añadió que, desde hace años, ha sido víctima de mensajes privados e insinuaciones públicas, con la intención de “amedrentarlo”. Pero insistió en sus explicaciones: “Las fotos son lo que son: fotos. No hay nada detrás. Ni contratos con la Xunta o el Insalud, ni financiación del PP porque yo, en aquellos tiempos, ni siquiera militaba en el PP”. El líder del PP gallego, que nunca alejó de su mente, su posible aspiración de suceder a Rajoy cuando llegue el momento, se escudó en la existencia de una mano negra que, desde 2003, cuando fue nombrado por Manuel Fraga vicepresidente de la Xunta, no ha dejado de amenazarle con sacar a la luz su relación con Dorado para truncar su carrera política. Feijóo prometió “transparencia” pero no aclaró quién pagó los viajes que hizo con Marcial Dorado, asegurando que entonces desconocía tanto el pasado de su anfitrión, como a qué se dedicaba, cuando el contrabandista ya era conocido por la gente de la calle. Y corroboró que había participado “inocentemente”, subiendo a su yate y veraneado entre mansiones y todoterrenos de lujo, no despertando en él la mínima sospecha o desconfianza.
A mediados de los sesenta pillaron por primera vez a Marcial Dorado con contrabando de tabaco y transistores y tuvo que afrontar una sanción de 50.000 pesetas. Pero el castigo no surtió en él efectos disuasorios, sino todo lo contrario. Unos lustros más tarde, cuando se produjo la primera ofensiva judicial contra el contrabando industrial de tabaco, Marcial Dorado ya lideraba uno de los grupos más fuertes y activos de la ría. La redada de noviembre de 1983 le obligó a exiliarse temporalmente en Valença do Minho. Cuando amainó el temporal, él, como otros traficantes, se entregaron a la justicia española y todos quedaron en libertad provisional después de pagar módicas fianzas, a la espera de un juicio contra 94 procesados que nunca se llegó a celebrarse. Aquella redada aceleró el proceso de reconversión del contrabando de tabaco al de otras drogas ilícitas más rentables, como el hachís y la cocaína. En octubre de 1989, declaró solemnemente en una entrevista que se había cortado la coleta como contrabandista. Pero, por esas fechas estaba ya en pleno proceso de expansión su emporio empresarial con inversiones en sectores tan idóneos como la promoción inmobiliaria, y la acuicultura y más tarde en aparcamientos subterráneos, viticultura e incluso en la producción aceitera. El 12 de junio de 1990, Marcial Dorado fue uno de los 18 detenidos en la histórica operación Nécora. Pero no tardó en ser descartado al comprobarse que entonces no reunía el perfil de narco. Y, al final, no se sentó en el banquillo de los acusados. Solo acudió al juicio de la Casa de Campo como testigo. Dos años y cuatro meses más tarde, en octubre de 1992, era detenido por primera vez en su mansión de A Illa como presunto propietario de un alijo de 10.000 cajas de tabaco de contrabando, valoradas en 1.100 millones de pesetas, descubierto a bordo de un mercante de pabellón alemán que había hecho amago de entrar en el puerto de Bilbao. En el juicio, celebrado siete años más tarde, en Baracaldo, se enfrentó a una petición de tres años de cárcel y a una multa de 2.300 millones de pesetas por una acusación de contrabando y cohecho, acompañado en el banquillo por otros nueve acusados, entre ellos varios agentes de la Guardia Civil. "La absolución –cuenta Julio A. Fariñas en La Voz de Galicia– lo libró de la cárcel pero dejó muy tocada su imagen de honorable hombre de negocios en la que tanto había invertido. La Guardia Civil consiguió sentarlo de nuevo en el banquillo, esta vez por cohecho, lo que le costó una condena de de tres años de cárcel y 60.000 euros que el Supremo le rebajó en seis meses. Poco más tarde era detenido por tráfico de cocaína y condenado a diez años de cárcel, lo que terminó por arruinar su imagen y desencadenó la investigación posterior por blanqueo que le tiene embargada, preventivamente, desde hace cuatro años, la parte conocida de su millonario patrimonio".
Núñez Feijóo, en 1996, de vacaciones con el contrabandista, según El País. Es difícil imaginarse a Feijó sin que supiera nada de Marcial Dorado ni existiese entre ambos cierta amistad. Y cualquier ciudadano sabía que el poder adquisitivo de Dorado procedía del contrabando puesto que ya había sido detenido en la Operación Nécora y toda la prensa le señalaba como uno de los capos de la mafia gallega. Feijóo admite que sí investigó pero que le dijeron “que no había sido condenado”. Y reveló que, desde 2003 ó 2004, cuando supo de la existencia de este material comprometedor, lo puso en conocimiento del expresidente de la Xunta, Manuel Fraga y de Mariano Rajoy. Cuenta que ninguno de los dos dirigentes del partido le reprocharon nada. Durante los años de las excursiones junto al capo gallego, Feijóo era alto cargo de la Xunta de Fraga y presidente del Insalud. “Cometí la torpeza de no investigar con más profundidad con mis propios medios”, reconoce. “El grado de ingenuidad de hace 20 años es difícil de justificar hoy”. Uno de los destinos reconocido por Feijóo de sus viajes con Dorado es Andorra. Pero el presidente de la Xuntaaseguró en la rueda de presa del lunes que se equivocó, que lo que él creía que era Andorra se trataba en realidad de los Picos de Europa. “Había nieve”, justificó el líder del PP gallego. Subrayó que él, desde la Consejería de Sanidad de la que era el número dos, “nunca firmó ni hizo ningún tipo de contrato” con las sociedades de Dorado. Pero añadió, con prudencia: “No pongo la mano en el fuego”. Sostiene la tesis de que entre él y Dorado no existió “una amistadni estrecha ni amplia” por mucho que ambos compartiesen entre 1994 y 1998 paseos en yates por las rías gallegas, comidas, viajes al extranjero, excursiones a la montaña o que el propio Feijóo se alojase entonces en la mansión del narcotraficante durante algunos fines de semana. Dice que no sabía a qué se dedicaba. “¿Y no le hizo desconfiar el tren de vida que llevaba Dorado”, le preguntaron. “Desconfié –confiesa en un arrebato de sinceridad–, pero me dijeron que no había sido condenado… Me informaron de que estaba involucrado en algunas operaciones de contrabando y que había quedado sin cargos. Cometí la torpeza de no investigar por mis propios medios. Y, en cuanto supe que tenía una causa pendiente con la Justicia, corté la relación”. Tampoco recuerda cómo se pagaban las estancias en el extranjero ni si era el contrabandista quien abonaba los gastos. “Veinte años después, no guardo las facturas. Unas veces pagaríamos entre todos y, otras, invitaría. No lo sé”. Sus explicaciones sobre la naturaleza de la relaciónfueron harto confusas e insuficientes.
Manuel Fernández Padín, un narcotraficante arrepentido, testigo de cargo de la Operación Nécora, hace el pasado lunes unas explosivas declaraciones en la cadena SER (en La Ventana), en las que denuncia la “connivencia” entre política y narcotráfico en Galicia. Preguntado a raíz del escándalo de las comprometedoras fotos de Alberto Núñez Feijóo con Marcial Dorado, Fernández Padín advierte que “es totalmente imposible” que Feijóo no supiera que su amigo se dedicara al narcotráfico. “Las fotos son de 1995, después del juicio de la Operación Nécora.En ese año ya se sabía perfectamente que los contrabandistas habían dado el paso al narcotráfico y toda la costa gallega sabía quién era quién. Todo el mundo en Galicia o en Pontevedra sabíamos a qué se dedicaba cada cual porque, al principio, los que hacían dinero con el contrabando de tabaco se pasaron al hachís o a la cocaína, mientras seguían compartiendo mesa y mantel con los políticos de la época”. El narco arrepentido advierte de que esa “connivencia” entre política y contrabando no se basa es “deducciones” sino que está confirmada “desde hace mucho tiempo por declaraciones que han hecho los mismos contrabandistas”. “Ya con Alianza Popular había una plena connivencia entre autoridades y contrabando (…) En época de Fraga se mezclaban contrabando y AP y PP, eso es de toda la vida…”. En la misma línea, advierte: “Oubiña ya dijo que, si tirara de la manta, se sabrían muchas cosas respecto a la financiación del PP”. Fernández Padín lamenta que “la palabra de Oubiña debería valer más de lo que vale” ya que sólo se le cree para algunas cosas y que con su historial “¿cómo no va a saber?”. “Los narcotraficantes quieren que gobierne el PP, cada uno que saque las conclusiones que quiera”. En cuanto a las fotos de Feijóo, Fernández Padín subraya que “esto no es nuevo, es una de tantas” y se pregunta que cómo Feijóo iba a estar en una lancha “con alguien que no sabe quién es”. “Si tuviera diez añitos… ¡que tengan un poco de vergüenza!”, insiste el testigo, quien concluye pidiendo a las “autoridades” que se acuerden de él para que lo protejan ante los riesgos que corre.
El presidente del PP, Mariano Rajoy, protagonizaba, en 2009, un mitin en el yate de un clan de narcos y, un año después, se fotografiaba con un miembro de la Camorra en Tenerife, que estuvo a punto de ir en las listas 'populares' a las elecciones municipales. Son vinculaciones casuales, fortuitas o premeditadas con jefes del narcotráfico. En vísperas de las elecciones europeas, Mariano Rajoy, presidente del PP protagonizaba un acto electoral en el yate Moropa, propiedad de un clan de narcotraficantes. Así lo desveló el diario Público en marzo de 2011. La familia propietaria de la embarcación era conocida como el clan de Os Caneos, que confesó haber introducido cocaína a España por las costas gallegas. El 19 de mayo de 2009, dos días antes del inicio de la campaña para las elecciones gallegas, Rajoy participó en un acto en Cambados (Pontevedra), que incluyó un paseo por el muelle y la visita a la embarcación Moropa, donde se fotografió con miembros de su comitiva. En su intervención, porque hubo discurso, como es habitual en estos actos, el entonces líder de la oposición exigió–¡qué ironía!– más control en las importaciones pesqueras –“que se controle su legalidad”, dijo– y se comprometió a encabezar una “batalla por la transparencia”. Tras darse a conocer la propiedad del yate, el PP gallego alegó que lo de subirse al barco “no estaba previsto ni formaba parte del acto” y que aquella embarcación “era la única que había en aquel momento al principio del muelle y alguien sugirió que sería una buena idea fotografiarse allí”. En octubre de 2010, la ‘casualidad’ le jugó otra mala pasada a Rajoy, durante un acto en Tenerife. La foto del líder del PP junto a un presunto miembro de la Camorra, Domenico di Giorgio, puso al todavía líder de la oposición en apuros. Fuentes del partido, esta vez de Tenerife, volvieron a poner por delante el factor azar. “No podemos pedir un certificado de antecedentes penales de todos los que desean darle la mano”, se excusaron. Pero el presunto mafioso no era alguien que pasaba por allí, sino un simpatizante del PP, que había estado a punto de ir como número cuatro por el municipio de Adeje en las elecciones locales. Una semana antes del inicio de esa campaña escribió a la Junta Electoral para retirarse de la lista, aduciendo motivos personales, sin embargo, siguió activo durante toda la contienda electoral y, en su Facebook, Di Giorgio exhibió propaganda del PP hasta el día de la cita electoral. El mafioso fue detenido por la Policía.
En una entrevista en el diario “El Mundo”, el juez Vázquez Taín, que investigó y ordenó el encarcelamiento de Dorado, sostiene que, en esa investigación, a partir de 2001 y durante dos años más, hasta 2003, había conversaciones del ahora condenado con mucha gente, entre ellos Núñez Feijóo, pero que no se derivaron responsabilidades delictivas ni se detectaron indicios indicativos de nada. De esas palabras del juez, el líder de los socialistas gallegos, Pachi Vázquez, entiende que Feijóo ha mentido al afirmar que cortó relación con Dorado en 1998. El secretario general del PSdeG cree que Feijóo deben presentar su dimisión por haber mentido. En declaraciones a los medios, el presidente gallego reiteró que, desde que se publicaron sus fotos en “El País” con el narcotraficante Marcial Dorado, ha intentado “explicar la verdad de la situación, con la mayor celeridad posible, la mayor sinceridad posible y la mayor transparencia posible”. A ese respecto,recuerda que el juez Vázquez Taín, “que tiene todo el sumario y que investigó hasta llegar a la conclusión de que merecía una pena de prisión, ha hablado con claridad. El juez concretó que lo que yo estaba contando era cierto”. Pero Pachi Vázquez cree que la entrevista demuestra que Feijóo mintió y que mantuvo relación con Dorado hasta 2003. Precisamente ese año, según cuentaLa Voz de Galicia, Feijóo presentó su dimisión a Fraga poresa relacióncon Dorado, dimisión que no fue aceptada. El líder de los socialistas gallegos se pregunta, además, cómo fue investigado Núñez Feijóo para determinar que no había nada irregular.
“Alberto Núñez Feijóo –se puede leer en el blog Los Genoveses. S. A.– nace en Orense, allá por el año 1961. En Santiago de Compostela estudia Derecho. No se lo piensa dos veces y prepara las oposiciones de funcionario de la Xunta de Galicia. Su suerte cambia cuando en septiembre del 1991 se cruza en un pasillo con un genovés de postín, el veterano José Manuel Romay Beccaría, titular de la Consejeríade Sanidad y Servicios Sociales. Y, de mutuo acuerdo, le nombra Secretario General. En 1996, tras la victoria de Aznar, como otros muchos genoveses se traslada a Madrid para formar parte del nuevo gobierno. En el sorteo llevado a cabo en la sede nacional de Génova 13, Alberto es agraciado con el nombramiento retribuido de Secretario General de Asistencia Sanitaria en el Ministerio de Sanidad y Consumo, cuyo titular era casualmente, el mismo genovés con el que se había cruzado años antes en un pasillo: Romay Beccaría, y ese mismo año, dicho y hecho,pasa a convertirse en el nuevo Presidente del Insalud. Pero Alberto es un genovés inquieto y con ganas de ascender así que, entre mayo de 2000 y enero de 2003, pasa a ejercer la dirección de la entidad pública estatal, Correos y Telégrafos. Con un cierto olfato de superviviente, en el año 2003 regresa a Galicia para formar parte del Gobierno de la Xunta que preside Manuel Fraga Iribarne. El 18 de enero es nombrado Consejero de Política Territorial, Obras Públicas y Vivienda y un año después se convierte en Vicepresidente primero. Después de que Manuel Fraga, en las elecciones del 2005, se quedara descompuesto y sin su Xunta, tras la formación de un gobierno formado por el PSOE-BNG, Alberto tiene que buscarse la vida y, para ello, se agarra al escaño autonómico y, desde allí, entra en las guerras internas entre genoveses varios. Finalmente resulta vencedor, siendo elegido, a principios de 2006, presidente del Partido Popular de Galicia. Desde entonces no ha parado de hacer gestos de sumisión debida a su presidente del partido, el inefable de Mariano Rajoy. En las elecciones autonómicas, celebradas el 1 de marzo de 2009, con buenas dosis de marrullería y gracias también a ‘los méritos’ de la coalición PSOE-BNG, logra la victoria por mayoría absoluta (38 escaños). Mayoría que vuelve a obtener el 21 de octubre del pasado año, tras la disolución anticipada del Parlamento regional”…
“Si no se heredan los pecados de los padres –se pregunta Rafael Torres en Diariocrítico, bajo el título ‘Feijóo, la conspiración de la memoria’–, ¿cómo se va a contagiar uno de aquellos cometidos por el tipo con quien se hace una foto, o varias? Sin embargo, aunque los pecados de los padres no se heredan, sí, en tantos casos, la inclinación a cometerlos, pues uno, en el fondo, es su padre, por lo que lo de la foto, que a fin de cuentas no es sino una imagen congelada, un ‘souvenir’ plano del pasado, no está tan claro como el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, quiere creer o hacernos creer. Esas fotos en el yate del contrabandista devenido en narco, Marcial Dorado, tienen, según dice Feijóo como argumento exculpatorio, mucho tiempo, y es verdad, pero también lo es que él mismo también lo tiene, o, cuando menos, el suficiente para haberse hecho esas instantáneas con su amigo Dorado hace no tanto, unos 18 años”.
En el segundo, vemos y escuchamos al presidente del PP, Mariano Rajoy, en un acto de campaña en Cambados para las europeas del 2009. Y lo hace subido al barco Maropa, propiedad de una familia de narcotraficantes.
El tercero está protagonizado por unos parados que, desde la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, piden a los votantes del PP que no se crean la campaña de descrédito lanzada por el Gobierno.