[A vuelapluma] Analfabetos

Por Harendt

"Picapedreros", de Gustave Courbet (1819-1877)
El escritor catalán Javier Cercas escribía hace unos días un rabioso artículo en El País, titulado ¡Visca Cataluña, viva Espanya!, en el que ponía literalmente a caldo a los que destrozan los idiomas, en este caso el español y el catalán a partes iguales, en base a una supuesta corrección política que nada en absoluto tiene que ver con la idiomática. Objeto preferente de sus puyas, los políticos, por un lado, y los periodistas y locutores televisivos y radiofónicos, por otro.

El Diccionario de la Lengua Española define "analbeto" como aquella persona que no sabe leer ni escribir, como sustantivo; y como persona ignorante, sin cultura, o profano en alguna disciplina, como adjetivo.

A mi entender hay un analfabetismo excusable que es de las personas que por su edad o situación social nunca pudieron acceder a la escuela y no tuvieron ocasión de aprender a leer y escribir. Es ese un analfabetismo residual, prácticamente extinguido en nuestro país y en todo Occidente. Luego, existe por desgracia un analfabetismo funcional bastante extendido, producto de una enseñanza mal entendida y peor aplicada centrada en el desarrollo de las capacidades personales propias, obviando que el dominio correcto del idioma hablado y escrito de cada uno es nuestra mejor herramienta de comunicación con los otros y de desarrollo de nuestras capacidades. Analfabetismo funcional del cual somos responsables todos, comenzando por las autoridades académicas, los profesores a todos los niveles de la enseñanza, los padres, y por supuesto, los propios alumnos. Y por último nos encontramos con el analfabetismo que yo denomino obtuso, y que podríamos asimilar a los que usan el idioma  como instrumento de corrección política, propaganda o simple ejercicio de petulancia ignorante. Es decir, políticos en activo y líderes de opinión y audiencia mediática.

Javier Cercas, como señalé más arriba, centra sus diatribas en la clase política y las personifica en la frase que da título a su artículo: ese "Visca Cataluña, viva Espanya", que ofende a ambos idiomas, catalán y castellano, por igual. Pero las extiende a los que cuando se expresan en castellano dicen y escriben, por ejemplo, Lleida o Girona, algo que no hacen cuando se refieren a Nueva York o Londres, por citar dos ciudades emblemáticas. Pone bastante más ejemplos de los que yo acabo de mencionar. Y las críticas no son unidireccionales, así que merece la pena leerlo.

Curiosamente, se olvida de esas palabras, tan políticamente correctas como infames desde el punto de vista de lingüístico, de los periodistas y locutores castellano parlantes (o escribientes), empecinados en decir y escribir "parlament" o "president" o "Generalitat" cuando, en perfecto (más o menos) castellano, pretenden referirse al parlamento, el presidente o la Generalidad (Gobierno) de Cataluña. Hagan ustedes el esfuerzo de leer sin mofarse una frase imaginaria como esta: "El president de los United States of América, la queen del United Kingdom, y el presidente del gobierno español han entrado juntos a la House of Commons durante su visita a la ciudad de London". Patético, ¿no creen? Pues vamos camino de eso.

Sobre los presuntos creadores de opinión periodísticos, televisivos y radiofónicos, preferible no hablar; ya lo hacen ellos a destajo por nosotros, con alevosía, premeditación, nocturnidad y desprecio de sexo, todas ellas circunstancias agravantes del ilícito penal. Pero como si oyeran llover; les da lo mismo. Carezco de información veraz como para afirmar o negar si en las Facultades universitarias de periodismo o ciencias de la información enseñan a hablar y escribir a sus alumnos, pero si nos remitimos a las pruebas, da la impresión de que no lo hacen. O por lo menos, que no lo hacen bien,

Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt


Javier CercasEntrada núm. 2562elblogdeharendt@gmail.com"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)