El día de la madre.
Isa miraba alternativamente a Pilar y a la silueta marcada a tiza en las baldosas. Notaba una sensación de frío y una onda de puro terror, que le subía y bajaba desde el cuello hasta el vientre. Así que era cierto. Ella -o su yo anterior, o la locura que fuera- había fallecido. Pensar en esa palabra, aplicada a una misma, era como notar un puñal de hielo en la cabeza. Y si eso era cierto, también había dejado un segundo cadáver en el último salto…
Notó como las piernas se le aflojaban, apoyó la espalda en la pared y se dejó resbalar hasta llegar al suelo. La linterna iluminaba un salón que parecía cavernoso, perteneciente a una casa que recordaba como suya, ciertamente, pero que ahora aparecía tan destrozada como su vida. Su vida, ja ¿Estaba viva, muerta o qué?
Sentada en el suelo empezó a pellizcarse fuerte y más fuerte. Le dolía, aah, gracias a dios. Se clavaba las uñas con toda su fuerza haciéndose sangre mientras lloraba en silencio, notándose al borde de la locura. El llanto empezó a arreciar y de gemido pasó a ser un arroyo imparable. Espatarrada, tenía un aspecto grotesco, con el arnés-consolador goteando lubricante -”¡Estoy muerta, Pili, muerta, aaaaaaahhh!” gritó, derrumbándose del todo
-”Isa, cariño, cielo mío…” Ver el llanto y desgarro de Isa le supuso a Pilar el fin de su miedo. Se había acercado y sentado junto a ella y le acariciaba el rostro, anegado en lágrimas -”Isa, corazón, te quiero y estás aquí. Tu no estás muerta para mí ¿Cómo vas a estarlo llorando a mi lado? Venga, que tu has sido siempre la mas dura y práctica de las dos..
-”Siento no haberte dicho nada. Pero sí que sabías que tenía un ligue con..un tío…nada serio…solo sexo ocasional..y me convenció con todo este rollo de los saltos…perdona, Pili. De que se podía “morir” me enteré luego. He jodido nuestra vida, lo sé…” -Isa hablaba entrecortada y con sofocos, mientras los senos subían y bajaban a causa de los jadeos.
Pilar -inevitablemente- también lloraba y abrazó con fuerza a su amiga. Le importaban una mierda detalles como aquellos ojos verdosos de ahora ¿qué más daba? Aquellos ojos derramaban tantas lágrimas como los suyos. Y encima -y por cierto- estaba hasta más guapa. Le agarró con una mano la cabeza y con la otra el seno desnudo, llevándoselo hasta la boca y empezando a besarlo. Notó que ello ejercía un efecto sedante en Isa, así como excitante en ella misma, que se notó un endurecimiento en los pezones.
-”Isa, preciosa mía. Te comería y estrujaría las tetas pero no hay tiempo. Modo pragmático ON: mi mamaita viene hacia aquí y hay que salir volando. Todos. Y por cierto ¿Que le estabas haciendo a Javier, so pendona salida, con ese arnés? Prometiste que me dejarías verlo para que aprendiera, putón avaricioso…”
Isa se le quedó mirando. Pilar tenía el ceño fruncido y la sonrisilla puesta…y se empezaron a reír a carcajadas las dos, con histeria y con ganas. Unas carcajadas que se interrumpieron al pronto por el móvil de Pilar que comenzó a sonar, lo que bastó para que se levantaran las dos como un resorte. Mientras Pilar se acercaba a por el aparato, oyó a su amiga que le decía:
-”Javier estará enfadado conmigo, mejor me largo yo aparte. No me mires así, es que en vez de pedírmelo el se lo quise aplicar yo por las bravas, estoy un tanto brutita, lo sé. Pero sigue virgen por la zona de popa, ya lo estrenarás tú, corazón. Me visto, me largo pitando y ya te llamo yo”
Isa desapareció en una habitación, abriendo armarios y buscando ropa y Pilar vió que la llamada era de su madre. Esta vez sonó y sonó pero no dejó mensaje alguno. Isa salió vestida y con unas gafas oscuras puestas y agarrando un paraguas con empuñadura maciza. Sin decir nada le pasó otra linterna a Pilar y la besó con fuerza en los labios -”Está esposado en la cama de barrotes. Las llaves están en la mesita. Cuidaros”
Salió por la puerta y Pilar volvió a sentir el aturdimiento que le entraba cuando las cosas se aceleraban. Entró a la habitación donde estaba inmovilizado Javier. Estuvo a punto de soltar alguna bromita, pero se lo pensó mejor y empezó a abrir esposas a diestro y siniestro. Además de ello, cuando Javier por fin se incorporó y se quitó el bozal tuvo un mal presagio…
-”Bueeno, muchas gracias por soltarme. Para tu información, la puerta quedó abierta y pude escucharos por completo. Y casi me pongo a llorar yo también; parecíais “Ghost” pero en versión maribollo, dioss. Y así que ahora viene para aquí tu santa mami ¿Y a por qué viene? ¿Por si quedan ovulitos verdes flotando?” Javier dijo esto mientras salía de la habitación, se ponía la toallita, y arrojaba fuertemente una de las esposas contra la pared.
-”No lo pagues conmigo, Javi, por favor” dijo Pilar, que por un momento temió que también le quisiera golpear a ella. -”Joder, que no soy yo la que va saltando por las pantallas y volviéndose más y más majara mientras lo hace”
-”Ni yo soy quien le cuenta a mamaíta científica que tiene a punto un espécimen ¡Maldita bocazas! Todo este sinvivir y estas carreras, ostia… Se comenta lo que nos hacen, Pilar. Tu madre es como una disecadora de insectos, la calé. Y tu vas y la pones tras nosotros…”.
Carmen [la madre de Pili, recordad
Se cruzaron con una abuelita que bajaba, portando una linterna grande y vieja y que les miró con miedo. Eran días de desconfianza y violencia. A Carmen ya le dolían las piernas, iban por el décimo nada menos y fue, en ese momento, cuando oyeron que bajaba alguien más. Y esta vez a toda prisa.
Delante de ellos apareció una mujer, aparentemente joven, con abrigo largo y cuello levantado, que llevaba linterna y una bolsa en la izquierda y que con la derecha sujetaba algo a la espalda. La que enfocó primero fue precísamente la mujer, con lo cual los deslumbró a los dos a base de bien -”Buenas noches” -les dijo, con un tono mas bien sensual. El reflejo de Cajal ante el mismo fue corresponder -”Hola, bue…” y, demasiado tarde, sus linternas iluminaron unas gafas negras en aquel lugar sin luz…
La mujer bajó violentamente la mano derecha, que escondía en la espalda una especie de empuñadura maciza y que estampó con violencia homicida en la sien del inspector. Este, que iba delante de Carmen, cayó encima de ella, arrastrándola y haciéndola caer por la escalera. Carmen pudo agarrarse a una barandilla y amortiguar un tanto lo que podría haber sido un porrazo fatal.
Pero ocurría todo muy rápido. Intentaba incorporarse con el peso muerto de Cajal encima, cuando este recibió otro potente golpe en el cráneo y una patada que lo apartó. Enseguida notó una bota que le oprimía el pecho y el foco de la linterna encima de ella.
-”Oostias, si es mamaita Carmen, por dios. Bueno, te reconocí enseguida, lo confieso, ya sabía que venías ¿Y porqué lo hacías con un tipo que huele a poli nada más verlo? ¿Buscando quizá las compresas de Isabel, la chica muerta?
-”¿I…Is…Isabel? Pe, pero ¿Como que estás..? Aah, claro, que has desandado el salto, maadre mía… Y ya es la segunda vez, cielos. Mira, Isa, eso afecta al cerebro. Deja que te ayudemos, no estás bien, mira lo que le has he…”
El bofetón que recibió fue tan fuerte que tuvo que resonar en toda la escalera. Notó que le sangraba el labio y tragaba sangre, mientras la mano de Isa la atraía por el pelo
-”Hipocritona hija de puta. Ibas diciendo por ahí que el rollo bollero de tu hija le pasaría pronto, cuando encontrara un hombre, ja. Como recuerdo lo babosa y repelente que eras cuando me echaste los tejos en el Fetish, poniéndome las manos encima de los muslos. Te gustaban ¿eh? Y la cara que te quedó, cuando te mandé a la mierda delante de todos, ja, ja, ja
Isa le cogió los labios y se los apretó -”Para que salga toda la sangre, jiji“ ¿No buscabas eso? ¿Una dominatrix sanguinolenta? Puajj. Tu hija tiene mil veces más clase y encima es sincera…
Y soltándola siguió bajando escalera abajo a toda pastilla, no sin antes quitarle la pistola a Cajal. Carmen empezó a moverse poquito a poco, aguantándose el llanto. Le tomó el pulso a Cajal y lo tenía débil. Iba a pedir ayuda, pero de pronto tuvo una intuición tremenda, de las suyas.
En efecto, si Isabel había “vuelto” a su casa era porque su hija Pilar la había traído, no cabía otra. Y con Pilar estaría Javier. Porque sobre todo le interesaba analizar a Javier hasta el tuétano. Su hipótesis de trabajo tenía que demostrarse o sino, la pondrían bien pronto en la calle, con tantos recortes presupuestarios como habían. Así pues, Cajal podía esperar.
Se plantó en la puerta de Isa y escuchó conversaciones dentro de la casa. Así que allí estaban aún, bien. Se limpió como pudo la sangre y tocó a la puerta, provocando con ello que las conversaciones cesaran. Confiando en que sería su hija quien miraría por la mirilla, se alumbró con la linterna para que la viera bien.
-”¿Mamá?” -dijo Pilar cuando abrió con la cadenita puesta -”¿Seguro que no vienes con la policía? Es que Javier dice que lo que quieres es…”
-Cariño mío, por amor del cielo, yo lo que quiero es poneros a salvo, demonios, antes de que lleguen los del CNI. Me importa un puñetero carajo toda la investigación esa asquerosa. Ya le dije a Javier, en casa y delante tuyo, que tú le necesitabas, por si no lo recuerdas” Ay, bendita, Piluca, que candor tenía. Carmen ya veía como ponía cara de alivio -el último argumento era cierto- y descorría la cadenilla. Había hablado bastante alto, a beneficio de Javier.
-Piluca, aquí, un beso fuerte, por dios, qué nervios. Javier, cariño, basta ya de paranoias, anda. Vestíos como dios manda, tomad mi tarjeta de crédito y marcharos cuanto antes. Pero cuidado, la policía está buscando gente con ojitos brillantes o gafas de sol. Vete tú, Piluca, a por tu coche y lo acercas al patio. Y me llamas al móvil para que baje Javi, anda corre.
Como había llorado de verdad por el golpe de Isa, pudieron verle el rostro lagrimoso, lo cual les relajó. Javier parecía perplejo y aprovechó para vestirse. Aquello le vino de perlas a Carmen, que aprovechó para preguntarle a Pilar en un aparte: -”Jamás te preguntaría esto pero es por tu, eh, por vuestro bien. Necesito saberlo: ¿ha eyaculado dentro tuyo?”
-”Joope, mamá. Pues no, la verdad es que no…”
-”Uuuf, qué alivio hija. Tomad siempre precauciones. Si te quedaras podría ser problemático. Y ahora vete ya, anda.”
Carmen casi empujó fuera a su hija. Cuando solucionara lo de Javier ya se ocuparía de que lo olvidara. Total, resultaba tan manipulable. Metió mano en la jeringa que tenía en el bolso, bien llena de una potente benzodiazepina y se acercó a Javier, que se ponía un sueter mirando hacia otro lado…
-”¿Que te ha hecho antes Isa por las escaleras, Carmen?” le preguntó de pronto Javier. Ella ya había sacado la jeringuilla y aquello le pilló por sorpresa. Eso, y los ojos radioactivos y salvajes con los que de pronto la miró, hicieron que vacilara, ya casi al lado de el.
Javi le cogió de pronto con la izquierda el brazo de la jeringuilla, tan fuerte que sintió que casi le tronchaba la muñeca y se lo dejaba sin circulación, al tiempo que se lo retorcía -”Aaaaaayyy” -”Sí, duele bastante, supongo. ¿Y eso que era? ¿la antitetánica, mi casi suegra?” -De paso que decía eso, estrelló el puño derecho en plena cara de Carmen, que basculó violentamente y empezó a sangrar por la nariz.
Como la jeringa ya había caido agarró con las dos manos el pelo de ella, le separó las piernas con una patadita y le propinó un rodillazo en el estómago con todas sus fuerzas. Ella enseguida aflojó las piernas y quedó colgando por el cabello de los brazos de el.
Javier empezó a experimentar una especie de embriaguez animal. Recordó las risitas de cuando lo pillaron bajo la cama y le propinó otra patada más. Esta vez, notó que a ella le salía sangre por la boca.
Arrastrándola por el pelo, agarró una linterna y le hizo rodar por el suelo a base de puntapiés en los costados. La plantó sentada contra una pared y le empezó a destrozar toda la ropa. La falda fuera, el sueter por la cabeza y la acabó dejando en braguitas, de paso que le metía otro puñetazo, que le cerró un ojo, probablemente para siempre.
-”¿Te imaginas lo que me pasaría en esos laboratorios vuestros, donde lobotomizais a los que saltan?” Uuf, me da escalofrío de pensarlo”
Con el ultimo guantazo que le propinó, “aquello” empezó a pasarle otra vez. El miembro se le puso durísimo de nuevo y puso a Carmen a cuatro patas en el suelo, aguantándola del pelo para que no cayera. Ella estaba solo con las bragas. El sostén se lo había arrancado y, vista por detrás, le recordaba a una ternera, con aquellas tetas aún más grandes que las de la hija. -”Una buena provisión de leche, vaya, jeje”
Estrujó las tetas con las manos, como si la ordeñara, sintiendo una extraña sensación, como si fuera otro quien lo hacía. Enseguida la giró, la puso boca arriba y la penetró, como si fuera una llave grande, muy grande, que entraba en una cerradura. -”¿Un poquito de necrofilia con un seudomuerto, suegra?”
El rostro de ella era ya una superficie morada y sangrante y empezó a embestirla con la pelvis como si quisiera romperla. Le notaba la vagina bastante reseca y a Javier le dió la sensación de que se la habia desgarrado en más de un sitio. Las piernas de Carmen se agitaban -seguro que por el dolor- debajo de los muslos de el, con espasmos como las de una rana cuando la electrocutan.
-”Aaah” Javier notó el estallido, el borbotón de semen, en lo que quizá fuera la más potente eyaculación de su vida. Carmen, por su parte, medio inconsciente por los terribles dolores de la paliza, notó un tremendo chorro de líquido caliente y espeso que le llenaba todo el vientre.
-”Así ¿No querías examinar especímenes? Pues ahora llevarás en ese útero a millones de hombrecitos verdes que asediarán tus óvulos, ja, ja, ja” Notaba Javier un eco maníaco en su propia risa que lo asustaba y trató de apartarlo de su cabeza ¿Estaría ya loco, como decían que pasaba?
Se percató entonces de que estaban al lado de la cama de los barrotes y la subió a la misma como si fuera un saco. Le esposó los pies en alto y se las apañó para que la cadena que ataba el cuello se alargara un poquito más, rematándolo con las manos esposadas y ella mirando hacia arriba.
-”Así, para que cuentes borreguitos” En ese momento sonó un móvil. Era Pilar que llamaba a Carmen. Javier se lo acercó a esta, que había abierto los ojos, le puso la mirada más asesina de que fue capaz -cosa nada difícil a estas alturas- y le deletreó en silencio: “Ya baja” Y Carmen, con el movil a un palmo, apenas pudo pronunciar -”y ya bbaja”
-”Si, ya bajo cielo. Hasta luego Carmen y gracias”…Un poco de teatro rápido para no hacer pensar a Pili.
La última atrocidad que le hizo fue amordazarla. A continuación, se largó con un portazo de la casa. Cuando se encontró al inspector Cajal tirado, supo que lo era al alumbrarle una placa policial que salía de un bolsillo. Como llevaba la inyección que le había quitado a Carmen se la pinchó en el cuello al policia, que apenas hizo un débil espasmo. Le arrebató un espléndido abrigo largo que vestía, así como, waw, unas gafas oscuras.
Al lado del patio estaba aparcada Pilar dentro de su coche, mirando ansiosa. Pero a Pilar ya no podría mirarla jamás como antes. LLevaba en las retinas la imagen de Carmen destrozada y la misma se le superpondría a cualquier cosa que mirara a partir de ahora. Incluyendo su propio reflejo con las gafas puestas:
-”Uuf, por fin” dijo Pili. Y arrancó a conducir. Y al rato, le dijo, tímidamente: -”Hay una persona que te pide perdón y quisiera que nos lleváramos todos bien”
-Ah ¿sí? dijo Javier, a quien no paraban de llegarle unas imágenes de muerte y sangre que lo tenían acojonado -¿Y quien es? ¿El ratoncito Perez? [espero que no se trate de Carmen, glabs]
-”Pues no, soy la ratoncita Isabel” dijo esta incorporándose de pronto en el asiento de atrás -“Y que además tiene esta pistola policial con la que te apunta ahora y que piensa utilizar como te pongas borde”
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Este sería el final de una primera parte. Por lo que a mí respecta, ya no pienso escribir mas desmesuras de esta clase en el vórtice. La historia continúa porque deseo contar más salvajadas por el estilo, ambientadas en este universo y con los personajes de referencia siguiendo esta línea temporal, pero ya no lo haré en el blog sino en el Word, jeje.
Quizá lo cuelgue como enlace para descargar, para quien tenga el valor y el tiempo de leérselo. Agradezco infinito a todos cuantos me han comentado y han ido siguiendo estos delirios míos, confío en no haberos cansado demasiado y, si hubiera sido así, mis disculpas.
A partir de ahora, entradas normalitas, que ya me apetecía. Saludines.