No sé si, en estos 35 años de democracia, hemos tenido unas elecciones más importantes que las que vamos a realizar el 20 del próximo mes de noviembre. La democracia española se ha desarrollado bajo dos signos amenazadores, el terrorismo y los nacionalismos. Unos han querido secuestrar a la democracia con la violencia; otros, han pretendido romper al país deshaciendo el puzle que ha costado seis siglos de historia.
El jueves, día 20 de octubre, a las siete de la tarde, ETA anunciaba abandonar la violencia sin ninguna condición a cambio; una gran noticia que el pueblo, acostumbrado a oír mentiras, no acogió con demasiado entusiasmo. No obstante, nadie dejó de expresar su alegría con un profundo suspiro. Por añadidura, las regiones acogieron la noticia sin fisuras. Pero los analistas, expertos en este tipo de comunicados, se han apresurado a advertir que faltan datos para poder acoger la noticia con todas las garantías de veracidad.
Los hombres del campo, avezados en presagios del tiempo, suelen decir, cuando los signos están claros: “Nubes de poniente, agua corriente. Viento de levante, no hay quien aguante. Viento norte, en la cara un corte. Viento del moro, seguro bochorno.” Es decir, el hombre siempre se ha guiado por los signos del tiempo. Pero eso que vale para el tiempo, también lo empleamos para otros cálculos. En nuestro caso, los analistas no han tomado posiciones porque los signos no están claros.
Por una parte, señalan la entrega de armas, pedir perdón a las víctimas muertas o heridas, empresarios obligados a pagar, secuestros de gente inocente, escarnio a los muertos, ausencia de arrepentimientos... Por otra parte, los que han gestionado el apaño no mencionan los gastos políticos que todo esto ocasionará al futuro Gobierno que salga de las urnas. Y no cuentan las hipocresías que hemos tenido que aguantar desde hace muchos años por intereses privados que sólo saben ellos y ellos. ¡Ojalá se equivoquen y salga de aquí una paz justa y verdadera!
Pero los ciudadanos tenemos mucho que decir, porque da la impresión de que ETA y algunos políticos vascos no cuentan con el resto de los españoles, como si fuéramos un país vecino. Y tenemos que hablar el próximo día 20 de noviembre en las urnas. Y hay que pedir a todos los españoles que lo hagan con más responsabilidad que nunca y que estemos a la altura de las circunstancias, porque nos estamos jugando mucho, demasiado. Es fundamental elegir para presidente a un hombre prudente para los próximos cuatro años, y a un Gobierno realista, lejos de aventuras y dispendios.
JUAN LEIVA