En Liga camina sin rumbo y ya se encuentra a dieciocho puntos de un imparable Barcelona y ocupa un pobre tercer puesto a siete puntos de su otro rival, el Atlético de Madrid. La competición de la regularidad ha dejado de ser el principal objetivo del club blanco, que ha tenido que centrarse en las dos competiciones restantes.
El empate y la imagen dada ante el Osasuna, deja entrever que Mourinho quiere gastar sus últimos cartuchos en una competición que el madridismo añora. La titularidad de Higuain tras la última lesión o los minutos proporcionados a jugadores que no son habituales hacen pensar que Mourinho está preparando a su equipo para afrontar con más garantías físicas la segunda mitad de la temporada.
El técnico portugués sabe que la Champions haría olvidar la mala temporada en la Liga. Jugársela a una carta tiene la ventaja de que; si le sale bien la liga inglesa le recibirá con los brazos abiertos y el madridismo lloraría su adiós. Por el contrario, un año en blanco (la Supercopa no sacia las ganas de triunfo de un club tan exigente) le haría perder credibilidad y dejaría las puertas abiertas a su salida del club.