A propósito de Wikileaks

Publicado el 09 diciembre 2010 por Manuelsegura @manuelsegura

El fenómeno desatado con Wikileaks pone en evidencia que, quizá ahora sí, la prensa pueda convertirse en eso que algunos llamaron el cuarto poder, algo que siempre se dijo. Hasta ahora, prácticamente, los Gobiernos podían controlar la información, es decir, lo que podían saber y lo que no debían conocer los ciudadanos. Sin embargo, la cascada de revelaciones de este portal ha supuesto una situación de descontrol hasta ahora desconocida. Que se filtren desde el Departamento de Estado de los Estados Unidos más de 250.000 documentos no me parece una casualidad. A los avances tecnológicos hay que unir que cada vez son más precisos los intentos por intervenir una información considerada de alto secreto. Y ésta es la prueba.

Wikileaks no es un colectivo altruista de hackers que se dedican a boicotear y a entrar en los ordenadores supuestamente blindados, como hacía aquel jovenzuelo en la película Juegos de guerra por simple curiosidad. Esto va más allá. El otro día leí que Wikileaks está compuesta por 5 personas digamos que en plantilla, unos 500 colaboradores y miles de voluntarios repartidos por el mundo.

A mí, todo esto me recuerda mucho a lo descrito por el periodista y escritor sueco Stieg Larsson en su trilogía Millenium. Hay muchas connotaciones de similitud en todo este entramado.

Y otro dato más que no debemos olvidar: Wikileaks ha elegido medios escritos, tradicionales y de gran difusión e influencia, para que actúen de altavoz en la propagación de sus revelaciones. Son el diario británico The Guardian, el estadounidense The New York Times, el francés Le Monde, el español El País y el semanario alemán  Der Spiegel. Es decir, hablamos de un entramado perfectamente combinado entre última tecnología (Internet) y periodismo de siempre (prensa de papel).

*Post elaborado con los argumentos que he esgrimido hoy en una tertulia periodistica celebrada en el programa ‘Hoy por hoy’, de la Cadena Ser en la Región de Murcia