A veces mi conciencia se posa en una palabra o frase y retorno a la realidad, sin que yo quiera.
A veces nuestras inseguridades y miedos silban como cuchillos lanzados con furia hacia nuestras conciencias, y se llega a sentir amargura en la boca. A veces cae la lluvia con esa parsimonia que te cala en lo más hondo del alma, sin remedio. Tintineando las gotas que acaban resbalando en esa memoria tan frágil, y no pasa nada, no pasa ni la lluvia.
A veces cuando tengo un libro en mis manos y lo estoy leyendo, intuyo el gran esfuerzo que el autor hace para que los lectores comprendamos y 'veamos' lo que nos quiere transmitir, y eso a veces, puede ser incomprensible para el lector.
A veces pienso que el poeta hacedor de versos lo tiene mucho más complicado.
A veces pienso que el olvido es la mejor pastilla para el reconocimiento de cualquier artista de una realidad que el tiempo, esa variable, pone en su sitio a los creadores o artistas, sobre todo a los que en su momento fueron incomprendidos. Como dice una escribidora que admiro: paciencia.
A veces la paciencia se muestra hacedora de casi todas las buenas cosas y es cuestión de esperar. El esfuerzo creador se desarrolló en el momento oportuno y no hay que pedir más.
A veces.