¿Abuso de poder en la empresa familiar?

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

por Rosa N. Trevinyo-Rodríguez

“Se cayó del pedestal en que lo tenía”… Tanto en el ámbito de la empresa, como en el de la familia, una frase de este tipo generalmente viene acompañada de una pérdida de respeto hacia aquella persona –jefe, papá, mamá, hermano o colega– que pensamos no ha sido justa ni ha obrado bien en el ejercicio de su “poder”. Y, aunque en una primera instancia, podría considerarse una exageración, la verbalización de este tipo de “desilusión” tiene implicaciones significativas en el comportamiento de las personas, especialmente cuando hablamos de la unión, el compromiso y la lealtad que se practica.

Cuando un padre o una madre no dan a cada uno de sus hijos lo que les corresponde –no estamos hablando de equidad, sino de justicia–, cuando no son capaces de otorgarles castigos, recompensas y apoyos en proporción con su contribución, con sus necesidades y en base a sus propios méritos, es difícil que los hijos los obedezcan, y todavía más, que se interesen genuinamente en construir “un sueño compartido” con ellos. Esto se verá reflejado en su forma de proceder en la empresa familiar, donde generalmente la percepción de injusticia se tornará en incertidumbre, conformismo, desconfianza e indiferencia… “Me da igual, que papá decida; él siempre tiene la última palabra”. “¡Para qué! No importa que tanto me esfuerce, trabaje o rinda, mi hermano mayor es y siempre será el favorito en este negocio… No tiene sentido invertir tiempo en esto”.

Adicionalmente, los roces familiares –conflictos– no se harán esperar. ¿Cómo pretendemos trabajar armoniosamente cuando no existe un ambiente de confianza, transparencia y justicia entre nosotros? ¿Cómo haremos para sentirnos parte de un proyecto familiar si por resentimientos, desmotivación o frustración hemos decidido no “engancharnos” –comprometernos– plenamente con él? Rivalidades, envidias y discusiones que tarde o temprano no llevan más que a gritos y desencuentros son comunes cuando nos sentimos sobajados, agredidos, engañados e incluso burlados por aquellos a quienes queremos y admiramos.

Uso y abuso del poder

Indudablemente, el uso injusto del poder destruye la confianza de intenciones y la confianza en el buen juicio de quien decide. Cuando “el que manda” le quita a alguien algo que le pertenece por derecho, porque se lo ha ganado o porque lo ha construido, pierde con ello cualquier tipo de lealtad, confianza o admiración que pudieran tenerle. Ha abusado del poder que posee. Precisamente, muchos fundadores o generaciones al mando se rehúsan a dejar “el trono” y a cederle el “mando” a las nuevas generaciones, abusando en cierto modo de su poder y privándoles de lo que les pertenece por derecho: la oportunidad de rejuvenecer el negocio de la familia.

De hecho, es justamente este error el que generalmente conlleva a la desaparición de la empresa familiar, ya que cuando se ejerce, las siguientes generaciones terminan encontrando: a) nuevos horizontes para desarrollarse y crecer, o b) una zona de confort (pasividad) bastante amplia donde la excelencia, laboriosidad, iniciativa, sencillez y austeridad suelen no estar presentes… Es una verdadera pena ver cómo el abuso de poder, consciente o inconsciente, por parte de algunos predecesores puede alejar y proyectar en otros frentes, o incluso aniquilar, el espíritu emprendedor de sus propios hijos.

En definitiva, el uso incorrecto del poder conlleva a la pérdida de autoridad y al desencanto por parte de quienes nos siguen y creen en nosotros. Por ello, el liderazgo familiar-empresarial debe ser consistente, basado en valores claros y en argumentos entendibles, cuidando continuamente que no se comentan injusticias ni en el ámbito de la familia ni de la empresa. Los sacrificios son una decisión personal, no una imposición por parte del que ordena.

La autoridad se gana, el poder se otorga… La autoridad puede estar basada en la experiencia, en el conocimiento, en la jerarquía familiar, en el ámbito científico o incluso en la personalidad o liderazgo del que la ejerce. Y, a pesar de lo difícil que haya sido ganársela y el tiempo que haya tardado en construirla, puede perderse en breves momentos cuando por error caemos en vicios, injusticias, maltratos, o nos dejamos llevar por nuestro propio interés (individualismo) pasando por encima de los demás –familiares o no–. Hay que tener claro que el “abuso de poder” es un delito, pero cuando se lleva a cabo en la empresa familiar muchas veces no se tipifica… ¡Cuidado!

Autora Rosa N. Trevinyo-Rodríguez

http://socrates.ieem.edu.uy/2012/10/%C2%BFabuso-de-poder-en-la-empresa-familiar/

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