Revista Opinión

¿A qué estarías dispuest@ a renunciar por un mundo mejor?

Publicado el 11 diciembre 2012 por Jocoma

¿A qué estarías dispuest@ a renunciar por un mundo mejor?


¿A qué estarías dispuest@ a renunciar por un mundo mejor?
Mi amigo Fer me contestó que renunciaría a lo segundo, pero de ninguna manera a lo primero. Tenía un orden de prioridades. Me hablaba de su primer objetivo como alguien que sabía lo que quería. Me decía que su trayectoria le había llevado hasta ese convencimiento y que no estaba dispuesto a ceder prácticamente nada. Estaba claro; tenía unas convicciones y no estaba dispuesto a dar ningún rodeo ni paso atrás para conseguirlas. Era bastante consciente de la situación. Sabía que había unas reglas de juego muy poderosas impuestas desde arriba por intereses distintos a los de la población; era consciente de que lo tenía “muy difícil”; estaba al corriente de que con las actuales leyes, presentarse a unas elecciones cada uno por su lado era lo que había estado pasando desde siempre… y sin embargo aún sabiendo que llevaba las de perder, no estaba dispuesto a dialogar con fuerzas políticas afines. Le hablé de los “votos inútiles”, él lo entendió como contraposición a los “votos útiles”, le dije que no era eso; le hablé de que algún día haré un estudio sobre los votos “perdidos”, los que las leyes (esas leyes seguramente tan justas) desechan y hacen que no sirvan para nada. Creo que entendió lo que quise decir. No nos queda más arma que nuestro razonamiento; y luego tenemos que hacerlo llegar a quien quiera que esté dispuesto a verlo; pero a través de los partidos políticos convencionales… perdona que dude.
Sabíamos los dos que ante esa pregunta, hay un buen puñado de gente que nos diría: “¿Renunciar a algo por un mundo mejor? ¿Pero es que este no es bueno? ¿Qué tiene de malo? Tengo trabajo, gano dinero (poco pero gano), tengo coche, casa, mujer, hijos… voy de tarde en tarde a un espectáculo, hago algún viajecito y escapadas/puente. ¿Qué más puedo pedir? Otros están peor. El mundo es como es y lo que hay que hacer es situarse bien dentro de él”. Sería la respuesta del egoísta espabiladillo; del pragmático; del “aquí quien la coge es para él”, del insolidario, del insensible al dolor ajeno… “sí, habrá cosas por ahí que puede que no sean correctas, pero mientras no me pase a mí… de todas formas, con dinero solucionado… hay que hacer dinero por lo que pueda pasar”. Esta gente ya sabes a quien va votar (le dije a mí amigo); muy simple: a los conservadores; sin riesgos para sus intereses. Son una causa perdida.
¿A qué estarías dispuest@ a renunciar por un mundo mejor?
Luego tenemos a los veletas, la mayoría silenciosa, los grises, los que no se enteran mucho de la cosa y no quieren enterarse. Son los del típico “dame pan y llámame tonto”, van como zombies por la vida y votarán a quienes crean que les conviene; depende de hacia donde sople el viento en esos momentos. Aquí hay terreno para trabajar. El problema es que “para hacerte con ellos” la batalla es desigual. Los medios se los llevarán de calle por donde quieran. Tenemos la batalla prácticamente perdida. Esos medios están en manos del enemigo.
Y después vienen los “conscientes”, los enteraos, los luchadores por una “justicia social”, los desinteresados, los altruistas, aquellos a los que les preguntas: ¿Y tú a qué estarías dispuest@ a renunciar por los demás? “¿Yo? A nada. Mi verdad es la verdad”. -¿Pero no te das cuenta de que “la verdad” no existe y que todo es relativo? ¿No crees que si sacrificaras algo de esa “verdad” probablemente acortarías esa ruta hacia tu objetivo? ¿No ves lo que están haciendo los poderosos con sus medios, que recogen los votos de gente que no se entera demasiado y que les están dando carta blanca para que hagan lo que les venga en gana?
¿A qué estarías dispuest@ a renunciar por un mundo mejor?
Amigo; quieres luchar por tus semejantes, sabes que la contienda es desigual, dices que sólo desde la organización y disciplina de un partido legal que entra a juego se puede hacer para cambiar el mundo, pero te quejas de que las normas han sido hechas por los poderosos para sus intereses… les haces el juego, y cuando escuchas que hay otros que denuncian los abusos (15M), que encima según dices estás de acuerdo con la inmensa mayoría de las cosas que dicen… entonces vas y rompes tu fe en a ellos porque no se ponen a “jugar” las reglas del Sistema, porque no se convierten en Partido.
Como ya eres mayorcito y has visto muchas cosas (le dije), vamos a reconvenir en que hay personas de todas clases; que podemos agruparlos según sus actitudes; que hay militantes, activistas, despistados, desprendidos, intelectuales… sabes que hay personas que no pueden estar dentro de una disciplina de partido… si eres capaz de ver eso ¿cómo no lo eres de sacrificarte y ceder objetivos por un bien común? ¿Sólo porque no te lo dice tu partido? ¿Los que no estamos militando en un partido político, no tenemos cabida en este mundo? ¿Se puede ser “independiente”?
Vienen nuevos tiempos. Hay que replantearse cosas. Estamos en crisis y esto nos va a ayudar. ¡Estoy en crisiiiiis! ¿No serías capaz de ponerte en mi lugar y tratar de comprenderme un poco? No me gusta el Sistema. No quiero jugar a su juego, llevamos las de perder. Déjame que encuentre mi lugar en esta vida, por favor. No me pidas que me afilie a ningún partido político. Cada cual es como es. Respétame esto, amigo.
¿A qué estarías dispuest@ a renunciar por un mundo mejor?
Si lo que me preocupa es la objetividad, si lo que quiero es aproximarme a una visión lo más completa posible de la realidad, si lo que yo creo que necesito es independencia… ¿cómo voy a someterme a una disciplina de partido que además tiene un puñado de cosas que no comparto? Yo no quiero renunciar a mi independencia; ¿quieres tú renunciar a tus posicionamientos y pactar con gente afín, con “pequeñas” diferencias, para conseguir un objetivo común, llegar a entendimientos y “luego ya veremos”? ¿Verdad que no? Aprecio y valoro tu posición de lucha en el terreno en que lo estás haciendo. Hay demasiados intereses egoístas por el voto, pocos por las personas –Me lamento.
Repetimos errores, y repetimos más errores, y volvemos a repetir errores. Y nosotros sin ceder, sin renunciar ni un poco. ¡Cómo se ríen de nosotros! Ellos sí están bien organizados con las leyes hechas por ellos mismos a su conveniencia.
Caña a la presión que te pide cosas que no quieres hacer.
Juan-Lorenzo                                       Este artículo pertenece a la sección: Política
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