España ya era antes, incluso en tiempos del PP, un paraíso para los políticos, gracias a que aquí tienen más ventajas, privilegios e impunidad que en cualquier otro país de Europa, pero ahora es también, gracias a los socialistas y comunistas que gobiernan, el paraíso mundial de los chorizos y de todo tipo de delincuentes políticos, gracias a que los delitos de sedición y malversación han desaparecido o han sido despenalizados.
A partir de ahora, robar dinero público en España sale barato, si es para el partido o para amigos y allegados porque las penas por ese delito son livianas. Más barato sale todavía dar un golpe de Estado para romper la unidad de la nación, como hicieron los delincuentes nacionalistas catalanes hace unos años, a los cuales indultó el gobierno de manera incomprensible. Para colmo de males, las leyes del "Sí es Sí" están liberando o reduciendo los castigos de cientos de pederastas y violadores.
Los socialistas llegaron al poder envueltos ya en el peor de los delitos políticos, que es estafar a los votantes, a los que prometieron luchar contra la corrupción, pero lo que han hecho es dar facilidades a los corruptos y construirles aquí un paraíso vergonzoso, donde sus delitos apenas son castigados.
También dijeron que no pactarían con los comunistas y con los golpistas catalanes y hoy gobiernan con los comunistas sentados en el Consejo de Ministros y con el golpismo apoyando sus presupuestos y leyes.
La construcción por el sanchismo de ese paraíso para chorizos y delincuentes ha deteriorado seriamente las defensas del Estado español para contentar a golpistas y delincuentes políticos catalanes. Ese motivo sucio hace que la despenalización de la malversación y la eliminación del delito de sedición, además de indignación, produzca asco.
La apuesta del sanchismo por la podredumbre de España ha provocado cierta reacción de casi 400 ex altos cargos socialistas, que han firmado un manifiesto en contra de reformar los delitos de sedición y malversación, avisando que cambiar los delito de sedición y malversación "estimula" atentar contra la Constitución y facilita la delincuencia política y el abuso de poder.
Entre los firmantes, están José Luis Corcuera, Cesar Antonio Molina, Virgilio Zapatero y Nicolás Redondo, todos ellos socialistas de prestigio.
Tenían que haber llegado más lejos porque el sanchismo es insensible a los argumentos y al amor a la nación, pero se han limitado a firmar un documento con el que Sánchez, probablemente, se ha limpiado el trasero.
Hechos tan graves como el asalto al poder judicial, la ocupación del Tribunal Constitucional, el sometimiento esclavo de la Fiscalía a los deseos del gobierno, el reparto opaco y sospechoso de los fondos europeos, los beneficios inmerecidos que Sánchez otorga a catalanes y vascos, siempre en detrimento de otras autonomías leales a España, y la aprobación de leyes inicuas han roto todos los lazos que unían al PSOE y al comunismo con la España decente y digna, aquella que quiso construir una democracia después de la muerte de Franco, basada en el perdón mutuo y el olvido del pasado violento, un sistema que los malditos políticos de Sánchez han dinamitado.
Tras las últimas suciedades y traiciones, España está dividida en dos mitades, que no son la derecha y la izquierda, sino la España corrupta, viciosa, delictiva y adicta al dinero fácil, que votará sin duda al comunismo o al sanchismo, y la España que quiere resurgir, la del esfuerzo y el amor a la nación y la democracia, la decente, la que sigue creyendo que el perdón y la unidad es el único camino hacia el futuro, que jamás entregará su voto a Pedro Sánchez ya los que le acompañan en el saqueo de España.
Francisco Rubiales