"Acariciando el cielo" de Fernando Cimadevila (2014)

Publicado el 20 junio 2014 por Tomas
Saludos. Hoy haremos un pequeño alto en la expedición por la fantasía de KindleGarten, para hablar sobre un libro que ofrece mucho más de lo que puede parecer por su pequeño tamaño. Por cortesía de su autor Fernando Cimadevila, disfrutamos de una historia de cambios, de segundas oportunidades y de reconciliaciones. Los amantes de los grandes espacios naturales y de los destinos lejanos y exóticos estáis de enhorabuena. Vamos a verlo:

Título: Acariciando el cielo
Autor: Fernando M. Cimadevila. Escritor, editor, librero y músico. Es director editorial y coordinador de Contos Estraños, especializada en terror y fantasía, y uno de los autores en lengua gallega con más proyección, gracias a su saga O Mundo de Basilius Hoffmann y a su colección As aventuras do Apalpador, destinada al público infantil. Gestiona la librería-taller literario O fogar das palabras, en Santiago de Compostela, y es responsable de la distribuidora Pragma. También es la voz de la banda de rock en gallego Os John Deeres
A qué estilo(s) y género(s) pertenece: Podría concebirse como un drama y una novela de narrativa contemporánea de tono realista, por las situaciones que describe y los acontecimientos que narra, pero contiene también elementos de intriga y de las novelas de aventuras y viajes. La editorial lo denomina "Literatura de montaña", pues está ambientada en ese entorno y toda la trama gira a su alrededor. 
Qué cuenta: La historia personal de un triunfador desaprensivo y elitista cuya vida se desmorona súbitamente por la quiebra de Lehmann Brothers. Tras perderlo todo, se refugia en su casa familiar, y se reencuentra con su padre, al que no veía desde el entierro de su hermano Ernesto, fallecido en un accidente mientras escalaba el Everest. Allí encuentra el diario de su hermano, y descubre algo relacionado con su muerte que no coincide con la versión oficial. Acompañado de su padre, viaja hasta el Nepal dispuesto a esclarecer los hechos. La experiencia le permitirá a su vez replantearse su vida y recuperar la relación perdida con su padre. 

Foto obra de José María Picón.  [Fuente: Caderno da Crítica]


Lo primero que vamos a tener en cuenta a la hora de analizar "Acariciando el cielo" es que es una novela corta. ¿Qué quiero decir con esto? Que estamos ante uno de esos casos en los que el formato condiciona el planteamiento del autor. La obra optó (con éxito) a un premio literario, y me atrevo a pensar que las limitaciones de extensión que las bases del concurso imponían obligaron al autor a concretar sus ideas y a llevar al límite su capacidad de condensación. Y sale airoso de la prueba, pues logra contar una historia compleja en apenas ciento veintiocho páginas. Primer tanto a favor para Fernando Cimadevila. 
Porque el libro es breve, pero la historia es amplia. Narrada en primera persona, es el periplo personal de su protagonista, del cual no sabremos el nombre, y de su transformación personal mediante un viaje al monte Everest. Pero no esperéis un manual de autoayuda novelado a lo Jorge Bucay, con un montón de metafísica y de pseudofilosofía, en la que un occidental acomplejado por la mística y la espiritualidad orientales, descubre que su vida no tenía sentido y se transforma por obra y gracia de la sencilla y pura vida de Katmandú, porque "Acariciando el cielo" no va de eso. Ni de lejos. 

La legendaria cordillera del Himalaya, el techo del mundo


Es la historia, narrada por el propio protagonista como ya dijimos, de un hombre que según nuestros valores era todo un triunfador: trabajaba como consultor en una importante firma de inversiones, era muy exitoso y reputado en su profesión, ganaba muchísimo dinero y se lo hacía ganar a sus clientes. Tenía una novia formal, Verónica, pero eso no le impedía tener aventuras con un sinfín de mujeres hermosas. Seguro de sí mismo, carismático y de personalidad arrolladora, era también déspota y desconsiderado con los demás, utilizaba a la gente para sus propósitos y la dejaba de lado cuando ya no la necesitaba (sencillamente "cortaba la cuerda", como él mismo dice). Cimadevila consigue que el personaje nos caiga mal en apenas tres páginas, y lo consideremos un auténtico capullo (al personaje, no a Cimadevila), algo que el propio protagonista no nos reprocha a los lectores. 
Entonces llega la caída de Lehman Brothers y con ella se desmorona también el mundo de nuestro hombre. Pierde el trabajo, pierde a su novia, se queda en la calle y su corte de aduladores y supuestos amigos se desvanece. 
Completamente hundido, se refugia en su Galicia natal, en la casa familiar en la montaña ourensana, donde vive su padre, solo. Su madre ha muerto hace muchos años, víctima del trabajo en las minas de pizarra, y su hermano Ernesto ha fallecido también, dos años antes, en un accidente mientras descendía de la cima del monte Everest. Las relaciones entre el protagonista y su padre están rotas, y su convivencia es tirante y difícil. A escondidas de su padre, el joven leerá el diario que su hermano escribió durante su expedición al Himalaya, y encuentra una anotación que le hace dudar de la veracidad de la versión oficial sobre su muerte. Comienza una investigación en la que se encuentra una conspiración de silencio, pues nadie parece dispuesto a hablar del tema y le evitan como a la peste. Por ello decide trasladarse al Himalaya para esclarecer los hechos, y lo hará acompañado de su padre, por una razón que no os voy a contar porque forma parte fundamental de la trama de la novela. 
"Alguien había ocultado las causas de su muerte por algún motivo. En ese momento mi vida cobró un nuevo sentido, todo ese dolor se convirtió en la fuerza que me impulsaba hacia una nueva meta. Me hice una promesa. No pararía hasta conocer la verdad, hasta escribir el final de ese diario incompleto."

El Everest, a 7200 metros de altura. Foto de Andrew Brash [fuente]


Antes de comenzar el viaje del anónimo protagonista y su padre al Himalaya (viaje en el que asistimos a un hermoso momento, cuando el antes despótico joven vuelve a ver a la misma azafata a la que maltrató al comienzo de la historia, y tiene una actitud completamente distinta con ella, fruto de su nueva situación personal), asistimos a la lectura del diario de Ernesto. Narrado también en primera persona, como diario que es, está escrito en 2006 y relata cómo el escalador arriba a Katmandú, conoce al sherpa Jambey Tsering, se hacen amigos íntimos, toma contacto con la proverbial hospitalidad de los nepalíes, disfruta del impresionante escenario que es el techo del mundo, y tras una serie de avatares, incluida una grave enfermedad, consigue coronar el Everest. 
Los textos correspondientes al diario tienen el sabor clásico de los libros de viajes, y sirven a Cimadevila para transmitir las sensaciones y emociones que produce un paisaje incomparable como la cordillera nepalí, tanto sus ciudades como sus gentes, y para mostrar cómo se desarrolla una expedición de esas características: los campamentos, el material, los diferentes accidentes geográficos que hay que sortear... elementos que probablemente los aficionados al montañismo identificarán con facilidad, obteniendo un punto extra de disfrute. 
"Mañana subiremos hasta el campo IV (7.920 m), hasta el Collado Sur, será entonces cuando entremos en la zona de la muerte y comience la cuenta atrás para alcanzar la cumbre antes de que la falta de oxígeno provoque algo irremediable. Debemos cruzar el Espolón de los ginebrinos y la Banda amarilla y aunque solo son 500 metros será todo un reto."

Los hechos abarcan un periodo de cinco meses, desde Enero hasta Mayo del 2006, y por mi parte desconocía que esas aventuras llevasen tanto tiempo, por lo que se agradece el toque didáctico que nos permite a los profanos aprender que es necesario ir adaptándose a la altura, lo cual requiere calma. Perdónenme los iniciados, pero soy bicho de ciudad. Lo más alto que he subido en mi vida fue a la laguna de Peñalara (2.019 metros) y me sangró la nariz :)
"Sábado, 1 de abril de 2006 - Campo I
Hoy ha sido un día increíble. Jambey me despertó cuando todavía era noche. "Hace mucho frío, el hielo está compacto, es la hora". Esas simples palabras hicieron que el corazón me latiese con fuerza, había llegado el momento. Recogimos el equipo y salimos del campamento hacia la cascada de hielo del Khumbu, que desde hacía días parecía estar invitándonos a entrar, como una majestuosa alfombra de bienvenida hacia la morada de los cielos"

La espiritual y mística Katmandú


"Acariciando el cielo" es eminentemente dramática pero, como vemos, el simple hecho de relatar un viaje (dos en realidad, el del protagonista y el de su hermano Ernesto) a un lugar tan remoto y diferente al nuestro, en el cual los personajes se enfrentan a diversos retos y peligros, la convierte también en una novela de aventuras, y tiene ciertamente ese tono de emoción e intriga por saber "qué pasará". Habida cuenta de que en el Himalaya encontrará el protagonista no sólo el misterio de la muerte de su hermano, si no también una razón para el cambio drástico que sufrieron tanto su propia vida como todo el mundo que conocemos. De este modo, el joven "cierra el círculo" y todo encaja y cobra sentido, de manera que es la montaña la que le pone en el camino de su vida, y se encarga de encauzar su relación con su padre, con su difunto hermano y con la nueva perspectiva vital que tendrá en el futuro, y que tiene en el momento que nos cuenta su historia.
Así pues la montaña, un personaje en si mismo, en un ejercicio colosal de prosopopeya, tiene un papel de Deus ex machina, de entidad suprema por encima de los personajes y de los acontecimientos, capaz de decantar el devenir de los mismos con su mera presencia, que es ineludible. 
Pero esto es lo más cerca que vamos a estar de la metafísica, ojo. La redención de nuestro protagonista, su metamorfosis vital, su renovación, no vienen de gurús, inspiraciones místicas ni frases bonitas pero huecas. Vienen de mano de su deseo de conocer la verdad sobre la muerte de su hermano, de tener un nuevo propósito, de la segunda oportunidad que su padre y él se conceden mutuamente, de la sencillez y pureza de carácter del pueblo nepalí, del amor en gran medida y, sobre todo, del desafío que supone escalar la montaña más alta de la Tierra, de la camaradería, de confiar la vida propia en el otro, y de saberse responsable de la vida de los compañeros de cordada. 

Escalando el campo de hielo entre el Campo Base y el Campo I [fuente]


En este aspecto, el libro posee párrafos muy evocadores de la belleza majestuosa del Himalaya, que acerca a quien la observa al Síndrome de Stendhal. 
"No le faltaba razón. Desde allí podíamos divisar la fastuosa cordillera del Himalaya adentrándose en el mundo de los mortales, pues estaba claro que aquel lugar ya no pertenecía a los hombres."

En lo puramente literario, Fernando Cimadevila consigue que su libro sea  fácil de leer, cómodo y muy ágil, gracias a un lenguaje sencillo, directo, limpio de circunloquios y de fórmulas recargadas. Los diálogos están compuestos de frases breves y muy explícitas, de modo que se leen rápidamente y transmiten las ideas sin necesidad de explayarse. 
Para comprimir aún más el texto y hacerlo más funcional, el autor ha optado por reducir la longitud de los párrafos, imprimiéndole a la narración un ritmo muy vivo y facilitando mantener la atención a los lectores menos habituados.

Los Sherpa, pobladores de las montañas, inestimables como guías y
acompañantes de los aventureros que deseen conquistar los picos más altos. 


De este modo, el libro se convierte en un perfecto entretenimiento y en una lectura apta tanto para un público amplio, aficionados o no a la montaña y a los deportes ligados a la misma, pues no es sólo una novela ambientada en el Everest y sobre escalada, si no que es una historia de cambio y regeneración personal, de intriga, de aventuras, de amor, de viajes, de tierras lejanas y de lugares exóticos.  Vemos además cómo se puede dar la vuelta a un inconveniente, como un límite de extensión, y convertirlo en una ventaja, dando lugar a una obra en la que el estilo narrativo directo y ensencial, pulido de accesorios, está al servicio de una historia emocionante y adictiva.   
Más datos de interés: Por supuesto, que "Acariciando el cielo" ha sido finalista del Premio Desnivel de Literatura en esta edición de 2014. Está organizado por la revista homónima, especializada en los deportes de montaña, como la escalada, el esquí o el excursionismo. El citado premio reconoce lo que denominan "Literatura de montaña", es decir historias relacionadas con la montaña y ambientadas en ella. Desnivel es toda una institución de los kioskos españoles,  pues en el momento de escribir esto está en la calle su número 336. 

Una de las cabeceras más veteranas de la prensa española


Además de su revistas revistas periódicas, Ediciones Desnivel  publica un amplio catálogo de libros como este "Acariciando el cielo", tanto de narrativa como temáticos, que podéis comprar en su librería online, en la que se encuentra entre los Top Sellers
Estos son sus datos técnicos:
ISBN: 9788498293005
Editorial: Ediciones Desnivel
Fecha de la edición: 2014
Lugar de la edición: Madrid.
Número de la edición: 1ª (por ahora)
Colección: Literatura nº 103
Encuadernación: Rústica con solapa
Dimensiones: 14 cm x 21 cm
Nº Pág.: 128
Idiomas: Castellano
Precio: 15 €, que se quedan en 14.25 € si lo compráis en la citada librería online.
En Facebook disponéis de los perfiles tanto de Desnivel como del propio libro, y os recomiendo una visita al blog literario Caderno da Crítica, donde Fernando Cimadevila ha respondido a su cuestionario Proust [en gallego].
Y esto sería todo. Antes de despedirme, agradecer a Fernando Cimadevila el ejemplar de su libro, que os recomiendo una vez más, si buscáis una lectura agradecida, reconfortante y muy amena. Nos leemos!