Carrer de la Unió 8
25002 Lérida
Habitación: 313Fecha de entrada: 01/09/17
Tarifa: 78€ (A+D)
Convenientemente situado a la entrada de la ciudad, junto a la Ronda interior y no muy alejado del centro histórico encontramos este hotel que exteriormente ya nos recuerda que estamos ante un AC. Un edificio empotrado en una manzana de vecinos con cinco alturas, en granito blanco con ventanas en color verde oscuro casi negro. Líneas rectas. Todo ello elevado sobre una primera planta, alta, con todo el frontal de cristal a la calle donde se abre la puerta de entrada sobre la que las típicas letras de la cadena indican el nombre del hotel. Llegamos muy tarde y nos encontramos las dobles puertas correderas cerradas. Llamamos al timbre y nos abren desde dentro. Justo enfrente queda el largo mostrador de recepción. Suelo de mármol color crudo, con una tupida alfombra en el centro. Mostrador de madera negra con el logo de la cadena en un extremo. Las paredes de alrededor oscuras. Tras el mostrador dos puestos de trabajo y al fondo sobre una repisa, algunos elementos florales decorativos. Techos muy altos, que dejan ver la entreplanta en la que se ubica el gimnasio y unas salas de reuniones. A la izquierda, hay una zona con sofás, periódicos y una televisión y las puertas de cristal que conducen al comedor. La iluminación es bastante efectista y cálida. Durante el día, la enorme cristalera a la calle, llena todo de luz.
Es tarde y todo está calmado y algo oscuro. Un joven nos recibe tras el mostrador de forma rápida y efectiva. Apenas tarda unos instantes en pedirnos el DNI y entregarlos el sobrecito con las tarjetas de la habitación que ya tiene preparadas. Nos indica el horario del desayuno y el funcionamiento del wifi que es abierto, gratuito y sin contraseña. Funciona bastante correctamente.
Hacia la derecha encontramos los ascensores. Dos. Frente a ellos un armario alargado con productos a la venta: productos de higiene personal y limpieza, bebidas, bocadillos... El ascensor, de puertas metálicas, es moderno. Tiene las paredes revestidas en madera con una lámina de cristal que protege un anuncio de la cadena. El suelo, de mármol negro bastante desgastado, igual que los botones, justo a los que se explica en una placa plateada lo que se encuentra en cada planta.
Las puertas se abren a un pequeño recibidor, en el que encontramos los típicos carteles de la cadena indicando la dirección de las habitaciones. Moqueta oscura en el suelo, puertas marrones oscuras con luces puntuales sobre las puertas y alguna otra en los laterales del pasillo. Nuestra habitación está allí mismo, en un pequeño cuadrado junto con otras dos habitaciones y la puerta de un oficio.
La estancia es considerablemente pequeña. A la izquierda un largo armario cajonero en madera rojiza que se remata con un cojín de piel negro a modo de maletero. Sobre él un cuadro en tonos verdosos. A su lado, en un pequeño armario en tono metálico encontramos el minibar y sobre él una televisión plana. Junto a ello, una papelera de plástico negro y a su lado un enchufe disponible. A continuación, y antes de la ventana un mesa de escritorio de madera en el mismo tono, con una silla de piel negra. Sobre la mesa una bade negro, una carpeta metálica con los servicios del hotel y una lámpara de escritorio con una pantalla en tela color crudo.
En la pared del fondo está la ventana, enmarcada en madera y de aluminio negro. Cierra muy bien y está protegida por un destartalado foscurit y un muy machacado visillo incapaces de impedir el paso de la luz. Vistas a la puerta principal. La ventana cierra bien y aísla bastante el escaso ruido exterior de una calle bastante tranquila. Sin embargo ni la puerta de las paredes pueden evitar que oigamos lo que pasa en las habitaciones vecinas y en el pasillo, y cuando alguna puerta se cierra con fuerza, también la nuestra vibra con ella. Debajo de la ventana hay un espacio vacío, muerto, ocupado sólo con una lámpara de pie en un rincón. Claramente falta una butaca, una mesa de centro... algo...
A la derecha de la habitación encontramos el generoso armario, de puertas correderas e iluminado por dentro. En su interior, baldas, con la bolsa de la ropa sucia y una zona de colgador.
La cama es blanca. Pequeña para ser doble aunque generosa para ser individual. Vestida con una sábana blanca y nada más. Tres almohadas de distinta dureza. Demasiado trabajada. El colchón se comba hacia el medio de la cama, y algunos muelles molestan. Se hace incómodo el dormir, amén del terrible ruido que viene de la extracción de aire. Está empotrada en un cabecero de la misma madera que el resto de la habitación. De él salen sendas mesillas en tono metálico con demasiadas marcas de cigarrillos. A ambos lados hay interruptores de la luz. Y en uno de ellos, un enchufe. Sobre una mesilla un teléfono, un bloc de notas y un bolígrafo. Sobre la otra el mando de la televisión. Encima de las mesillas, sendas lámparas de noche con pantalla estrella y larga y dos potentes focos de lectura. Las luces permiten crear un mínimo juego efectista en la habitación y podemos encender sólo algunas.
Por la mañana, junto a la recepción en un luminoso salón con vistas a la calle y decorado con cuadros en tonos azules y verdes se sirve un variado desayuno buffet. Hay zumos varios, fruta, platos calientes (huevos revueltos, bacon salchichas), fiambres y quesos, jamón, yogures, variedad de panes y miniaturas de bollería tanto normales como integrales. El café se ofrece en una máquina de Nespresso.
Tras ello, en recepción, una joven nos pregunta por el minibar, por el parking y nos da la factura sin más. Adiós.
Calidad/precio: 6
Servicio: 7
Ambiente: 6.5
Habitación: 4
Baño: 7.5
Estado de conservación: 4
Desayuno: 7
Valoración General: 6