En Tailandia hay casos de abejas (Lisotrigona cacciae, L. furva y Pariotrigona klossi) que se alimentan de lágrimas. Hay pocos informes en los que aparezcan estas abejas acudiendo a flores, presentando en general poca cantidad de polen en las patas, poca pilosidad, ausencia de resina en las patas y el cuerpo, y un metasoma extensible para transportar fluidos. Esto puede interpretarse como una posible adaptación a la lacrifagia. Sin embargo, esto aumenta el riesgo de transmisión de enfermedades a través de los ojos.
En estas especies, el parpadeo puede terminar espantándolas, pero a veces se posan tan suavemente, que el huésped no nota su presencia. Cuando son varias abejas a la vez, terminan causando que el ojo lagrimee, colocándose todas juntas, bebiendo incluso cuando se cierra el ojo.
Fuente: Discover magazine, Bioone