Entre las cosas que hago diferente y me ponen muy, muy contenta, está el porteo ergonómico. Algo que desconocía absolutamente cuando nació Ani, hace 7 años, y que ahora con Lucía disfruto (las dos disfrutamos) una enormidad.
¿Qué es el porteo? “Me gusta describir al porteo como un arte ancestral que nos brinda la oportunidad única de conectarnos piel a piel con nuestros hijos desde el momento en que nacen. Es mucho más que sólo transportarlos en un portabebé. Portear es conectarnos profundamente con ellos. El porteo brinda al bebé exactamente lo que espera cuando llega al mundo, nada más ni nada menos que contacto humano. Por eso portear se convierte rápidamente en una herramienta de gran utilidad. Si el bebé es feliz, toda la familia lo es”, dice con una sonrisa cálida Noelia Schulz, asesora de porteo, licenciada en Ciencias de la Comunicación, doula, mamá, creadora del sitio web Cangureando y una de las directoras de Crianza en brazos, la primera escuela de porteo de la Argentina.
Me gusta llevar a Lulú bien cerquita, a un beso de distancia, como hay que tener el portabebé para que esté a la altura correcta (un beso en la frente). Ella escucha todo el tiempo mi corazón, como en la panza, y enseguida que la pongo en el fular se calma, muchísimas veces se duerme y cuando salimos a la calle, va mirando de lo más entretenida. Casi no llora en el fular y yo, con las manos libres, puedo cocinar, cruzar la calle dándole la mano a mi otra hija, ayudarla con la tarea, jugar a los playmobil y pasar el peine fino. Además, voy dándole muchos besos a la beba y cantándole al oído.
¿Qué es el porteo ergonómico? El que respeta y cuida la fisiología y anatomía tanto del bebé como del adulto, brindando confort y favoreciendo el correcto desarrollo del cuerpo del bebé.
El fular (rígido, tejido, semi elástico o elástico) y la bandolera son los portabebés ergonómicos que pueden usarse desde que el bebé nace ya que los peques mantienen esa posición de “ranita” que tienen al nacer, es de tela blanda, y envuelve y ajusta cada vértebra, evitando que el bebé reciba peso sobre su propio sistema óseo aún en desarrollo. Además, estos portabebés dan la posibilidad de sostener la cabeza. Para los adultos resulta muy cómodo, el peso está bien distribuido y no pesa ni duele, lo aseguro.
Empecé a portear a Lu cuando ella tenía 10 días. Le encantaba estar a upa y yo sentía la necesidad de tener mayor movilidad y, al mismo tiempo, tenerla bien cerquita. El mundo del porteo era nuevísimo para mí y, en ese momento, un fular prearmado me dio la seguridad que necesitaba para animarme. Y nos fue tan bien que al poco tiempo pasamos a un fular semi elástico que permite jugar un poco con los diferentes nudos.
Cuando el bebé se sienta solo, también pueden usarse mochila ergo, mei tai, pouch o kepina. Cada uno se adapta mejor a cada familia según si decide portear adelante, a la espalda o, en algunos casos, también a la cadera.
“El porteo ergonómico brinda al bebé una gran sensación de seguridad y tranquilidad. Lo ayuda a dormir mejor y a reducir el estrés, lo que se traduce también en una gran reducción del llanto. El porteo le recuerda al bebé el equilibrio y movimiento intrauterinos, por eso se encuentra tan a gusto.
Además, los bebés que son porteados ganan peso con mayor facilidad, regulan mejor su temperatura corporal; tienen una mejor digestión (evitando y/o reduciendo los cólicos); y tienen un desarrollo óptimo del sistema óseo ya que el porteo ergonómico protege el desarrollo de la espalda y la cadera, previniendo, por ejemplo, la displasia”, cuenta Schulz a Chicos y Papás.
“Como si todo eso fuera poco, el porteo potencia el vínculo mamá-bebé y la adaptación del recién nacido a la vida familiar, favorece la lactancia materna, y estimula los sentidos del bebé desde la seguridad que le brinda el cuerpo del adulto”, explica Noelia en los talleres y encuentros personalizados en los que asesora a familias e instituciones.
Hay que prestar atención al porteo NO ergonómico ya que no respeta el cuerpo del bebé ni el del adulto. Los portabebés no ergonómicos son mochilas en las que el bebé va colgando, todo el peso del cuerpo cae sobre el área genital y su cabeza no tiene sostén; portabebés "de bolsa" donde el bebé va acostado en forma perpendicular al adulto y con el mentón cayendo sobre su pecho en una posición muy peligrosa; y cualquier portabebé que sea de plástico. Ojo que este tipo de portabebés se consiguen con mucha facilidad.
Quien portea aumenta su autonomía y movilidad (sabemos lo poco práctico que puede ser moverse en la ciudad con un cochecito), y brinda una seguridad extra cuando viajamos en transporte público o necesitamos transitar espacios repletos de gente, como un aeropuerto, con niños pequeños que ya caminan.
En sus talleres y encuentros Noelia Schulz muestras diferentes tipos de portabebés ergonómicos, permite probarlos y enseña a usarlos para que cada familia decida cuál prefiere. ¡Qué gran cosa! En nuestra familia nos fue de muchísima utilidad. Ella es tan cálida y nos despejó dudas, nos dio consejos e hizo con nos sintiéramos más seguros porteando a nuestra hija.
El papá de Lucía también se animó a portear. Y se emocionó la primera vez que lo hizo. Portear me remite al embarazo y creo que el porteo ergonómico tiene esa magia. Para los varones, es sentir un poco lo que se siente con el bebé en la panza y se disfruta enormemente al tenerlos a un beso de distancia.
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