Una mujer, que parece harta de su vida familiar, huye de su domicilio. A partir de ahí, vamos a ir viendo el viaje de la protagonista (externo e interno) y comprobando que tiene una especie de conexión con el marido y los hijos que ha dejado atrás. Es como si Clarisse estuviera viviendo un duelo interno por ella misma, por su pasado, pero todo esto es mostrado de una forma muy confusa al espectador por su extraña estructura narrativa. Quizá lo que busca Amalric es desorientarnos para que empaticemos con la desorientación vital de la protagonista, pero al final esta forma de narrar es contraproducente, porque uno se acaba desinteresando de lo que sucede en pantalla. Únicamente el buen hacer de una actriz tan solvente como Vicky Krieps es capaz de sostener la película, pero por lo demás resulta una obra bastante confusa y aburrida, justificando una especie de mensaje que nunca vemos claro. Abrázame fuerte es una obra fallida que hubiera ganado con una estructura menos experimental o al menos realizando un experimento menos desconcertante.