Tres ejemplos ilustran esta reflexión. “Tocar los libros” de Jesús Marchamalo en Fórcola Ediciones, Libranda, la gran plataforma digital que acaba de presentarse y un blog, El pájaro libro, del escritor cubano Joel Franz. O lo que viene a ser lo mismo, la relación que establecemos con el libro, en el primer caso, la distribución masiva de títulos digitales para crear un público que se está formando, en el segundo y el uso de las nuevas tecnologías para hablar de libros propios y ajenos, en tercer lugar.
Usa también la tecnología, que ya no es nueva, Joel Franz para poner el foco sobre sus libros, perdidos en un maremagno de títulos variados que compiten entre sí. Desde su blog, ya lo hacen muchos autores, habla de sus actividades (cuenta cuentos también), de sus últimos trabajos publicados y de libros amigos que le gusta reseñar.
Pero... ¿libro electrónico o tradicional?. ¿Es necesaria la guerra?. Marchamalo opina sobre ello (Audio:opinión sobre libro electrónico), pero además cada lector, al que previamente también intentarán convencerle las instituciones para que lea, elegirá o no. El mercado toma posiciones porque el pastel a repartir es importante, siempre, claro está, que el pastel sea asequible. De momento, lo es en cuanto al contenido en sí mismo, no más de 12 euros los más caros, pero para leer en formato digital o uno se conforma con hacerlo desde su propio ordenador o compra un soporte que puede oscilar entre 200 y 800 euros.
Aún así, es un acierto para la industria editorial española estar presente en la distribución digital. Y para ello, para un gran proyecto se han acompañado de grandes cifras. A saber, dos millones de euros de inversión, 50.000 lectores potenciales para empezar, una previsión de cuota de mercado de un 5% en cuatro años, un catálogo inicial de 2000 títulos cuando arranque el 15 de julio... suma y sigue.
A ellos se une también la opinión de los Agentes Literarios (ADAL) que se presentaron formalmente como colectivo la semana pasada, aunque el grupo se creó hace cuatro años. Una de las figuras más cercanas al autor, al que representan, tramitan sus contratos de edición y asesoran, no podía permanecer en silencio ante la llegada de Libranda, y sobre todo, del mercado digital que con la nueva plataforma se hace visible. La asociación ADAL, formada por 27 miembros, se muestra receptiva y colaboradora. Y aunque cada agente negocia con sus autores cuál es el mejor camino a seguir, como todos, se encuentra a la expectativa. El lector, que también espera, lo hace ¿con curiosidad?.