Un comercial con alguna cana y muchas crisis. La económica, claro, la profesional y las personales. Demasiados kilómetros Salva, demasiadas noches fuera de casa como para llamarla así. El lirismo del perdedor. ¿Clichés? Sí. Y qué. Ya está Antonio Dechent ahí para hacernos sentir miseria, para con una mirada, abrir la herida y sazonarla con sal. Ser capaz de mostrar la colisión interna que se produce cuando ves que todo se pudre. Esa mirada hundida que inexplicablemente no valió una nominación a los Goya.
La mirada es el asidero de los actores, y Xavi Puebla, sabiendo lo que tiene, le concede importancia al primer plano, sumergiéndonos en los ojos de su dupla protagonista. Dechent y su mirada agotada; la estúpida y bella inocencia de la de Valverde. Además, desde el guión Puebla -junto con Jesús Gil Vilda- hace un ejercicio narrativo impecable, adentrando al espectador en el nada limpio mundo de los comerciales, ya da igual que sean de grandes marcas, entidades financieras o corredurías de seguros. Con visiones veladas hacia la actual crisis económica, aparte de las desasosegantes circunstancias de los personajes, al director catalán le da tiempo a contar todo esto en 80 minutos.
Merecen mención Nick Nolte, por arriesgar y aceptar un papel pequeño en una película pequeña -su distribución es paupérrima-, y Héctor Colomé, genial encarnando las putadas que llegan con la vejez.
A puerta fría pasará inadvertida por la masa, desgraciadamente. Ojalá me equivoque, y así el mejor estreno español en lo que va de año no tenga que dedicarse a vender cámaras Grundig.