La ficción televisiva es una sofisticada manera de retratar la burda realidad, comenta la escritora Lara Moreno. El domingo por la noche, comienza diciendo Moreno, vi un capítulo de Los Soprano. Junior Soprano, tío y mentor de Tony, está en un hotel con su amante, Bobbi Sanfillipo. En la cama, Bobbi, cariñosa y seductora, lo felicita por lo bien que practica el sexo oral. Lo festeja: es una suerte que ella tiene, algo insólito que él le regala. Junior está serio. Es un señor mayor y respetable; un mafioso de Nueva Jersey. Le advierte: no le gusta que ella hable de eso, es algo que absolutamente nadie tiene que saber. Por supuesto, ya es tarde. La mujer ha compartido su alegría con otras mujeres, y la delicada información llega a oídos de Tony, su bravo sobrino, que en aras de la compleja relación que tiene con su tío, acabará burlándose de él durante una sesión de golf. Por comer felpudos. La escena siguiente es dura e incómoda. Junior va a buscar a Bobbi a la oficina. Le grita, la insulta, la empuja contra la pared, la inmoviliza y, en vez de pegarle en la cara, de hecho, para no hacerlo, le refriega una tarta que había sobre la mesa, con fuerza, con rabia. La despide. Se va. Y ella llora, con el merengue y el bizcocho bajándole por el rostro: “Corrado, no me dejes, por favor, no me dejes”. Este capítulo se emitió por primera vez en 1999.
El martes por la tarde vi un capítulo de Euphoria. Es la serie sobre adolescentes pero no solo para adolescentes que estrenó HBO este verano. Deberían verla todas las madres y los padres, a pesar del pánico, precisamente por él. Maddy es la novia de Nate, el macho alfa del instituto, alto y guapo. Durante una feria, Maddy va vestida de forma sexy, Nate intenta obligarla a que se cambie; no quiere que sus padres la vean así. Ella se rebela ante su familia, lo provoca, lo ridiculiza. Él va decidido tras ella y, en la oscuridad de un callejón, la coge del cuello y la embiste contra un camión. Ella lo perdona. Es 2019.
Veinte años no es nada. La ficción televisiva, una sofisticada manera de retratar la burda realidad. Me pregunto entre cuántos hombres (la cifra exacta de los hombres de la Tierra) ya está bien visto practicar el sexo oral a las mujeres. Me pregunto también cuántos hombres siguen cogiendo a mujeres del cuello y aplastándolas contra la pared. La cifra exacta de los hombres de la Tierra. Las paredes son para los besos, y la distancia entre Junior Soprano y Nate Jacobs es un simple lunes de septiembre, cargado de secretos.La reproducción de artículos firmados en el blog no implica compartir su contenido, pero sí, su interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt
Entrada núm. 5238
elblogdeharendt@gmail.comLa verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)