Perdóname por creernos invencibles. Perdóname por todas las veces que te dije que no queriendo decir sí. Perdóname porque me pudieran más los años que el daño.
Perdóname por elegirte con palabras pero sin actos. Perdóname por las promesas rotas y las más de cien mentiras. Perdóname por creer que sería para ti, la primera, la última, la única.
Perdóname por arder y dejar que tú te quemaras conmigo. Perdóname por arrancarme el corazón y dejarlo a tu custodia. Perdóname por pensar en tus errores y olvidar los míos.
Perdóname por no decirte las cosas en hora y llegar siempre con retraso. Perdóname por no agarrar tu mano con más fuerza y no dejar que te desvanecieras.
Perdóname por las peleas, por los gritos y las rabietas. Perdóname por romperme el alma para hacerte el mayor de los huecos. Perdóname por acomodarme en tu espalda y hacer de tu cuerpo mi recoveco.
Perdóname por no saber qué decir cuando te fuiste y por no encontrar las palabras cuando volviste. Perdóname por pedirte que te quedaras cuando la puerta te llamaba a gritos.
Perdóname por dejarte estar, por abrir en canal el alma y las piernas. Perdóname por esperar, por esperarte a ti y por esperar de ti.
Perdóname por querer quedarme contigo hasta el final de los tiempos. Perdóname por el drama y la locura, supongo que nací con ello. Perdóname por no correr lo suficiente y no llegar a tiempo.
Perdóname por vivir acelerando. Perdóname por romperme el corazón a ostias con tu alma. Perdóname por no perdonarte y por no perdonarme a mí misma. Perdóname por pensarte hasta secarme las venas.
Perdóname por todo, pero no me perdones por quererte, porque eso, eso no tiene perdón.