Contrariamente a lo esperado, Sánchez parecía que surgía vencedor tras la reciente entrevista con los barones socialistas, cuando todo indicaba que estaba agonizando y al borde de tirar la toalla.
El confuso horizonte político de España ayuda a Sánchez, que sabe que sustituirlo en estos momentos, cuando no se sabe si España tendrá que someterse a unas nuevas elecciones, al igual que Cataluña, sería un suicidio para el partido.
El objetivo urgente de Sánchez es mantener el control del aparato sabiendo que existen federaciones como la andaluza de Susana Díaz o la castellano-manchega de Emliano García-Page que le quieren mandar a su casa. Si el esperado y programado congreso abierto del PSOE se celebrara, como es probable, en marzo de 2016, él seguirá siendo el candidato socialista en las próximas elecciones, lo que le convierte en "intocable" por el momento.
Susana y su equipo están en constante ebullición, valorando opciones y sopesando estrategias. Por el momento, de lo que se trata es de fortalecer las alianzas internas en el partido, en espera del congreso de primavera.
Pero Susana y los suyos parecen ignorar que poseen una plataforma de poder inmensa, llamada Andalucía, en la que podrían desplegar políticas y reformas que servirían a Susana de escaparate y que podrían catapultarle hasta la cima.
Si demuestra, por ejemplo, que es cierto que quiere luchar contra los corruptos hasta exterminarlos, podría demostrarlo en Andalucía, algo que no ha hecho hasta ahora. Si cree en la unidad de España, como afirma, podría ensayar esa unidad en Andalucía alcanzando consensos con la oposición para erradicar la pobreza, luchar contra el desempleo o machacar a los corruptos, algo que tampoco hace. Si quiere demostrar ante los españoles que ella y su partido no son fiscalmente voraces y aficionados a los impuestos abusivos, podría eliminar el depredador e injusto impuesto de sucesiones vigente en Andalucía, tan alto y confiscador que hace renunciar a sus herencias a miles de familias, que no pueden pagar las cantidades que les exige el gobierno andaluz, y que ha convertido a la Junta en la gran heredera del patrimonio andaluz.
Andalucía sigue siendo, bajo el gobierno de Susana, la región mas atrasada de España y una de las habituales en la cola de Europa, con vergonzosos records a su cargo en dramas y lacras como el fracaso escolar, la baja calidad de la enseñanza, el desempleo, el avance de la pobreza, la emigración de jóvenes en busca de empleo y obstáculos burocráticos y fiscales a la creación de empresas y riqueza, entre otras muchas carencias.
Esa Andalucía del atraso, donde el gobierno es tan poderoso e influyente que mediatiza la vida y pesa sobre la sociedad como una losa de ploma, no es precisamente la plataforma que Susana necesitsa para conquistar el poder en el PSOE y menos aún en España, cuando le llegue el momento de ser la candidata de su partido a ocupar la Moncloa.