Abu Ameena Bilal Philips es un imán musulmán que fue expulsado de Alemania por pronunciar una conferencia en la que pedía la muerte para los homosexuales, siguiendo el ideario de su fe.
“La homofobia inflexible no es patrimonio del islamismo radical. El Presidente de Bolivia, Evo Morales, adorado por el retroprogresismo español, nos reveló un año atrás que entre los indígenas puros de su nación no se daban casos de homosexualidad, una desviación desgraciada que es producto de la alimentación y la degeneración de los europeos y norteamericanos. Nadie de entre las filas del orgullo «gay» patrio osó contradecir al progresista Evo. Y su protector fundamental, el dictador venezolano Hugo Chávez, no ha parado de decir que la llamada revolución bolivariana sólo ha podido ser realizada gracias al macho venezolano, siempre sostenido por la mujer aguerrida, valiente y libre de inclinaciones perversas. En Cuba, la dictadura comunista de los hermanos Castro, ha perseguido sin contemplaciones durante cuatro décadas a los homosexuales, que son considerados indignos para la Revolución. No obstante, en España Evo Morales, Hugo Chávez y los hermanos Castro son ídolos de nuestras izquierdas” (Tomado de A. Ussía).
Además, en España, el pseudoprogresismo militante ha vetado la carroza israelí en el día del orgullo gay, como ejemplo de antisemitismo políticamente correcto, pese a que es un país en el que los homosexuales gozan de todas las libertades, y en los alrededores, como Siria, Palestina o Libia, pueden terminar colgados de una grúa, haciendo curiosa la corma nacional de entender la democracia y los derechos sociales.
Y decimos curiosa porque en un país de la Unión Europea, una nación con amplios derechos sociales, con una democracia consolidada, motor económico de Europa, han cogido a este señor, ha dicho media docena de sandeces y lo han puesto de patitas en la calle, o sea, fuera de su país, porque para vivir en él es necesario admitir una serie de normas básicas, las contenidas en la carta magna germana, y en caso contrario no se precisa una invitación a marcharse, sino que es uno expulsado directamente por las autoridades. En España, país diferente donde los haya, proponemos la Alianza de Civilizaciones para intentar entender con quienes han hecho del totalitarismo el estandarte de su programa, tanto en lo religioso como en lo político. Y eso, por lo tanto, es inviable. La solución de la Sra. Merkel ha sido la correcta, solo calta que propine unas collejas a Zapatero, como en lo económico, para que se deje de gilipolleces.