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Abraham Lincoln:Cazador de Vampiros-Sobre la producción

Publicado el 02 septiembre 2012 por Juancarbar

 Abraham Lincoln:Cazador de Vampiros

Abraham Lincoln:Cazador de Vampiros indaga en la vida secreta del décimo sexto presidente de Estados Unidos, así como en la historia oculta que conformó esa nación. Los visionarios realizadores Tim Burton y Timur Bekmambetov (director de “Wanted: Se busca”) proporcionan un nuevo enfoque a la sanguinolenta leyenda de los vampiros, concibiendo a Lincoln como el mayor cazador de los no-muertos de la Historia.

Abraham Lincoln. Cazador de vampiros. El simple enunciado de estas palabras sugiere una combinación sorprendente, si no definitivamente extravagante. No obstante, es una idea con la que los realizadores estaban absolutamente comprometidos. Su trabajo retrata al hombre y líder que todos hemos estudiado, así como los trascendentales sucesos que definieron a Lincoln y a nuestra nación; todo ello mezclado con la sugestiva y visceral acción de una historia de vampiros.

Al mismo tiempo, Abraham Lincoln:Cazador de Vampiros presenta al Gran Emancipador como el primer superhéroe del país. El productor Tim Burton señala: “Toda la vida de Lincoln refleja fielmente la mitología de los clásicos superhéroes del cómic. Existe una dualidad: durante el día, Lincoln es el presidente de los Estados Unidos; por la noche, un cazador de vampiros”.

Abraham Lincoln:Cazador de Vampiros

Dicha dicotomía constituye el núcleo central del Lincoln que vemos en esta película. “Era un hombre ordinario y extraordinario a la vez”, dice el director Timur Bekmambetov.  El guionista Seth Grahame-Smith, que adaptó su propia y exitosa novela de igual título, añade: “La biografía de Lincoln es una historia arquetípica sobre los orígenes de un superhéroe. Es lo más parecido a un superhéroe real que este país ha visto nunca. Olvidémonos de los vampiros. Lincoln no procedía de buena cuna ni tenía dinero. Su madre había fallecido cuando Lincoln era un adolescente. De hecho, todas las personas que había querido estaban muertas. Sin apenas educación, y provisto únicamente de su capacidad intelectual, se convirtió en presidente y salvó a la nación”.

Estos temas de fondo captaron la atención de Burton, de su socio en la producción Jim Lemley y de Timur Bekmambetov. Antes incluso de que Grahame-Smith acabara su novela, la sola mención de su título provocó que la mente de Burton se pusiera en marcha. “Sonaba como el tipo de película que a mí me gusta ver”, afirma Burton. “Daba la sensación de que podía tener la delirante energía de las películas de mi juventud, que eran principalmente un extraño amasijo del género de terror”.

Abraham Lincoln:Cazador de Vampiros

Lemley, que había producido junto a Burton y Bekmambetov la película de animación “9”, señala que la especial sensibilidad de Burton le venía muy bien a este material. “Lo que Tim hace magistralmente es coger la imaginería y las historias más convencionales y darles la vuelta por completo, analizándolo todo desde una inesperada perspectiva”.

ABRAHAM LINCOLN: CAZADOR DE VAMPIROS también se ajusta perfectamente a la forma de dirigir de Bekmambetov, tanto a nivel creativo como estético.  Este realizador ruso había dirigido previamente el gran éxito de taquilla “Wanted: Se busca” y, anteriormente, “Guardianes de la noche” y “Guardianes del día”, ofreciendo en estas dos últimas un convincente retrato de los vampiros dentro de un mundo que era, simultáneamente, familiar y fantástico.

Al igual que Burton, Bekmambetov se comporta como un pintor ante un gigantesco lienzo, aportando una deslumbrante imaginería visual. Fue la ingeniosa idea central del proyecto lo que atrajo al director ruso, que declara, “Reaccioné a la historia de inmediato porque era extraordinariamente diáfana, sencilla y potente”.

En un principio, Bekmambetov iba a ser productor de la película, hasta que Burton le convenció de que asumiera las labores de dirección. “¡Deseaba ver la versión que podía hacer Timur de esta historia!”, dice Burton. “Un valor añadido lo constituyó el hecho de que Timur fuera de otro país, con lo cual su perspectiva de los personajes y de los hechos históricos es totalmente diferente”.

La parte de la historia relativa al “cazador de vampiros” proporciona fuertes emociones, sustos y numerosos efectos especiales, pero los realizadores nunca perdieron de vista que también estaban haciendo el retrato de una figura muy querida, así como de los formidables acontecimientos que constituyeron nuestra nación y que siguen siendo la base de su actual discurso. “Todo tenía que mostrarse de forma muy honesta”, dice Grahame-Smith. “Nunca fue nuestra intención hacer un guiño al espectador; ni siquiera en un momento dado. En este sentido, Tim Burton nos respaldó totalmente y defendió dicho enfoque”.

Abraham Lincoln:Cazador de Vampiros

Grahame-Smith dice que la idea de escribir Abraham Lincoln: Cazador de vampiros le surgió a raíz de lo que observó durante la gira que realizó en 2009 para promocionar su anterior libro, Orgullo y prejuicio y zombis, otra sorprendente conexión entre entidades culturales totalmente dispares.  El escritor y guionista recuerda: “Ese año se celebraba el bicentenario del nacimiento de Lincoln, y muchas de las librerías de mi gira promocional tenían dos tipos de expositores: uno contenía libros sobre la vida de Lincoln; el otro, relatos de vampiros, como Crepúsculo y la colección de libros de Sookie Stackhouse [en los que se basó la serie de televisión “True Blood”]. Este hecho me condujo a pensar en combinar ambos temas”.

Los vampiros de Grahame-Smith son el polo opuesto a las románticas figuras que reproducen las páginas de los libros que él había visto en aquellos expositores. Sus no-muertos se ajustan respetuosamente a los más clásicos cánones de vampiros reflejados por el cine. “Los vampiros de nuestra película no son románticos ni divertidos, y desde luego no resultan atractivos”, advierte Grahame-Smith. “Nuestros vampiros son sanguinarios y muy astutos; y, lo más aterrador de todo, se han convertido en parte del tejido social que conforma la vida cotidiana, trabajando como herreros, farmacéuticos y banqueros”.

El principal enemigo de los vampiros es una de las figuras más apreciadas de la Historia, considerado por muchos nuestro mejor presidente.  Esta historia abarca 45 años de la vida de Abraham Lincoln, desde 1820 a 1865, y la acción se sitúa en Kentucky, Illinois, el Estado de Louisiana y, por supuesto, la capital de la nación. Entonces, ¿quién seguiría los pasos de uno de los más competentes actores de nuestra historia, e interpretaría al icónico líder e intrépido asesino de vampiros? El beneplácito lo obtuvo el actor de teatro Benjamin Walker, que, casualmente, ya contaba con alguna experiencia “presidencial” tras haber protagonizado “Bloody Bloody Andrew Jackson”, obra que se representó en Broadway durante 2010.

Abraham Lincoln:Cazador de Vampiros

“Ben aporta al personaje tanto humanidad como malicia, lo cual le proporciona mucha verosimilitud”, dice Tim Burton. Jim Lemley añade: “Ben ha captado la honestidad, integridad y coraje de Lincoln, así como su compromiso con el objetivo que perseguía”.

Lo más importante para Walker era tener la oportunidad de interpretar no solo lo que hizo de Lincoln una gigantesca figura histórica, sino también un ser humano creíble. “El riesgo de interpretar a un icono es impedir que el personaje sea humano”, dice el actor.  “Hay que aceptar que el personaje sea vulnerable o incluso estúpido.  Afortunadamente, Tim y Timur estaban abiertos a permitir que Abraham fuera un hombre imperfecto, conflictivo y hasta gracioso”.

“El lado humano siempre es lo más importante”, coincide Burton.  “Y el personaje tiene que tener sentido del humor porque nadie podría sobrevivir sin él siendo cazador de vampiros”.

Walker, formado actoralmente en la Escuela Juilliard, con su estatura de 1,90, desde luego, anatómicamente tenía la estatura suficiente como para interpretar al larguirucho Lincoln. Pero ¿podría este joven actor (de 29 años de edad, en aquel momento) representar físicamente a esta figura de la Guerra Civil cuyo icónico y maduro rostro aparece en nuestros libros de Historia y monedas?  Bekmambetov, Burton y Lemley sometieron a Walker a una prueba –de cámara– durante la cual pusieron al actor unas prótesis que le envejecían hasta aparentar 55 años, y en la que pronunciaba una de las diatribas más célebres de la Historia: el Discurso de Gettysburg.  Walker impresionó más que de sobra a los realizadores. “Mi reacción inmediata fue, ‘¡Dios mío, es Abraham Lincoln pronunciando el Discurso de Gettysburg!”,  exclama Lemley. El siguiente ultimátum para Walker fue el imperativo de reducir su pensó en casi 15 kilos para conseguir la necesaria y distintiva delgadez de Lincoln, así como sufrir cientos de horas de entrenamiento con armas para convertirse en el supremo cazador de los no-muertos.

Antes de que Walker asuma el protagónico papel de Abraham, vemos al personaje en su infancia. Su aventura vital comienza cuando su madre, Nancy, resulta afectada por una enfermedad de origen desconocido; pero reconocible para el joven Abraham, pues es la consecuencia del mordisco de un vampiro. Nancy era una mujer inteligente y de gran corazón, que impartió a su hijo el principio de que “hasta que no sea libre todo el mundo, todos seremos esclavos”. Abraham nunca olvidó estas palabras, que llegaron a determinar su punto de vista en relación a la esclavitud. Tampoco olvidó nunca al inmortal y maligno ser responsable de la muerte de su madre: un vampiro (y empresario local) llamado Jack Barts, interpretado por Marton Csokas, del cual Abraham jura vengarse.

Pero su primer ataque contra Barts fracasa estrepitosamente, y Abraham consigue a duras penas escapar con vida. Es salvado por el carismático Henry, un ostentoso y refinado donjuán. Henry, interpretado por el actor británico Dominic Cooper, no está interesado en la venganza, que es lo Abraham busca simplemente. En vez de eso, Henry enseña a Abraham a controlar su rabia y a ser más fuerte, así como a luchar por un bien superior: el de la humanidad.  “Tienes que elegir”, le dice  Henry a Abraham, “entre hacer algo realmente extraordinario o sentirte satisfecho solo con la venganza”.

“El ansia de venganza de ese joven no resulta interesante para Henry”, afirma Cooper.  “Sin embargo, cree que Abraham es capaz de mucho más, y piensa que puede ayudarle a trascender de su egoísta pretensión”.

Henry instruye a Abraham – física e intelectualmente– en el fino arte de la caza de vampiros, con un objetivo mucho más trascendente que el de la venganza. Pero el maestro está lejos de ser una persona íntegra. “Como cazador de vampiros, Henry da lo mejor de sí mismo, pero tambien es una persona muy excesiva”, dice Cooper. “Le gusta vivir la vida a tope, y a menudo se excede al hacerlo”.

Sin embargo, ciertas revelaciones provocan que Abraham empiece a cuestionarse el verdadero propósito de Henry. ¿Es un diligente cazador de malignos e indescriptibles seres? ¿O es un malvado manipulador con oscuras intenciones?

Una figura intachable en la vida de Abraham es su amigo y guardaespaldas Will, interpretado por Anthony Mackie.  Este personaje, que no aparecía en el libro, se convierte en un elemento catalizador en la vida de Abraham.

Mackie señala que lo que le atrajo del proyecto fue la oportunidad de trabajar junto a Bekmambetov y Burton, ya que admiraba el trabajo de ambos desde hacía mucho tiempo.  “Me encantó ‘Wanted: Se busca’, y me gustó que ABRAHAM LINCOLN: CAZADOR DE VAMPIROS  fuera una película histórica que pone la Historia del revés”, afirma el actor. “Y Tim Burton siempre aporta un toque mágico a todo lo que hace, y en esta ocasión muestra un tipo de submundo que nunca antes se había visto”.

La persona más cercana a Abraham es su esposa, interpretada por Mary Elizabeth Winstead.  El momento en que ambos se conocen en una tienda de Springfield, Illinois, está repleto de chispa, ternura y buenos augurios, lo que proporciona un crudo contraste con el lado oscuro y secreto de Abraham como cazador de vampiros.

“El inicio de la relación entre Abraham y Mary es como de comedia romántica”, señala Winstead.  “Son jóvenes, y entre ellos surge una auténtica conexión. A ella le atrae de él su inteligencia, integridad y sentido del humor”. Los sentimientos que sienten el uno por el otro se acrecientan en el transcurso de un inolvidable picnic “solo para dos”, durante el cual Abraham le confiesa a Mary que tiene “otra vida”.  Pero el soleado, bucólico y romántico escenario, más el vacilante parlamento de Abraham y la evidente extravagancia de sus afirmaciones, provocan que Mary piense que todo es una broma monumental, y ambos romper a reír.

Por supuesto, poco hay de humorístico en los letales secretos que Abraham oculta.  Tras su “confesional” picnic, Abraham decide que es mejor mantener a Mary alejada de su vida como cazador de vampiros. “La relación de Mary y Abraham complica la misión de Lincoln porque debe decidir qué es más importante: su matrimonio o su compromiso con la destrucción de los no-muertos”, dice Walker. “Como todo el mundo sabe, Abraham es un hombre sumamente honesto, por lo tanto, se cuestiona hasta qué punto puede ser absolutamente sincero con Mary”.

“Este tema es muy interesante porque es algo con lo que todas las parejas tienen que lidiar, tanto en el siglo XIX como en la actualidad”, prosigue Walker. “¿Cómo concilias tu relación amorosa con tu pasión vital?”  La única salvedad es que, en el caso de Abraham, esa “pasión” es matar vampiros. Tal secreto provoca un velado distanciamiento en el seno del matrimonio. “Mary no está involucrada en esa parte de su vida, lo que da lugar a cierta tensión”, indica Winstead. “Ella sabe que Abraham le oculta algo, pero no es capaz de preguntarle qué es”.

Sin embargo, pocos secretos hay entre Abraham y su archienemigo Adam, el líder de todos los vampiros. El primero de su especie que existió, Adam, interpretado por Rufus Sewell, es una criatura con poderes prácticamente ilimitados. Al escritor y guionista Seth Grahame-Smith, que creó este personaje especialmente para el filme, como su villano principal, le atrajo la idea de alguien cuya existencia se remonta a muchos milenios atrás. “Me preguntaba cómo sería vivir durante cientos de miles de años; estar en el mundo desde la construcción de las pirámides”, dice Grahame-Smith.  “¿Qué tipo de personalidad podría emerger a partir de una existencia eterna?”

Adam es un guerrero, un líder, un político y un ser pragmático. Con su aristocrático porte y la plantación sureña que posee, Adam es una especie de malévolo Rhett Butler: una mezcla de elegancia y peligro. Sus objetivos, dice Tim Burton, son en cierto modo bastante plausibles. “Despojado de toda clase de principios morales, lo único que Adam quiere es un lugar que él y los que son como él puedan llamar hogar. Pretende que los de su especie tengan libertad, pero, evidentemente, eso tiene un coste terrible para muchos”.

Adam pretende que Abraham sea un formidable aliado, en vez de un mortífero adversario. “Adam, con todas sus facultades, es un político y un pragmático, muy similar al propio Abraham”, señala Sewell.  “Y lo maravilloso es que tiene la oportunidad de tener un encuentro con Lincoln, de guerrero a guerrero y, en cierto modo, de presidente a presidente, porque Adam se ve a sí mismo como el líder de una especie de nación de vampiros. Adam no utiliza la fuerza contra Lincoln, no al principio, porque prefiere tener a Lincoln de su lado”.

Abraham rechaza totalmente las pretensiones de alianza que Adam le insinúa, y entonces debe hacer frente a toda la furia del vampiro. “Adam puede transitar desde el ‘hombre’ erudito, sofisticado y culto hasta la criatura capaz de arrancarte la cabeza y succionarte los pulmones a través de un agujero en la garganta”, afirma Sewell.

Adam dirige nada menos que un ejército de vampiros, y su primer lugarteniente y guardaespaldas es una vampiro guapísima llamada Vadoma, interpretada por Erin Wasson. Wasson califica a Vadoma como “una mujer de pocas palabras, y una asesina. Adam y ella hacen un buen equipo”.

Vadoma es una temible soldado pero su uniforme está lejos de ser el tradicional atuendo del Ejército Confederado.  En vez de eso, esta vampiro tan sexy prefiere llevar un corsé de cuero –una especie de armadura– así como un largo chaquetón de cuello alto.  “También ella es una más entre los vampiros [machos]”, añade la actriz.

Vadoma, Adam y Abraham son los principales protagonistas de una de las secuencias más importantes del filme: un enfrentamiento en la plantación de Adam, donde Abraham lucha contra un montón de vampiros en un vertiginoso, intenso y coreográfico combate mano a mano (y hacha a cabeza). Bekmambetov lo llama “el vals de la muerte” porque la acción explota en medio de una fiesta cuyos invitados están… bailando lentamente.

El contraste entre el refinado comienzo de la escena y su oscura, tensa y violenta conclusión produce un efecto perturbador. “La batalla tiene una energía y una velocidad increíbles, y va mucho más allá de lo imaginable en cuanto a las grandes escenas de lucha del cine”, señala Lemley. “Empieza siendo algo parecido a ‘Lo que el viento se llevó’, y a continuación se ve gente volando alrededor de una sala, vampiros que saltan desde el techo y un montón de cabezas cortadas”.

La refriega de la plantación es solo una de las varias escenas de extraordinaria acción, que incluyen también una batalla de la Guerra Civil en la que se muestra la derrota –en modos realmente horribles– de los soldados de la Unión por parte de su enemigo, el ejército Confederado, mucho más numeroso de lo que ellos esperaban. Asimismo, se produce una estampida distinta a cualquier otra que hayamos visto antes en el cine, en la que Abraham, por fin, se venga del vampiro, Jack Barts, que mató a su madre. Cruzando entre un millar de caballos de asalto y trepando por sus lomos, Abraham corre, salta y lucha, en una frenética y violenta lucha contra su poderoso adversario. La secuencia es una maravilla de mágicos efectos visuales, dirigidos por el supervisor de efectos visuales Craig Lyn y por Weta Digital, compañía responsable de los innovadores efectos creados para “Avatar” y “El origen del planeta de los simios”, entre otras películas importantes.

   Abraham ya es más mayor y su presidencia bien avanzada cuando se enfrenta por última vez a sus enemigos vampiros dentro y encima de un veloz tren que se dirige a Gettysburg, Pensilvania, y a la batalla que determinará la Guerra Civil. Para esta secuencia de acción, que desafía la ley de gravedad, los realizadores construyeron, a tamaño real, una fiel reproducción de la locomotora y los vagones. Aquí, de nuevo, la magia del mundo digital proporcionó a Bekmambetov las herramientas necesarias para representar lo que su desenfrenada imaginación había concebido.

   Estas escenas de acción, lucha y acrobacias no nacieron en Hollywood, ni siquiera en la sede de la producción en Nueva Orleans, sino a miles de kilómetros, en Kazajistán, hogar del coreógrafo de lucha Igor Tsay y donde se ubica su escuela especializada en interpretación de lucha: Kun-Do. Allí, Tsay y su equipo perfilaron las complicadas secuencias de acción, que posteriormente se pre-visualizaron y desarrollaron en Moscú.

En las semanas previas a la producción, el famoso coordinador de especialistas Mic Rodgers (“Sr. y Sra. Smith”, “Wanted: Se busca”, “A todo gas”) y el coordinador de lucha Don Lee (“Piratas del Caribe: En mareas misteriosas”) trabajaron con Walker para transformarle en un curtido combatiente, especialmente diestro con el hacha, y cazador de no-muertos.  El extenuante régimen al que Walker se sometió incluyó artes marciales como kicking y stretching, yoga, boxeo, así como innumerables horas de entrenamiento con el arma preferida por Lincoln para matar vampiros: un hacha “tuneada”.

Walker causó algo más que impresión a sus entrenadores. “Ben es un auténtico machote y uno de los mejores actores con los que yo he trabajado nunca”, afirma Rodgers. “Combinamos universos tan distintos como las consolidadas artes marciales provenientes de Hong Kong y las peleas a puñetazo limpio, y Ben hizo verdaderos progresos en todos los sentidos”.  El actor, modestamente, simplemente afirma que “Bueno, en realidad, me golpeé muchas veces con el hacha mi propia cabeza”.

El hacha y gran parte de los demás objetos de atrezzo fueron responsabilidad del jefe de atrezzo Guillaume DeLouche, quien, recurriendo a sus propios recursos, aportó a la producción los últimos artesanos que quedan especializados en la fiel reproducción histórica de hachas, cuchillos, pistolas y rifles.  En la elaboración de absolutamente todas las armas se utilizaron los mismos métodos empleados en el siglo XIX.

La propia hacha de Abraham es una maravilla de la ingeniería capaz de convertirse en una pistola. Estaba forjada a mano por un herrero y armero, hecha a medida, y su mango era de nogal. “Nos limitamos a coger objetos cotidianos de la época y darles una vuelta”, dice Tim Burton. “Todo el mundo está familiarizado con los mosquetes, las bayonetas y las hachas, pero nadie se había parado a pensar en transformarlas en una simple arma”.

La producción se llevó a cabo en la resistente y gran ciudad histórica de Nueva Orleans, algunos de cuyos edificios y casas, muy bien conservados, se remontan a 150 años atrás. Esta metrópolis del Estado de Louisiana es extraordinariamente rica en leyendas vampíricas; es el escenario donde se desarrolla el libro escrito por Anne Rice Entrevista con el vampiro (y sus muchas secuelas), y Jim Lemley señala que “en torno a Nueva Orleans hay algo que provoca fascinación y estremecimiento”. François Audouy diseñó la producción del filme, basándose en la realidad histórica y proporcionando al mismo tiempo unos majestuosos sets de rica textura, incluyendo los ya mencionados de la plantación sureña y la vertiginosa locomotora a Gettysburg.

Otra figura clave en la recreación del universo de Lincoln es el legendario director de fotografía Caleb Deschanel, ASC, nominado al Oscar en cinco ocasiones por su labor en películas tales como “El mejor” y “Elegidos para la gloria”, y entre cuyos numerosos y notables  trabajos destacan también las luminosas “El corcel negro” y “Bienvenido Mr. Chance”.  Utilizando lo “nuevo” para capturar lo “viejo”, Deschanel empleó la fotografía digital y la tecnológicamente avanzada cámara Arri Alexa para proporcionarle al filme el pertinente aspecto de época. “Timur y yo queríamos hacer una película sobre unos hechos históricos verídicos, por tanto, examinamos un montón de fotografías de aquel período”, señala Deschanel. “En la mayoría de esas fotos antiguas todo está perfectamente en su sitio, pero nosotros decidimos darle a la fotografía del filme cierta tosquedad, prefiriendo la imperfección más que la perfección”.

El concienzudo método de trabajo de Deschanel produjo auténtica magia, aunque algunas veces demorara el resultado. Benjamin Walker recuerda, “Yo estaba sudando bajo el maquillaje y las prótesis [de envejecimiento], y Caleb se preocupaba porque una vela estaba apagada. Y yo pensaba, pero ¿a quién le importa la vela? Y luego, cuando veías las imágenes de rodaje, decías, ¡Dios mío, pero si es esa vela la que da sentido a la escena. Te transporta a otro mundo y a una época diferente. Que ahí existan vampiros solo es una casualidad”.

La combinación de una espléndida atmósfera de época, más una visión muy particular de nuestro décimo sexto presidente y el ejército de no-muertos que Lincoln hostiga, constituye una experiencia cinematográfica absolutamente excepcional. Para el escritor que dio origen a todo esto, Seth Grahame-Smith, la realización del filme corona una aventura que empezó cuando su libro se convirtió en superventas. Un elemento esencial para reflejar la personalidad de Lincoln fue garantizar que su sentido del humor estuviera presente. “Abraham podía ser perfectamente el alma de cualquier fiesta, y era un hombre fascinante y muy divertido”, resume Grahame-Smith. “Yo creo que le habría encantado nuestra película”.

“Siempre me ha gustado explorar algo nuevo en cada película, algo que no haya visto con anterioridad”, añade Jim Lemley. “Aunque es un poco loco, el filme es absolutamente fiel con la esencia del hombre”.

Ante todo, Abraham Lincoln:Cazador de Vampiros es fruto del temperamento de dos realizadores –Tim Burton y Timur Bekmambetov– que son maestros en mirar las cosas de una forma que nunca antes se ha imaginado.


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