Aristocles.Tus correos cada vez son más largos y estoy tentado de abandonar, pero es verdad que fui yo, con mis preguntas el que inició estaconversación, así que seguiré un poco más. El mito que me cuentas pretendetener alguna utilidad, pero como mito es una fantasía, algo que difícilmentepuede haber ocurrido, seguro que los mitos pueden interpretarse y que la partemás inverosímil no será la más interesante, o habrá que traducirla en otrostérminos, sin embargo, si mi ocupación en temas filosóficos es casi nula, en loque respecta a mitología no le va a la zaga. Por lo tanto, te pido que meaclares lo que quieres decir con este mito.
Arístides. Deberíapedirte disculpas, puedo que sean un poco excesivos los últimos correos, perola introducción a la Filosofía no es una asunto fácil, mejor, la introducción ala Filosofía es cosa difícil, a veces dificilísima, pero no imposible, así lodice José Luis Pardo en la obra que ya he citado La regla del juego.En todo caso no hay acceso fácil a los problemas de la Filosofía. Con el mito,y paso a aclararlo tal y como me pides, aclararlo, se entiende, en relación con la definición de Filosofía quete propongo. En el mito se introduce un elemento muy importante para entenderla Filosofía como teoría de lo que hacemos, me refiero a la cuestión de quiénhace y quién teoriza. En el mito aparece dibujado el sujeto que hace, a saber,que produce y usa, en un sentido distinto al hacer del resto de los animales.
Aristocles. Deacuerdo, he releído el mito y efectivamente las actividades que llevan a cabolos seres humanos se distinguen del resto de los animales, sin embargo, ysiempre según el mito este tipo de actividades “los emparenta con los dioses”,ya que han recibido la técnica y la política de ellos. Entonces el hacer del que teorizamos tiene un origen divino, pero supongo que este punto nolo aceptarás, no harás de la explicación algo que pertenece a los dioses, dehecho como advierte el tópico escolar la Filosofía suele entenderse como untipo de discurso lógico frente a explicaciones míticas que utilizaba la antiguaGrecia.
Arístides.Efectivamente, tanto los haceres como la teoría de los mismos y el sujetocaracterizado en el mito no puede ser explicado apelando a causas de lasque no podemos decir nada. Como puedes advertir en los dos primeros párrafosdel mito se plantea la cuestión de la especificidad del ser humano que como norecibe ninguna en el reparto inicial, Prometeo y Epimeteo se ven obligados adarles el saber técnico que es propio de los dioses. Para explicar esta falta ono de especificidad natural, biológica, tenemos la teoría racional que máséxito ha tenido porque es la que mejor refleja los hechos que nos han traídohasta aquí. La teoría es la selección natural que plantea Darwin en Elorigen de las especies. La teoría de Darwin junto con todos los avances,especialmente la genética, de estos últimos 150 años, deben explicar lacaracterística del tipo de hacer humano.
Aristocles. Y, ¿enqué consiste este hacer humano?
Arístides. El hacerhumano tiene una peculiaridad que hace que la producción natural de formasadquiera verdaderamente un relevo nuevo, en el sentido de que se puede hablarde artificiosidad. La naturaleza produce formas pero hay un tipo de formasnaturales que adquieren una realidad que no puede ser denominada natural sinproblemas y que requiere otra consideración. Y el elemento clave es lamediación. A saber, hay animales que guardan o conservan alimentos para suposterior consumo, y otros que para resolver la alimentación utilizan yproducen herramientas. La estrategia de conservar herramientas es lacombinación de dos mediaciones que quizá contribuyó a un segundo momento que esel de construir herramientas con otras herramientas. Este tipo decomportamiento ya no puede considerarse animal sino que inventa, construye loque podemos denominar espacio antropológico.
Aristocles. Por loque yo sé la característica de conservar herramientas y hacer herramientas conotras herramientas no es exclusivo de nuestra especie, recuerdo cuandoestudiaba, allá en mi adolescencia, que las especies que eran capaces de taltécnica se llamaban Homo habilis, Homo erectus y Homo neanderthal. Cada unarepresentaba una evolución técnica y aumentaba la complejidad de la misma.
Arístides.Efectivamente, la caracterización del espacio antropológico basado en laconservación de herramientas es en realidad una problematización que permitevislumbrar que aunque hay cierto salteo entre naturaleza y técnica, esto nosignifica que seamos capaces de apuntar al lugar y momento exacto en el queeste salto se da. La tesis en realidad es más radical. Lo que entendemos pornaturaleza sólo es entendible desde este lugar llamado antropológico, por tantono hay comprensión de la naturaleza que no sea la que proporciona la capacidadtécnica que supone conservar herramientas. Citaré a un autor más del que creoque es el que mejor plantea esta cuestión. El autor es Gustavo Bueno. Y lostextos los puedes encontrar en http://filosofia.org/filomat/index.htm
Sujeto operatorioEl materialismo filosófico prescribe partir, por tanto, del sujeto operatorio actuando ante otros cuerpos, así como del análisis de las condiciones («fenomenológicas») implícitas en esta situación dialécticamente originaria. Este análisis nos permitirá, por ejemplo, precisar que el «punto de partida» no es tanto la consideración de la «inserción del hombre en el mundo» (consideración que arrastra una excesiva construcción metafísica: «Mundo», «Hombre»), sino la constatación de la actuación de sujetos operatorios concretos (dados en el campo antropológico-histórico) ante cuerpos de su entorno también muy precisos, y en esto cabe cifrar el «privilegio» que el materialismo filosófico reconoce a los cuerpos, y más precisamente, a los cuerpos vivientes, puesto que los sujetos corpóreos son organismos en el conjunto de la realidad, de la materia. El análisis fenomenológico de la misma actuación de los sujetos operatorios (en operaciones tales como «empuñar una hacha de silex», «disparar una flecha», pero también «masticar» o «aprehender el alimento») nos permite constatar la condición apotética de los cuerpos a los cuales el sujeto corpóreo aplica sus operaciones
PraxisEl término «praxis» es utilizado aquí por oposición al término «conducta». La conducta es un concepto etológico o psicológico; la praxis es un concepto antropológico (la praxis presupone la conducta, y aun vuelve a ser una nueva forma de conducta cuando, por ejemplo, se automatiza como rutina). Hablamos de la conducta (no de la praxis) de la araña tejiendo su tela, pero hablamos de la praxis de los trabajadores en un telar. La determinación de la frontera entre conducta y praxis debe ser discutida en cada caso. En general suponemos que la praxis es el resultado de anamórfosis de conductas previas, lo que implica que será preciso contar con configuraciones culturales, sociales e históricas muy complejas en cuyo ámbito puedan refundirse determinadas conductas de homínidos, incluso de hombres primitivos, para dar lugar a la forma de la praxis. La idea de praxis, entendida de este modo, se corresponde muy de cerca con el significado, en español, de la expresión hacer humano –en la medida en que ese hacer ha incorporado tanto el agere latino (que corresponde a la praxis de Aristóteles, que, según él, estaría moderada por la frónesis, prudentia) como el facere latino (que corresponde a la poiesis aristotélica, moderada por la techné, ars).
Normas
Las normas, consideradas desde una perspectiva genética, son las rutinas victoriosas. La conducta normada (o normalizada) es la forma de conducta mediante la cual caracterizamos a los hombres por respecto al resto de los animales. La conducta normada de los hombres (a diferencia de la conducta meramente pautada de los animales, que analizan los etólogos) implica el lenguaje fonético articulado, la composición o descomposición operatoria (artificiosa, prudencial) de términos según planes o programas tecnológicos, de caza, &c., a través de los cuales se estructura la vida humana, en cuanto tal. Por este motivo las conductas normadas (por ejemplo, las ceremonias) son siempre algo más que rituales zoológicos (rituales de cortejo, rituales de ataque); implican mitos, construidos con palabras, a través de las cuales las propias operaciones, «ritualizadas» o no, o sus resultados, se organizan según figuras características (por ejemplo, la figura de una «ceremonia de coronación» o la figura de un «palacio»). Desde un punto de vista gnoseológico podría decirse que las normas desempeñan en el ámbito de las ciencias humanas (Lingüística, Economía política, Ciencias morales, Etnología, Ciencias de la religión...) un papel análogo al que desempeñan las leyes naturales (la Ley de Snell o la Ley de la gravitación) en el ámbito de las ciencias físicas o naturales. Las leyes naturales nos permiten entender la organización de los fenómenos cósmicos (mecánicos, químicos, termodinámicos, biológicos...) de modo parecido a como las normas (podríamos denominarlas: leyes normativas) nos permiten entender la organización de los fenómenos antropológicos (lingüísticos, políticos, tecnológicos, culturales...)