Y llega el mes de abril, como siempre, presuroso y envuelto en fina lluvia.
Este mes me recuerda siempre que el tiempo pasa, aquel famoso "tempus fugit", y que mi vida pasa con él.
En algún sitio he leído, que este mes, del renacimiento, nos invita a preguntarnos a donde nos dirijimos.
Para mi, efectivamente, es un mes introspectivo.
Recuerdo meses de abril, buenos, malos y regulares.
Es un mes poético, al que se refieren poetas y cantantes, como paradigma de la primavera o la felicidad, yo la verdad, y conforme cumplo años, me resulta un mes de autoevaluación, y ha pasado de gustarme con locura a soportarlo con resignación.
Resignación que me permite levantarme todos los días para acudir a mi trabajo y no llenar mi mochila de sueños y locuras, y perderme por los montes rodenos de la sierra de Teruel.