Cada vez que los hermanos Coen nos traen una nueva película sabes que vas a ver algo que no dejará indiferente a nadie, ya sea una comedia, un drama o una película inclasificable como ésta.
A Serious Man está ambientada en un barrio residencial de Estados Unidos en los años ´50 y concretamente en el contexto de una familia judía. Es un retrato minucioso de los judíos de aquella época llegando casi a la parodia; la sensación que da es que están hablando de algo que es familiar para ellos, de hecho, se basaron en su propia infancia para escribir el guión.
El ritmo es muy lento y todo lo que ocurre es importante y a la vez no lo es. Transmite la sensación de que va a ocurrir algo trascendente en cualquier momento o que el protagonista va a explotar de una manera u otra. En cierto modo, recuerda a Barton Fink por esa atmósfera extraña y cargada y también por la lentitud, sin embargo A Serious Man no llega a ser el peliculón que es Barton Fink, en mi opinión.
Puede resultar muy aburrida o muy absorbente, depende de quien la vea; y es de las que hace pensar durante un buen rato o incluso días para poder comprender ciertas cosas: todo está abierto en cierto modo a la interpretación del espectador. Y es algo que se agradece porque es difícil encontrar una película que te haga pensar de verdad y no te lo de todo mascado. Por suerte, los Coen siguen confiando en la inteligencia del espectador.