Habitación: 402
Fecha de entrada: 30/01/2018 Tarifa:Lejos del centro pero junto a los nudos de comunicación más importantes del oeste de la ciudad, en un barrio algo degradado, encontramos un moderno edificio exento de cinco plantas que ocupa toda una parcela entre grandes avenidas. Exterior en gris con ventanas que pueden protegerse con lamas de madera en el mismo tono lo que le da una configuración peculiar y algo "desordenada".
Media docena de escaleras, casi ocultas nos dejan desde una amplísima acera ante la puerta corredera automática que da acceso a la recepción. No es muy grande, pero el espacio se abre hacia la izquierda con el bar y el restaurante. Bastante luz, gracias a las enormes cristaleras que ocupan todas las paredes, aunque tamizada con unos visillos rayados en tonos marrón. La sensación no es cálida, pero tampoco fría. Quizá lo oscuro del resto del entorno (bar, restaurante, pasillo) sea lo que reste esa natural calidez.
Justo frente a la puerta, a cuatro pasos de esta, está el poderoso mostrador de recepción: el frontal, como de acero muy brillante casi espejo. La parte superior, de mármol negro. Sobre ella dos vades negros y algunas informaciones del hotel y la ciudad. Colgando del techo una hilera de lámparas de cristal que iluminan el mostrador. Tras él, una pared de madera con algunos motivos geométricos. Dos puestos de trabajo. Una simpática y dicharachera recepcionista nos atiende amablemente. Damos nuestro nombre y simplemente nos pide confirmar el último número del DNI. Y del tirón nos entrega la tarjeta de la habitación, el documento que hemos de firmar y un papel con la clave del wifi que es gratuito y veloz en todo el hotel.
Seguimos avanzando hacia el interior del edificio dejando a la izquierda el oscuro bar y restaurante hasta llegar a los ascensores, ubicados justo detrás del mostrador de recepción. Son tres, modernos, casi nuevos. Puertas metálicas automáticas. Botones digitales en una pantalla enorme blanca. Espejo oscuro en las paredes. Un cartel con información del servicio de bar y restaurante.
A continuación del armario, la puerta de cristal del baño. Justo enfrente un espejo de cuerpo entero, sin marco, y el display digital del aire acondicionado. Ruidoso. Complicado de manejar, pero eficaz. Y un paso más adelante, el dormitorio. El espacio no es grande, pero es suficiente. Frente a nosotros, en el suelo, un armario en tono metálico con ruedas que hace las veces de maletero. Sobre él una televisión plana quizá algo pequeña. A continuación, la mesa de trabajo. Generosa, cómoda, con una silla de piel plastificada negra bastante cómoda. Sobre la mesa un vade negro, la carta del servicio de habitaciones, una carpeta metálica con los servicios del hotel y una lámpara de mesa de escasa potencia para el trabajo. Junto a la mesa, un enchufe disponible. Bajo la mesa, una papelera y el minibar de cara y corta oferta. Encima de la mesa, un cuadro de tono metálico algo feo.
Bajo la ventana hay una mesa de centro redonda y negra, y con ella una butaca de piel negra y estructura metálica. Tras ella, una lámpara de pie.
A la derecha de la entrada está la cama. Bajo un largo cabecero en negro brillante. Grande. Generosa. Vestida con unas suaves sábanas de hilo que protegen un agradable nórdico. Tres almohadas, también blancas, con un ribete en un gris marengo, muy cómodas. A ambos lados de la cama sendas mesillas en tono metálico empotradas en el cabecero. En una el teléfono. En la otra, el mando de la televisión. Sobre las mesillas sendas lámparas de noche con tulipas en color crudo y un brazo direccionable de luz de lectura muy eficaz. Bajo ellas varios interruptores de B-ticino y un enchufe disponible para recargar el móvil...
El descanso no cuesta. El entorno del hotel es tranquilo. La insonorización exterior es colosal. La interior quizá podría mejorar un poco: se escucha alguna puerta y algún paso hacia el ascensor, pero en general, silencio. Quizá se cuela demasiada luz por las rendijas de la puerta.
En el mostrador, muy temprano, nos atiende otra simpática recepcionista, que además de las preguntas de rigor sobre el minibar, nos pregunta por nuestro descanso y nos da "un millón de gracias por habernos elegido". Otro millón para ella. Calidad/precio: 6Servicio: 7
Ambiente: 6.5
Habitación: 4
Baño: 7.5
Estado de conservación: 4
Desayuno: 7
Valoración General: 6