Los niños españoles tienen en sus manos estos dispositivos a edades muy tempranas. Y de forma generalizada. Tres de cada diez chicos de 10 años poseen un móvil. A los 12 años disponen de esta herramienta el 69% de los chavales. Y a los 14, el 83%. Son datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que evalúa el uso de nuevas tecnologías por parte de menores de 10 a 15 años. No recoge datos por debajo de esa edad. Pero los expertos advierten de que ya hay muchos niños de nueve años manejando estos dispositivos. «Incluso algunos con cinco años saben lo que es un iPhone», afirma Juanma Romero, fundador y director de Adicciones Digitales.
Presión social
Lo más frecuente es que cuando el niño cumple doce años los padres se rindan ante las nuevas tecnologías. «Los chicos no tienen todavía madurez suficiente, pero los padres les compran el móvil para tenerles localizados. Tampoco pueden aguantar la presión de los hijos y del entorno», dice Juama Romero.
En efecto, la presión social es tremenda. Incluso «Las propias compañías ponen en marcha toda su maquinaria de márketing para vender los smartphone cada vez a edades más tempranas. Algunas pretenden que sea a los ocho años», explica Óscar González, profesor de Primaria y director de Escuela de Padres con Talento.
Llegada al instituto
A los doce años, el paso de Primaria a Secundaria supone una revolución. «A esas edades se forman grupitos de amigos en el WhatsApp (el servicio más utilizado por los adolescentes). Si el chico no tiene móvil está fuera de ese canal de comunicación en el que se entera de muchas cosas y en el que pertenece a un grupo, algo fundamental a esas edades», señala el profesor González.
Pero eso entraña riesgos: estar siempre pendiente del móvil incluso por la noche, restando horas al descanso; no estudiar o incumplir con las actividades diarias; usar el móvil en clase con la consiguiente sanción… Lo peor: ser víctima de ciberbullying; colgar imágenes comprometidas en redes sociales; contactar con desconocidos…
Por esos y otros muchos motivos, ambos expertos creen que hay que retrasar el uso del móvil todo lo que se pueda. A partir de los 14-15 años es la edad adecuada para utilizarlo de forma más sensata y con mayor madurez. «Ya se han asentado en el instituto, poseen su grupo de amigos fijo, conocen y controlan su entorno… E incluso si es un buen chico el móvil puede ser un gesto de confianza de los padres», dice González.
Lo que deben hacer los padres para un uso responsable
—Debemos dejar bien claro a nuestros hijos lo que pueden o no hacer con el móvil.
—No permitir que se lo lleven a la cama por la noche. Aunque argumenten que esperan el último mensaje de un amigo o amiga. Eso les crea ansiedad y, a veces, el mensaje no se recibe. Por eso, dejan de dormir. El móvil tiene que estar apagado, porque ante cualquier urgencia están los padres.
—Los padres deben dar ejemplo. Y dejar de lado el móvil en casa, solo para cuestiones urgentes, no obsesionarse también con el WhastApp.
—Concienciárles que el móvil en clase tiene que estar apagado.
—Al principio, se puede dejar el móvil durante el fin de semana. Poco a poco y según sea o no responsable, se irá ampliando ese periodo.
Fuente : ABC