Esta entrada es la continuación de nuestras aventuras otoñales en Asturias.
En el post anterior os contaba que este maravilloso día comenzó con un paseo entre manzanos y continuó con una breve visita a los acantilados de Ribadesella. Hoy os voy a contar lo que hicimos esa tarde para ponerle un broche de oro al día más otoñal de 2021.
Llevábamos un par de años persiguiendo la idea de visitar un laberinto de maíz. En 2019 lo intentamos pero no pudo ser y después llegó la pandemia mundial. Este era nuestro año y el viaje a Asturias fue perfecto para acercarnos a Cantabria a pasear entre las mazorcas de Ocio Granja La Flor. Fue muy divertido y una experiencia que recordaremos siempre. Hicimos un montón de vídeos y fue una tarde muy agradable.
Ocio La Flor es una granja que organiza diversas actividades para toda la familia. En verano crean el laberinto de maíz, el cual se cosecha en otoño. Además, puedes jugar al fútbol en burbujas de plástico o darle el biberón a sus terneritos. Todo esta muy bien cuidado y el ambiente es increible. ¡Lo recomendamos muchísimo!
El laberinto de maíz cambia cada año y te mantiene entretenido un buen rato, por lo que merece la pena hacerle una visita cada otoño. Solo hay una regla: no coger las mazorcas. Que las fotos no os engañen, la mazorca que tengo entre mis manos estaba en el suelo porque alguien ya la había cogido antes que yo (sí, la gente no suele hacer mucho caso a eso...).
Es más grande de lo que nos esperábamos y estuvimos dentro más tiempo del que imaginaba, pero no hay de qué preocuparse porque os aseguro que se sale. Tiene dos salidas y está limitado por tierras y un río. Admito que tuve algún momento de desesperación hacia el final, pero nos reímos muchísimo y nos encantó la experiencia.
Esto no fue lo único que hicimos en toda la tarde. Ese día también estuvimos viendo la Cuevona de Cueves, un pueblo muy cuco de Ribadesella. La cueva no nos emocionó demasiado, pero el pueblo era precioso. Allí pasamos por una granjita con tres vacas monísimas. Podríamos decir que fue una tarde de laberintos y vacas.
Al salir del laberinto ya fue cuando pusimos rumbo de vuelta a casa con toda la tristeza del mundo. Por suerte, un chocolate calentito de Trapa me alegró el camino. Los mejores viajes siempre acaban en Trapa. Ahora ya solo quedan los recuerdos, pero son unos recuerdos maravillosos. Volveremos seguro.
Fotos hechas por Manuel Laya / Luxmantica Photos
Detalles del outfit en el post anterior.