05/07/2011 3:20:49 AM
No se trata del simpático marsupial que ha llegado a todos nosotros a través de los dibujos animados, sino de la especie que inspiró al artista: el demonio de Tasmania. Este mamífero que solo se encuentra en libertad en la isla australiana a la que debe su nombre, sufre un extraño cáncer facial todavía sin solución que amenaza con exterminar el género en el plazo de unos treinta años.
La enfermedad actúa de una forma implacable. Desfigura la cara del animal hasta extremos repulsivos y, lo que es mucho peor, incapacitarle, de forma que la víctima muere por hambre o sofocación en el plazo de unos meses.
En la actualidad y gracias a las tecnologías de secuenciación de ADN de nueva generación, un grupo de investigadores de Australia, Dinamarca y EE.UU. ha conseguido secuenciar el genoma de dos ejemplares, uno enfermo y otro sano.
Las diferencias encontradas entre los genomas de unos y otros han permitido a los científicos encontrar lo que ellos llaman firma genética de resistencia contra la enfermedad: esto es, las partes concretas del genoma en las que los animales resistentes al tumor se diferencian de los sensibles al mismo.
El avance puede ayudar a decidir qué animales deben ser mantenidos en cautividad, con el objetivo de maximizar las posibilidades de preservar la diversidad genética suficiente para que la especie pueda salvarse de la extinción y no sobreviva solamente en los dibujos animados.
(El estudio completo aparece publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences)