A pares

Por Jcbarona

Fijaos qué idea tan chiquitita y cuánto puede llegar a estirarse. ¿Cómo ordenáis vosotros los calcetines? Si vives solo será más fácil y es de imaginar que no me refiero a los peculiares, los que tienen algún dibujo o diseño especial, a estos se les identifica rápido, sino a los comunes, como tú y yo. Nosotros somos cinco en casa y el papá, que es este que escribe, hace años que se decantó por el calcetín negro de ejecutivo.

Tengo muchos, de marcas y épocas distintas lo que los hace especialmente juguetones. Se juntan grandes cantidades y emparejarlos es lo más parecido a un rompecabezas.


¿Habéis visto qué formales vienen en su caja cuando los compras, abrazados o cogidos de la mano, casi fundidos en un solo par? ¿Sabrán que su destino será enfundarse en otro par pero de pies simétrico, y la zozobra que les espera de andar uno detrás del otro sin poderse juntar más que cuando retornan al hogar de su dueño?, donde se quitará los zapatos para caminar con ellos puestos, ¿cuánto rato?, ahí podrán frotarse de nuevo, cambiar impresiones y retomar el contacto desde el pie o en el cesto de lavar.Qué impresión debe suponer la del agua y el jabón girando a miles de revoluciones. De nuevo a un cesto pero de ropa limpia, junto a un montón de prendas extrañas, otros hermanos calcetín idénticos y aquellos otros parecidos pero mayores, gastados y viejos…¿Sabré juntar a la pareja de nuevo?, lo veo prácticamente imposible como no les hiciera una marca. Con suerte, y la alegría que me da, encontraré a su hermano o a su primo. Con frecuencia estaré juntando generaciones y razas tan diversas, y lo veo, que a saber cómo resultan. ¿No será por eso que huelen y duelen los pies? Parejas nuevas cada vez. Calcetines condenados a entenderse, amigarse y hasta enamorarse, por qué no. Quizá vivan cada lavado como nosotros la noche, las mudanzas, los cambios importantes —de época, de estación, de barrio, de amigos, de trabajo—, las separaciones o el divorcio, la muerte y la resurrección…Deberíamos prestar más atención a los calcetines, dejar de buscar tanto ahí arriba y mirar más al suelo para vivir la vida ¿con su frialdad?, ¿con el calor que dan?; ¿No será que ese calor proceda más de su manera de enfocar la amistad, el trabajo, la vida y la muerte que de la cantidad de poliéster en su composición?
Piensa en ello la próxima vez que compres, laves y ordenes calcetines. Medita sobre esas vidas azarosas y aventureras. Hazles un cariño y al acercártelos al oído escucha lo que tuvieran que decirte por si se estuvieran organizando bastante mejor que el par que a veces  formamos tú y yo.