“A una ardilla no la cobran por respirar, ¿por qué me cobran a mí?”, Marcos Molina

Publicado el 20 marzo 2012 por Ruta42 @ruta42

Miguel Ángel Santos y Marcos Molina, integrantes de Gritando en Silencio. (Fotografías: Doc Pastor)

Aprovechando que Gritando en silencio visitaba la vallisoletana Porta Caeli, no quisimos perder la oportunidad de pasar unos minutos con ellos para hacerles alguna que otra pregunta. A pesar del retraso en carretera y mientras los teloneros calentaban al público, Santos, guitarrista del grupo, y Marcos, cantante y guitarrista, nos ofrecieron una interesante entrevista.

En primer lugar y antes de meternos en “materia”, ¿Qué os ha sucedido por la carretera para llegar tarde a la sala?

Santos: Era muy temprano y como cada vez se coge un coche distinto, esta vez era diesel. No hemos metido diesel sino que hemos echado gasolina y había que sacarla.

Marcos: 95 litros de sin plomo en una furgoneta diesel y no la podíamos arrancar porque si no nos cargábamos el motor, así que ha habido que vaciarla entera, en lo que hemos tardado tres horas.

Santos: Nos íbamos poniendo en contacto con la sala, porque creíamos que no llegábamos. La verdad es que asusta, pero bueno, son cosas que pasan en carretera.

La ineludible: ¿Por qué “Gritando en silencio”?

Marcos: Porque cumplía muchas expectativas. Somos muy quisquillosos para todo, le pedimos demasiado a todo, que este riff tiene que cumplir muchas cosas, o que este solo tiene que hacer muchas funciones. Y “Gritando en silencio” las cumplía. Era el hecho de gritar y que nadie te escuche, el hecho de gritar en sí. También estaba en una pequeña poesía que Jorge escribió una vez en la que ponía algo parecido, algo como “gritar al silencio”. Cuando estábamos en el instituto recuerdo que nos pasábamos varios recreos decidiendo el nombre, apuntando en una libreta nombres a ver cuál nos gustaba más.

Santos: Nombres simples, nombres compuestos… Diferentes opciones y ninguna convencía, así que al final dijimos “venga ya, este parece que va bien”.

Marcos: “Gritando en silencio” tenía la pega de que era muy largo, pero nos dio igual. Nosotros somos tela de barrocos y pensamos que para lo que buscábamos estaba bien. ¿Es largo? Sí, pero es la única pega, así que para adelante. Lo cogimos un poco con miedo, pensando que era para toda la vida, pero después nos alegramos porque no nos ha salido tan mal. Todo el mundo pensaba “Gritando en silencio, ¡qué nombre más chulo!”, sin embargo los músicos nos decían que era demasiado largo. Al final los grupos con nombres más efectivos que criticaban el nuestro se disolvieron y quedó el nuestro.

Cuando os metíais al principio en aquel garaje a ensayar, ¿en algún momento os proponíais llegar hasta donde habéis llegado?

Santos: No, eso no estaba para nada en los planes. De hecho, el objetivo fue siempre y sigue siendo tocar. Además es que no sabemos tocar si no es entre nosotros, yo he probado a tocar con otra gente y me cuesta, no estamos acostumbrados, hemos aprendido a tocar entre nosotros y eso es lo que somos, somos un grupo, los cuatro tíos que nos metemos en el local. Lo que pasa es que por hobby empiezas a grabar una maqueta, pero eso te sale solo, para pasárselo a tus amigos y decides ponerlo en internet y poco a poco va siguiendo la línea. Si ves que hay gente que le gusta cómo tocas, pues te apetece dar un concierto, y nos liamos la manta a la cabeza y empezamos a dar conciertos poco a poco.

Marcos: Es curioso porque nunca nos lo planteamos en realidad. Si acaso con un canuto por delante y siendo unos chavales nos planteamos, “te imaginas lo que tiene que ser tocar en un Viña Rock”, pero no imagínate que tocáramos, lo que tiene que ser, en impersonal, es decir, imagínate lo que tiene que ser subir ahí con tanta gente, eso tiene que ser una locura. Pero nada más allá, hacíamos música para nosotros y en cierto modo la seguimos haciendo.

¿Cómo fue la primera vez que, después de las maquetas caseras, os metisteis a un estudio de grabación?

Marcos: Lo de meterse a un estudio de grabación es relativo.

Santos: En realidad no había estudio de grabación, estaba grabado en la casa de campo de un colega tirando los cables por debajo de una puerta. Lo pasamos muy bien.

Marcos: A pesar de ser un disco, grabamos las baterías en estudio porque yo curraba de técnico en un estudio y me lo dejaron a buen precio. Y el resto pues cerraron el estudio, que fue cuando perdimos el disco.

Santos: Y acabamos teniendo que volver a grabarlo todo en la casa del colega.

Y cuando perdisteis aquel disco duro, ¿no os planteasteis nunca dejarlo, abandonar?

Santos: Hubo llantos, hubo rabia, hubo un poco de todo en esos momentos de tensión pero qué va, dejarlo ¿por qué? No sé. Te da mucho coraje porque era un trabajo que en el que llevábamos seis o siete meses trabajando y lo pierdes y recuerdas que no hiciste caso de cuando te mandaban hacer copias de seguridad en el instituto, pero tú piensas, “yo no, yo soy rockero y me va el riesgo”, pues toma, a grabarlo todo otra vez.

Marcos: Además la primera maqueta la grabamos un poco por inercia, pero con el disco ya habíamos salido a tocar fuera porque la gente nos lo había pedido. Grabamos la primera maqueta, la colgamos en internet y llegó un momento en que la gente por internet pedía más. Entonces, cuando grabamos el primer disco, ya habíamos empezado a rodar, ya era otro rollo, ya lo grabábamos con cierta pretensión, en plan, “vamos a ponerlo por escrito”, como se suele decir. No podíamos tener veinte temas y tener dos maquetas de cuatro canciones.

Santos: Es que si quieres hacer un concierto, no se saben tus canciones. Es un proceso en el que se une el tocar y el disco, por lo que poco a poco nos lo fuimos tomando más enserio.

Se podría decir que gracias a internet estáis donde estáis, ¿no? Y a la licencia Creative Commons…

Marcos: La licencia Creative Commons no, es Internet, independientemente de la licencia con la que lo hubiéramos sacado. Solo que la Creative Commons es la que a nosotros nos parecía más lógica.

Santos: De hecho nosotros empezamos con las maquetas y estaban puestas sin licencia, disponibles en la web antigua para que todo el mundo se las pillase. Todavía no se había establecido el movimiento “copyleft” en internet, fue saliendo poco a poco y cuando sacamos los discos vimos que su manera de licenciar la obra era igual a la forma de pensar que teníamos nosotros.

Marcos: Pero ventajas no hemos tenido ninguna, es decir, cumplía lo que nosotros queríamos. Con la licencia Creative Commons podíamos hacer lo que nosotros queríamos, que era compartir ciertos derechos y ya está, pero no hemos sacado partido, mientras que de internet sí, de internet todo.

¿Por qué creéis que los artistas tienen una especie de miedo con Internet?

Santos: No creo que sea exactamente miedo, ahí hay muchos parámetros que algunas veces se escapan cuando tú no estás metido dentro del mundillo. Es igual que un contrato de trabajo: hay personas que llevan X años en la música y están trabajando con una discográfica, tienen contratos que no te puedes saltar, eso es inevitable. Yo he estado trabajando en un sitio que estoy totalmente en contra de ciertas cosas y lo he tenido que hacer, a pesar de que mi ideología es totalmente distinta. La historia de la música se estableció con una parte de industria musical que obligaba a ciertas cosas, sobre todo en temas de distribución musical y ahí hay personas que están muy atadas o que están más libres y que no quieren entrar en el juego. Obviamente también hay gente que quiere defender sus intereses, eso no es criticable. Yo entiendo que una persona que quiere hacer su obra y rentabilizarla sin que alguien lo coja de una manera que él no permita, lo considero lógico y respetable, es su obra. Ahora, que yo esté de acuerdo a la hora de hacerlo yo, pues no, no caso con esa filosofía, no lo veo así, el conocimiento tiene que ser totalmente libre y en manos de todo el mundo. Y ahí podemos meternos en temas de patentes. Es un tema muy largo, estamos hablando de propiedad intelectual y afecta a demasiados campos en nuestra vida, más de lo que parece.

Marcos: Ahí hay un debate grandísimo porque, ¿qué pasa? ¿qué es lo justo? Que los avances científicos que son de salud, por ejemplo, sí sean repartidos entre toda la humanidad y que toda la humanidad se beneficie de ellos ¿y de los avances culturales no? No sé. Yo he crecido escuchando a Jimmy Hendrix y los discos me los he descargado piratas. Y he escuchado a Erick Clapton y me he amamantado de su música.

Santos: O ni siquiera te la has descargado, no hace falta irte tan lejos, te lo han pasado, tu amigo lo tiene y te lo ha dejado. Lo has escuchado por ahí, tú no compraste nunca ese disco y tu colega te lo ha pasado. Esa es la forma de crecer como sociedad, el intercambio de cultura y de conocimientos. Que haya personas que quieran hacer mercantilismo con esos elementos es un parón al avance.

Marcos: Evidentemente en un mundo más justo, quizá lo justo sería que yo pudiera escuchar cualquier tipo de música para nutrirme, para hacer la mía, y poder aportar más todavía al mundo. Y dar la mía igual que yo he recibido la que he cogido de los demás, pero eso no funciona así, evidentemente.

Y tardará mucho en funcionar…

Santos: Si llega a funcionar.

Marcos: Y veremos si llega a funcionar así, pero evidentemente están haciendo todo lo posible para que no funcione así, pero nosotros hemos crecido con los clásicos del rock, nos hemos nutrido de ellos, y ahora hacemos nuestra música y hacemos nuestra aportación al mundo de la música. Nosotros lo vemos lógico y moralmente correcto desde nuestra filosofía, ya cada uno que lo piense como quiera, pero vamos, hay cosas con las que luchar antes que con eso. Por ejemplo, la SGAE, eso sí que clama al cielo, la gestión de los derechos, incluso más que los derechos en sí.

Santos: Y volvemos a lo mismo, es un tema muy discutible, porque al fin y al cabo el gran problema de ahí es cómo se gestiona, no es que exista ese organismo. Que exista ese organismo teóricamente para un gremio, para una profesión, es bueno, que exista un sindicato, algo que abale tus intereses. Sin embargo, su gestión parece ser que deja algo que desear, no la conozco desde dentro, pero hay 50% de voces críticas y de voces a favor, entonces ahí sin estar dentro es un tema un poco peliagudo.

Marcos: Es complicado, porque hay quien hace, por ejemplo, un tema para un telediario y él no es cantante. Cuando tú eres el que hace tu música es diferente, pero es que hay gente que trabaja como un oficinista haciendo música para otras personas, y esa persona ha creado cosas pero no las toca, entonces necesita que la SGAE cobre por él porque si no, no cobra.

Quizás debería haber alguna forma de diferenciar entre el que la hace y el que la reproduce, ¿no?

Marcos: No la tienen y ese es el problema, que no la tienen.

Porque al fin y al cabo, vosotros vivís de vuestros directos, del contacto con el público.

Marcos: Malvivimos.

Santos: Esa es la teoría, pero desde que se estableció realmente la industria musical se pasó de “el músico vive del concierto” a “los músicos viven de la venta de discos”, entonces ahí hay un fallo de profesión y al producto final. Pero bueno, también hay gente que se dedica a eso.

De llenar salas de medio aforo pasasteis a los tres grandes (Viña Rock, Derrame Rock y Aupa Lumbreiras), ¿cómo se afronta eso?

Santos: Pensar no se piensa mucho. Flipas porque como nunca has ido no sabes tampoco de qué va la historia, no sabes si hay poca gente, si hay mucha gente, si te ponen a las tres de la tarde o a las cuatro de la mañana. Asusta un poco, más que asustar impresiona porque es un evento muy grande y tú no estás acostumbrado para nada a ese tipo de espectáculos ni a esas facilidades, pero te lo tomas como un concierto. Al fin y al cabo es lo mismo, tienes tu escenario, tienes las luces de colores, los amplis, las guitarras y un micro delante.

Aldo se lo tomó un poco distinto, ¿no?

Santos: Eso fue personal. Una apuesta entre nosotros, esas cosas que pasan. ¿Quién no ha tenido un colega que dice “no tienes huevos a hacer esto” y lo ha tenido que hacer? Pues una cosa así.

Marcos: Eso son las típicas apuestas de furgoneta donde acabas perdiendo los pantalones, nunca mejor dicho.

¿Qué me podéis decir sobre lo que está pasando con la falta de pagos de la edición pasada del Viña Rock a algunos de los grupos que en él participaron?

Santos: Nosotros, como no fuimos el año pasado, la verdad es que no sabemos exactamente qué ha pasado. Sabemos, por el comunicado que ha sacado La Agencia y por algunos grupos, que la organización del festival no pagó a X bandas, no sé si hubo distinciones de bandas o no, no sé si los pequeños no cobraron y los grandes sí, el caso es que al fin y al cabo hay peña que no ha cobrado. Hay gente que ha hecho su trabajo y no ha cobrado, me da igual si son 300 euros o son 12000 o lo que sea, la historia es que no han cobrado. Hasta donde sé, la organización del festival ya no es la misma y parte de la responsabilidad el festival la sigue teniendo el ayuntamiento. El caso es que hay gente que no se le ha pagado y el festival se va a volver a celebrar. ¿Respecto a eso? Está feo, como a cualquier persona que no le paguen por su trabajo. Ahí hay gente que ha hecho miles de kilómetros y que tiene que darle de comer a sus niños, hay peña que vive de eso realmente, que tiene unas responsabilidades brutales y que eso es su trabajo, y eso tú no puedes hacerle una jugada de esas y más, por lo que terminamos de leer el comunicado, la trama esa que intentaron hacerles con el tema de que ellos se convertían en los propios avalistas del préstamo. Y bueno, hay grupos que han ido este año y otros que no hemos ido, ahí entran decisiones personales, se valoran cosas… Hay veces que el mundillo desde dentro cambia mucho la perspectiva, hay veces que te lo puedes permitir y hay veces que no. Cuando tienes deudas detrás tienes que ir con lo que sea, como si tienes que pagar una hipoteca, si sabes que te van a pagar tienes que hacerlo.

¿Cómo es el proceso de componer una canción para Gritando en silencio?

Marcos: En ello estamos, en intentar definirlo, porque la verdad es que es algo que a veces sale de una manera muy natural. Tan natural que no lo puedes someter casi a control y estamos en intentar someterlo a control para que ocurra cuando nosotros queremos, como nosotros queremos y en la forma en que nosotros queremos, pero muchas veces acabas luchando contra ti mismo. Es complicado porque cada tema es de su padre y de su madre. Hay temas que los hemos compuesto improvisando en el local, hemos llegado al local nos hemos enchufado y uno empieza con la guitarra, otro con la batería… Así salió “Vértigo”, por ejemplo.
Santos: Tienes una improvisación de 10 minutos, porque se te ha ido de las manos, pero te lo estás pasando bien y después, como podemos grabarlo, le das al play y ves que eso en verdad funciona, que podemos meterle letra si te lo curras. Otras veces es un trabajo mucho más lento, que piensas “quiero contar esto” o “quiero trabajar esto”, y vas haciendo a la misma vez la música o vas adaptándote según lo que vas necesitando contar.

Marcos: Al fin y al cabo, es la imaginación. Hay veces que te toca la imaginación, que tú improvisas algo y ahí ya estás viendo una historia de algo, entonces eso ya tiene futuro. Sin embargo, cuando te dicen “mira el riff que tengo, ponle letra” y si a ti no te dice nada no puedes, no puedes ponerle letra a eso. Hay veces que es al revés, que se ocurre la historia y no tienes la música, por lo que tienes que buscar la música, pero hay veces que escuchas una música y te inspira tanto que ves la historia detrás, dices “yo ya estoy viendo ahí a una persona que la acaban de dejar, o que se está fugando de la policía”. Es pura imaginación del músico. Vivimos de eso, de chutarnos emociones, la música en sí son emociones, y eso lo es todo, la imaginación con la música. Y es anárquico, porque hay veces que compones primero la música, veces que se te ocurre la historia y lo que empiezas a buscar es la música… Por ejemplo, “Vértigo” surgió de una improvisación y “Nota de un suicida”, pero “Allí estaremos” surgió de la manera contraria y “Estrellas fugaces” también. Y sin embargo dices tú, esta está bien, pero esta también; entonces, ¿cuál es la forma correcta? No lo sé.

Santos: Al final es conseguir algo que sea bueno.

Marcos: La forma correcta es estar inspirado y pasártelo bien.

Respecto a las letras, dijo una vez Kutxi Romero que le parecía una falta de respeto que la gente las pudiera llegar a comprender del todo, ¿Qué opináis?

Santos: Yo eso lo he llegado a pensar hasta de la poesía. ¿Tú qué coño estás pensando de lo que ha escrito ese tío?¿Por qué me estás diciendo que está pensando en su mujer? No estás en su cabeza, te lo puedes imaginar, pero no es real. Si hay veces que estamos hablando cara a cara y dices una palabra y la otra persona lo puede malinterpretar, imagínate en un texto escrito y que no tienes a esa persona. Un texto escrito o una música. Tú puedes estar hablando de un caballo blanco con alas y lo mismo puede ser Pegaso que estás hablando de la cocaína o la heroína o lo que quieras, es tan fácil como eso.

Marcos: La verdad es que hacer canciones es diferente a escribir poesía o a hacer otra cosa, no tiene nada que ver. Mucha gente piensa que se parece mucho a la poesía y es cierto que es a lo que más se parece, pero no es poesía, una canción no es poesía porque la métrica es irregular, va cambiando. Tú en una poesía tienes una métrica estable, férrea y tú sabes que el siguiente verso va a ser de siete, o de nueve, pero en la música no, en la música tienes que ser músico y poeta al mismo tiempo, y eso es lo que le falla a la gente, que hay muy buenos poetas y muy buenos músicos pero cuesta que alguien enganche las dos habilidades. Al empezar a cambiar la música empiezas a entender una estructura compleja que va cambiando con cada verso, este verso es de ocho y este es de siete, y eso el poeta de mano no lo entiende, y el músico muchas veces no entiende de poesía. Yo escribo y escribo desde mis ojos, uso ciertos recursos que sé que se usan bastante poco como la onomatopeya, la sonoridad de las palabras, las palabras que tienen muchas T y muchas R son muchísimo más duras que las que tiene D y L, entonces tú como poeta elegirías una palabra y te daría igual qué consonante tenga, pero en la música por dónde va, tú necesitas que apoye lo que estás diciendo con la melodía, entonces cambias la palabra por otra que es exactamente igual y que aparentemente no tiene un sentido, pero igual es más dura y ahí necesitas que suene dura. Y eso los poetas tampoco lo entienden, porque para eso tienes que entender la música, cuándo la música está siendo dura y cuándo está siendo blanda y en qué momento,. La gente me dice “que buen poeta eres” y yo digo “que yo no soy poeta, coño”.

Se puede observar que maldito está algo envenenado, ¿tal mal están las cosas para escupir tanto veneno?

Marcos: Estaba peor, yo estaba para cortarme las venas.

Santos: Fue una etapa chunga porque llevábamos mucho tiempo de gira y todos teníamos problemas personales, compaginar el curro, compaginar el grupo… son muchísimas horas.

Marcos: No teníamos problemas entre nosotros, lo que pasa es que todos teníamos situaciones tensas y tirantes que se extrapolan.
Santos: No lo puedes evitar, estamos hablando de tíos con los que pasas demasiadas horas en tu vida, más horas que con tu novia. Si estás jodido fuera del local de ensayo o de la furgoneta o del concierto, eso después se nota cuando tienes que estar hombro con hombro. Y eso se une a las situaciones personales que teníamos cada uno, estábamos un poco agobiados. Pero eso le pasa a todo el mundo, acumulación de problemas.

Marcos: Yo lo dejé con mi novia, a Aldo se le murió el padre, la gira era asfixiante, no teníamos un puto duro, los curros nos absorbían ocho horas al día, más la gira, que muchas veces teníamos que pedir vacaciones y recuperarlas a lo largo de la semana.

Santos: Teníamos una etapa en la que nos levantábamos, nos veíamos en el curro ocho horas tres de nosotros y luego nos íbamos todos a ensayar otras tantas. Así de lunes a viernes. Pero es que llegaba el viernes e ibas de bolo otra vez hasta el domingo y el lunes vuelves a verte…

Marcos: Llega un momento en que la cabeza sin querer asocia vacaciones a no verlos, porque cada vez que los ves estás trabajando. Entonces llega un momento que dices “no quiero verlos, porque si los veo no tengo vacaciones.”

Santos: Era chungo y eso se refleja en tu estado anímico, así que cuando le metes mano a las canciones pues se nota.

En “No perder” decís: “Es hora de gritarle al viento que si aún no hemos caído es por vivir encerrados en una clave de sol”, ¿Qué sería de cada uno de vosotros sin la música?

Santos: Una mierda, a mí me hunde la vida. Si a mí no me dejas tocar, me hundes la vida. Fácil.

Marcos: Y a mí, está clarísimo. Es la conexión con el momento presente, es el nexo, lo que te hace estar vivo aquí y ahora, ¿sabes? La música, la sensación de la música.

Respecto a “Mírame desnudo”, ¿Hay algo para que nosotros, animales, estemos hechos?

Marcos: Para la razón, para evolucionar. Los animales están destinados a evolucionar o a perecer. Los animales están obligados, o evolucionan o perecen y el problema es que nosotros hemos parado de evolucionar, estamos creciendo hacia dentro. Solo tienes que echar un vistazo a cualquier sitio, lo estamos destrozando todo, no tenemos conciencia de nosotros mismos, ni del impacto que causamos como animal, como persona, como ente.

Santos: Un animal no te planta un edificio de ocho plantas en mitad de la nada, porque no, porque se está jodiendo sus propios recursos. Es así de claro.

Marcos: Y encima apoyados en la razón. Lo peor es que la mitad de las cosas las hacemos apoyados en la razón, pero no es la razón, es la sinrazón. Había una frase que decía, “pensar que se puede crecer infinitamente en un mundo finito, es de idiotas o de economistas”, y te lo apoyan en la razón. Pero vamos a ver, ¿cómo vamos a crecer exponencialmente si vivimos en una parcela que tiene principio y fin? No se puede crecer eternamente, es imposible, hay que controlarlo. Como eso todo, sólo hay que darse una vuelta y abrir la mente un poco con la visión de un niño chico, porque el problema es que ya sabemos para qué es todo, pero hay tantas cosas arbitrarias y hechas con la sinrazón en este mundo que es alucinante. Si aplicas un poco el pensamiento paralelo y te empiezas a plantear cosas que ya dabas por asumidas de nuevo, te das cuenta de que esto es un caos.

¿Y cómo puede un perro flaco aguantar sin terminar herido?

Marcos: En la vida es imposible no acabar herido, lo único que tienes que buscarte es alguien que te lama las heridas.

Santos: Y no hace falta que tú lo busques, te va a llegar.

Marcos: Lo único que necesita ese perro son compañeros. Alguien que te lama las heridas.

Santos: Y que no te deje, que esté contigo.

Marcos: La unión hace la fuerza. No se trata de ser un superhombre o de ser muchísimo más fuerte, se trata de asociarse, de colaborar, no de competir, que es precisamente en lo que basamos esta sociedad.

Allí estaremos” se proclamó himno del movimiento 15M, ¿esperabais que esa gente se pudiera llegar a sentir identificada con vuestra canción?

Santos: No, porque la canción salió antes, cuando no se estaba gestando nada. Era un pensamiento que teníamos nosotros, al igual que mucha gente. Todo el mundo decía que la cosa estaba fatal y que tenía que arder Troya. Todo el mundo lo pensaba, pero nadie se atrevía a decirlo. Nosotros hicimos una canción al respecto, pero otra gente ha hecho muchos otros trabajos al respecto y hubo peña que dijo “manos a la obra, vamos a empezar a movernos” y se metió y hay que seguirlo. Ese es el objetivo.

Decís en “Actitud” que “la vida el rock & roll y el sexo es sólo actitud”, ¿de qué actitud se trata?

Marcos: La vitalista, por supuesto. Vivir la vida como se merece y preocuparse por lo que de verdad merece la pena preocuparse, porque la mayoría de las veces la pena no merece la pena. Tienen que ser cosas realmente importantes para que valgan la pena.

Santos: Nos han vendido la moto. Vives obsesionado con que necesitas un coche, necesitas una casa, necesitas diez mil millones de historias, diez mil millones de preocupaciones que te hacen olvidarte de vivir, que al fin y al cabo es lo fundamental.

Marcos: Mucha gente quiere un buen trabajo, quiere no sé cuánto y ocupamos la mayor parte de nuestra vida en trabajar.

Santos: Y no es ni para ti, es a cambio de un sueldo para poder vivir tú, lo cual es absurdo, porque al final te dejan dos horas libres y necesitas placer inmediato. Por lo tanto, gastas tu dinero en ese placer inmediato, en comprarte un teléfono, unas patatas fritas o ir al cine, y ya has cerrado el círculo en dos horas y necesitas volver a trabajar.

Marcos: A una ardilla nadie le cobra por respirar, ¿por qué me cobran a mí?, ¿por qué me obligan a meterme en la gran bola y a ser un engranaje del sistema por una tontería, porque a alguien se le ha ocurrido que, si no, no puedo habitar aquí? Pero si la tierra es de los seres humanos simplemente por haber nacido aquí.

Santos: De hecho, por estar en la calle te pueden multar, pueden llegar unos agentes policiales y echarte de cualquier sitio, o unos guardas forestales y echarte del campo. No tengo derecho a vivir si no estoy dentro del sistema.

Marcos: Una persona ya no tiene derecho a vivir si no se incluye en el sistema, es que es una pasada. Parece una gilipollez, pero ¿a qué ardilla o a qué pájaro le piden las credenciales? Nos hemos convertido en monstruos y yo estoy convencido de que esto un día cambiará y a este periodo que estamos viviendo ahora de estupidez suprema le llamarán la época oscura.

Cantáis en “Dos semanas y unos domingos”: “¿A dónde quieres ir? A donde queden sueños que no estén por escribir, donde pueda cantar sin tener que oír los ruidos de algún himno nacional, fronteras sólo en mi piel y alambradas medio rotas para mundos de cristal”, ¿existirá ese lugar en algún momento?

Santos: Esperemos.

Marcos: Hoy por hoy no, por eso precisamente hay que seguir soñando. Porque hay que seguir construyendo esos lugares, el Ávalon de cada uno. El paraíso de cada uno hay que pensarlo, vivirlo dentro y después extrapolarlo. Aquí, desde luego, el paraíso no existe, esto es una condena. Y la vida no puede ser una condena, porque si la vida es una condena, entonces, yo me corto las venas. Si estoy condenado a vivir, para eso no vivo. Pues ya ni a eso tengo derecho. Si mañana me quedo en una cama, no puedo pedir que me rematen con dignidad, tengo que hacer sufrir a quienes me rodeen.

En “Vértigo”, “ves obligaciones en el mismo sitio donde antes veías canciones”, ¿en algún momento el sueño se convirtió en rutina?

Marcos: Totalmente, de hecho colgué la guitarra durante dos años. No escribí ni una palabra, ni toqué en mi casa. Colgué el hábito. No quería saber nada, yo lo que quería eran vacaciones y vacaciones era todo lo que se alejara de la guitarra, de letras, de música… Hasta dejé de bajarme y ponerme música, quería paz, tranquilidad, tiempo.

Elegid cada uno una canción de Gritando en silencio y explicadnos el por qué de la elección.

Marcos: Yo me quedaría con “Dos copas de más”, ¿por qué? Por el recuerdo, por lo que lleva detrás y porque me duele cada vez que la toco. Tú una canción la creas en un momento, tiene un marco, un contexto, y cuando esa canción es capaz de resucitar el marco en el que la hiciste, es que está bien hecha. A mí muchas veces me sigue emocionando y creo que va a ser difícil que deje de hacerlo.

Santos: Yo, en algo un poco más personal y aunque la temática es un poco distinta, me quedo con “Nota de un suicida” porque me recuerda día a día lo que vivimos en el local, la magia esa que se llega a tener en quedar con estos tíos, no necesitar hablar, y poder hacer música.

¿Por qué le diríais a alguien que pase ahora por aquí que pase a veros tocar? ¿Por qué ir a un concierto de Gritando en silencio?

Santos: Que entre, que se lo pase bien. Todo el mundo funciona con una previsión y si le dijésemos ahora mismo a cualquier persona que pase por ahí que viniera a un concierto asegurándole que se lo va a pasar bien, no vendría, porque todo el mundo tiene una previsión y se olvidan de vivir el momento que tienen.

Marcos: Nosotros no podemos prometer ni que se lo vaya a pasar bien, ni que no nos vamos a equivocar, pero lo que sí podemos prometer y que siempre hacemos es tocar de corazón y dejarnos la piel en el escenario. Y lo que cada uno reciba dependerá del día que hayamos tenido nosotros y del que haya tenido él.

Se ha dicho que Gritando en silencio es el aire fresco del rock español, que con vosotros ha llegado una nueva generación que deja atrás a Platero y tú o Extremoduro, ¿os veis así?

Santos: Así nosotros no lo vemos, porque tenemos otra realidad que es de dentro del grupo. Nos sigue sorprendiendo el llegar y ver que hay diez personas para verte en un concierto. Nuestra realidad es tocar, no va más allá de expectativas de lo que pasa alrededor. Es una imagen que desde dentro tú no puedes tener. Yo no sé nunca si vamos a venir aquí y va a haber diez o cuatro personas, y si hay cuatro vamos a tocar igual, y si hay cien pues cien o diez mil.

Marcos: El rock & Roll español es un barco muy grande.

Santos: Hay muchísimos grupos. Y ya no es solo el rock, es la música en general, hay una cantidad de músicos totalmente desconocidos que se te caen dos lagrimones cuando los escuchas. Es que a veces a mí se me cae la cara de vergüenza de que me digan que toco bien.

Marcos: Hay gente que nos pregunta si de ese barco nosotros somos el mascarón de proa en este momento, pero es que eso es imposible saberlo ahora. Eso, si fuera verdad, nosotros solo lo sabríamos dentro de muchos años, cuando miráramos al pasado y viéramos un documental sobre el rock en España en el que nos diéramos cuenta de la que armamos.

Santos: Eso no lo decides tú, lo deciden los que te escuchan, los que están dispuestos a verte. Esos son los que acaban decidiendo si una cosa funciona o no. Es así. Y si no, pues volvemos a nuestro local de ensayo y seguiremos tocando para nosotros.

Marcos: Y todo lo que nosotros podamos hacer para conseguir eso, para ser el relevo generacional, poco va a importar. Es mejor no pensarlo, dedicarte a lo tuyo y seguir haciendo música, que es lo que a ti se te da bien, no planificar el convertirte en una estrella o no.Y como a ti lo que se te da bien es tocar música y hacerlo de corazón, pues eso es lo que tienes que hacer.

¿Cómo ve Gritando en silencio su futuro?

Santos: Lo vemos todo demasiado a corto plazo, nunca hemos tenido una visión a largo plazo, siempre hemos ido lidiando con las circunstancias como nos han llegado. Actualmente hemos hecho ya dos trabajos, seguimos dando conciertos y el canon normal es un tercer trabajo. ¿Cuándo? Pues cuando se pueda, cuando no haya agobios para hacer letras y cuando haya un buen trabajo. Entonces lo sacaremos adelante con la previsión que tenemos ahora. Y ya veremos qué pasa.

Marcos: Nunca hacemos planes con mucho plazo. Para eso somos piratas, vemos un barco y decimos “Al abordaje”, pero porque lo estás viendo no porque planeemos demasiado.

Dejando de lado este futuro, el presente imperaba y dentro de la sala había un montón de personas a la espera de una afonía fruto de corear cada una de las puñaladas sociales que Gritando en silencio ha escrito, por lo que la hora de entrar a ahí a dejarse la piel había llegado. Nos despedimos por tanto de estos dos increíbles hombres, no sin antes agradecerles el tiempo dedicado.

Miriam

Soy una chica leonesa que ha tenido que irse a Valladolid para cumplir su sueño, hacer periodismo. A pesar se ser este mi primer año de carrera, tengo el orgullo de ser colaboradora de Ruta 42. Por lo demás no hay mucho que contar, toco la guitarra, me gusta el rock y devoro todo tipo de literatura, especialmente la poesía.

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