A vueltas con el cambio climático

Publicado el 27 diciembre 2010 por Alchavida

Ya saben ustedes que en España hay costumbre de celebrar la fiesta de los Santos Inocentes con bromas sencillas, que no suelen ser hirientes ni demasiado molestas. Simplemente sirven para echar unas risas, comentarios que no suelen tomarse en serio, relajan el ambiente, contribuyen a serenar los ánimos y a poner las cosas en su sitio. Algo así deben estar pensando Al Gore y los demás profetas del calentamiento global. No me resisto a trascribir algunos párrafos de un reciente artículo del doctor, periodista y sobre todo amigo, Luis Fernández Cuervo.
Sarcásticamente, el calentamiento global quedó refutado con el frío tremendo del invierno pasado en todo el hemisferio norte. Y lo vuelve a desmentir el invierno recién comenzado creando el caos en ciudades, aeropuertos, ferrocarriles, estadios deportivos, etc., con hielos y nevadas enormes y temperaturas bajísimas. Ahora, los calentólogos han aprendido la lección. Ahora ya nadie habla del calentamiento global (le tomarían por loco). En su lugar han acuñado la frase de cambio climático, como si no supiéramos que el clima siempre es cambiante, basta mirar los termómetros para darse cuenta de ello.
Los fanáticos del cambio climático no cesan en sus dogmas, nunca demostrados, ni en sus profecías desmentidas por los hechos. Un ejemplo son las torpezas del “Met Office” británico atreviéndose a decir que el año 2010 era el más caluroso desde hace muchos años. Sus mediciones terminaban en octubre de 2010, ¡sin prever los fríos de noviembre y las nevadas de diciembre! Encima tuvo la imprudencia de pronosticar un invierno seco y templado poco antes de que se desatara el caos que las intensas nevadas produjeron en todo el Reino Unido. Y mientras tanto, el Gran Gurú del calentamiento global disfrutando de una lujosa mansión en Cancún.
Peor fue la ignorancia, para reír a carcajadas, de los muchos delegados que firmaron una petición para “Prohibir el uso del Monóxido de Dihidrógeno”, “peligrosa sustancia” –decían los que pedían la firma- “que contribuye al efecto invernadero, abunda en los mares y los ríos, es la principal sustancia en la lluvia ácida y resulta mortal si es inhalada.” Fueron dos trampas ideados por estudiantes. Porque, si delegados oficiales de las Naciones Unidas firmaron lo del Monóxido de Hidrógeno, sin darse cuenta de que firmaban prohibir el agua, entonces también podían ser engañados para firmar cualquier cosa, siempre que en la petición se incluyeran palabras mágicas como "comunidad internacional, esfuerzo global, o cambio climático".