Hace ya algo más de tres meses que comencé mi andadura con mi blog. Al principio, cuando lo abrí me sentí a veces un poco sola, pero tenía muchas ganas de escribir y de compartir con todo el mundo lo que sabía y creo que algo lo he conseguido. Poco a poco me llegaron mis primeros premios, mis reconocimientos profesionales, mi inclusión como experta profesional en Womenalia... en fin diferentes reconocimientos que me ayudaban y me empujaban para que siguiera. Eran reconocimiento que me hacían sentir útil, que lo que estoy haciendo es algo útil y bueno, y luego mis proyectos fueron creciendo y de hecho en estos momentos estoy trabajando en varios que a lo largo de este año iréis descubriendo. Pero no solo quiero hablar de mí, porque durante este tiempo también he podido conocer, gracias al blog y a las redes sociales, a diferentes perfiles de blogueras, tuiteras, directorios, y detrás de cada perfil, blog o herramienta grandes personas, las cuales promueven grandes proyectos, ideas o simplemente movimientos sociales de ayuda. Como ejemplo solo decir que me encantó participar en el #cristmasbloguero, en la campaña solidaria "Una nevera un alimento", he conocido algunos eventos blogueros como el BAF o los que promueve Madresfera (a los que me encantará asistir). Durante todo este tiempo todo había sido maravilloso, ¿verdad? una M***** en mayúsculas, sino este post no estaría dentro de la categoría denuncias. En realidad nunca pensé, cuando comencé mi blog que escribiría un post como este, porque no pensé que me encontraría gente con tan poca vergüenza.