A veces soy una mirada larga y lenta

Publicado el 04 octubre 2011 por Cosechadel66

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A veces soy una mirada larga y lenta, que se demora y se entretiene, por ejemplo, en los bordes que con la luz forma tu piel. En esas ocasiones, descanso en cualquier rincón desde donde se pueda ver Madrid, sin tiempo definido, lo mismo una tarde de mayo que una mañana indecisa de octubre entre verano y otoño. Miro ventanas e imagino historias, veo puertas y sueño cuentos sencillos, de esos que cuentas antes de dormir a un niño al que sólo le importan los principios, porque él ya tiene todos los futuros. Me paro en un reflejo, y espero por si Alicia sale y nos tomamos un te juntos. A veces voy despacio, paso a paso, intentando que no se escape nada. A ratos no me importa el tiempo, que se queda acurrucado en un viejo reloj, de cuco ya emigrado, y juntos él y yo pensamos que la vida es algo escondido en un viejo desván por aquí dentro.

Otras, soy un rápido vistazo, un ojo de aquí te pillo, aquí te miro. Un veloz testigo de carreras, sonrisas forzadas, deseos de vagón o de ascensor, ejecutivos, señoras, trapecistas de autobus, magos sin conejos en las colas, adivinos, vendedores de humo y políticos en ciernes. De esa esquina al mostrador que no muestra, del muro a la valla, del asfalto a la acera. Un no parar, un no poder, un querer vacío y olvidado, un traje de novia gris sin novia, un poema terminado y no leído. Un metro al que no llegas, unas obras, un mensajero, un correo de viagra, un adiós sin hola y un hasta luego sin luego. La vida pasa en un minuto, y cada minuto es vida.

Y así voy, de la lentitud a la presteza, de la rapidez a la distancia, de lo eterno a los segundos, del cielo al agujerito para verlo. Aquí estoy, así soy, allá voy.

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