¡A por la primeriza!
Así me he sentido yo en los primeros años de ser mamá. Tenia 21 años, inexperta en todo lo habido y por haber y cada vez que sacaba a mi pequeño de paseo ellas me atacaban. Para mi era como una peli de terror, salia a la calle y estaban ellas, había una en cada esquina y reunidas en el parque esperándome a mi y a más victimas indefensas estaban las más ásperas.
Las Caza-primerizas.
Aquellas señoras con miles de recetas infalibles en solapa, seis hijos vagos y un marido afiliado al bar de la esquina.
Siempre sabían de todo, me impedían besarle a mi bebe en la mejilla "que le salen granos!", que me dictaban la vida cada vez que les hacia una pregunta..
Yo, la primeriza que cogía al niño con un solo brazo ignorando el riesgo de "desnucarlo"; que hacia tortilla española sin freír previamente las patatas; que desteñía y teñía cientos de piezas en la lavadora;que cosía los bajos con cinta termoadhesiva; que acumulaba polvo en los muebles más altos y que no tenia amigas para tomar café y despotricar de la vida ajena.
La que no se ponía rulos ni se hacia la manicura antes de sacar al niño, ni hacia pedidos en sus revista Avon. No frecuentaba sus reuniones Tupperware ni iba a la misa los domingos.
Y era triste pasar entre miradas y cuchicheos en un momento tan difícil.
Estaba muy sola si, y cada vez que me veían me miraban como si fuera yo un apetitoso filete...iban todas a por mi! Que miedo pasé en estos años.
Pero el tiempo pasó y sobrevivi a estas miradas, crié a dos hijos sanos y aprendí a hacer tortillas!
Los bajos aun los prefiero hacer con la termoadhesiva jaja y con la lavadora me llevo de maravilla!
Un día me vi corrigiendo a una primeriza de mala manera y me acordé de mi juventud... No quería ser una caza-primerizas!
Ahora que ya no somos tan inexpertas, cuidemonos de no convertirnos en autenticas caza-primerizas!
Es ver a una jovencita con un bebe medio atareada y zás, la atacamos.
La primeriza necesita compañía, comprensión y ayuda, no que le demuestres que eres cien veces mejor que ella,porque en realidad sabes que no lo eres.
Necesita que le digamos que nosotras también hemos metido la pata hasta aprender y que también nos hemos sentido inseguras y que en realidad aun seguimos siendolo.
Necesita una mano tendida, una amplia sonrisa y buenas tardes de charla.