Sigamos la recomendación del pontífice y alcemos el nivel de la protesta para acabar con la injusticia, el abuso de poder y otros vicios, fuertemente afincados en España, país al que sus pésimos dirigentes políticos han convertido en uno de los espacios mundiales donde el mal reina con mas descaro y fuerza.
El Papa ha denunciado que esta sociedad está narcotizada y acostumbrada a aceptar el mal y ha alentado a los cristianos y a la gente con conciencia y sensibilidad que combata el mal y lucho por instaurar en la sociedad valores y virtudes que hacen del mundo un lugar decente y digno.
Cientos de miles de españoles están ya luchando para mejorar la situación de España, país postrado por culpa de los errores, abusos y calamidades de la clase política, que en lugar de ser ejemplar e impulsar el bien, como es su deber, ha patrocinado la corrupción, la impunidad de los poderosos, el saqueo, la estafa, el desempleo y otros muchos dramas que hacen de España un país injusto, desequilibrado y malo para los pobres y desamparados.
Casi tres millones de jóvenes españoles están en la desesperación sin poder encontrar trabajo, mientras los gobernantes siguen estrangulando la sociedad con impuestos abusivos para que ellos no les falte nunca el dinero abundante. Todo retrocede en España, desde los derechos cívicos y la calidad de los servicios, la justicia y la protección de los débiles, menos el lucro y la abundancia de los políticos y de sus amigos los ricos y poderosos.
Es cierto que la Cuaresma, según las tradiciones cristianas, es un tiempo de amor que prepara para la redención de Jesús, pero también es la etapa del año donde se recrudece y encona el combate contra el mal, como ha recordado hoy el papa.