A veces los extraños son casa

Publicado el 16 mayo 2018 por Molinos @molinos1282

«Hace diez meses perdí un hijo» 
El aire de la librería se congeló y todo empezó a girar a nuestro alrededor. De pronto, una agradable conversación sobre libros, entre tres completas desconocidas, se había abierto como un agujero negro y nos había engullido. Los lomos de colores de los libros giraban a mi alrededor, me sentí engullida por un tornado que estrechándose me empujaba a abrazar a la desconocida de dulces ojos azules que había dicho «Hace diez meses perdí un hijo».
No dijo murió o se mató, dijo «perdí un hijo» mientras acariciaba la portada de mi libro. Luego, levantó la mirada, nos sonrío y consiguió parar el torbellino y que el aire recuperara su temperatura. La librera y yo volvimos a respirar. Ella corrió a la estantería, cogió un libro y se lo enseñó: «no te va a ayudar, nada te va a ayudar pero...» Yo seguía mirando como acariciaba la portada de Los Días iguales que tenía entre las manos. «Creo que hoy no, pero volveré otro día y me llevaré estos dos libros, el tuyo y el que me has recomendado» 
Quise abrazarla. Lo pensé. Lo sentí. No lo hice, solo le rocé el brazo. «Lo siento»
«No sé porqué os lo he dicho. Es la primera vez que lo digo en alto. Yo misma estoy sorprendida» 
A veces, los desconocidos se convierten en un lugar seguro porque son  folios en blanco que no te juzgan, ni esperan nada de ti. Con los desconocidos no tienes que fingir. En ellos puedes  escribir algo desde cero, expresar con ellos algo sin historia, sin pasado. «Hace diez meses perdí un hijo» No sintió la necesidad de decir que su hijo estaba muerto porque eso ya ocurrió, ya pasó, su hijo ya no está... no va de él, de su muerte. Va de ella, lo perdió y continúa perdido, lo está para siempre, perdido para ella. 
Quiero pensar que decirlo en voz alta la ayudó, fue soltar un poco de peso, dejar escapar la presión, abrir la válvula. Quiero pensar que algo en aquella librería, en nuestra conversación sobre leer y escribir le pareció acogedor, le pareció adecuado, le pareció un lugar seguro pero ojalá la hubiera abrazado.