Y como tal no voy a hablar del debate, sino de sus consecuencias, porque parece que las ha habido. Resulta que el candidato popular decía ayer que no había sido él mismo por temor a parecer machista. De hecho Arias Cañete decía que "el debate entre un hombre y una mujer es muy complicado" ya que si "haces un abuso de superioridad intelectual parece que eres un machista que estás acorralando a una mujer indefensa", ¡Arriolismo en estado puro!
Pues nada, la consecuencia del debate fue que el candidato del Partido Popular no fue él mismo, se dedicó a sobreactuar y por mucha razón que pudiera tener en lo que decía, no transmitía nada y se le notaba forzado, además de no dejar de mover y ojear sus papeles, algo que no hizo la candidata Elena Valenciano.
Sr. Arias Cañete, el argumento que usted ha utilizado no es sólido, porque siguiendo su teoría, ¿cómo nos tendríamos que mostrar los abogados cuando la otra parte está asistida por una compañera abogada?, ¿ve Sr. Arias Cañete?, no tiene ninguna consistencia.
El caso es que según informaba ayer Libertad Digital, una parte del Partido Popular se ha mostrado muy disconforme con las doctrinas de Arriola, el asesor de cabecera de los populares desde la época de José María Aznar. Y es que Arriola es el maestro del perfil bajo, el del “esto está ganado”, el de no digas nada vaya a ser que metas la pata. Parece mentira que en el PP no se den cuenta de que el modelo Arriola les ha traído más derrotas que victorias. Da la sensación de que Arriola está a sueldo del enemigo y lo pudimos comprobar en el debate del jueves.