A quien tenga hambre no le des pescado, enseñale a pescar...

Por Gabrielschwartz
A quien tenga hambre no le des pescado, enseñale a pescar.
Este proverbio de origen incierto bien puede ser considerado como "bíblico". Aunque no profesemos ninguna religion, lo "biblico" es percibido como una especie de ley que, tarde o temprano, se cumplira.  Es así como el trabajo hace honor a esta enseñanza ancestral: "al que tenga hambre, enseñale a trabajar", podría adaptarse esta máxima.
Sin embargo, muchas veces, decidimos "dar pescado" para conseguir resultados rápidos o para calmar las exigencias. Quizás, estos últimos años de recomposicion de salarios y logros sindicales hayan sido útiles para distribuir de una manera mas equitativa la "torta de pescados": es un placer ver como muchos han progresado y generaron  una mejor calidad de vida. Sin embargo la política de dar pescado debe ser analizada con atención ya que quienes no están recibiendo ayuda se sienten mal recompensados, probablemente ahorren algo de esfuerzo y sean menos productivos en sus propias tareas y, consecuentemente, la próxima torta no sera tan grande o nutritiva como la anterior.
Asistimos, semana a semana, a pequeñas o grandes situaciones que representan estas conflictivas y generan tensiones, amenazas de paros y discusiones poco fructíferas que conforman un verdadero circulo vicioso en el que todos, finalmente, perderemos.
Parecería que el proverbio se transformase en "a quien tenga hambre, enseñale a pedir".
Buscar únicos responsables, a manera de chivo expiatorio, en los sindicatos o el gobierno, es una manera de evitar la responsabilidad de cada uno de nosotros, como actores de esta puesta en escena.
Posicionarse como víctima solo genera polarizacion y, poco a poco, nos encontraremos buscando la manera de presionar a clientes y proveedores para conseguir aumentos o disminuciones de costos.
Quizás la solución a estos dilemas debe elaborarse en conjunto para conseguir beneficios mutuos y consensuados. Encarar las dificultades con una mentalidad abierta y buena disposicion que permita que cada una de las partes pueda cumplir con sus intereses.
Tenemos por delante el desafío de ser verdaderos profesionales, expertos en lo que hacemos:
Construir soluciones, ser confiables y equitativos.
Tomar recaudos, pero sin exagerar.
Invertir y producir para generar beneficios y que estos beneficios alcancen a todos los que participan del trabajo.
Deberiamos ir poniendonos de acuerdo en el COMO.
Seremos capaces?