A 21 de Mayo 2019, y sin quitarse el sayo, mientras toman posesión en sus escaños en Parlamento y Senado de la España diversa, incluso por algunos estando en prisión, tal lo son los preventivos que estuvieron a punto de dar un golpe de timón a una de las democracias más comprometidas y rendidas a ser cuestionadas por otros países más seguros en eso del Estado de Derecho.. o no.
Todos los convocados a recoger su mandato de representar a un pueblo, según no eluden los informativos, se han mostrado extremadamente educados, simpáticos, sonrientes y receptivos dentro de una normalidad que pudiera entenderse anormal, dentro de los condicionamientos potentes que esgrimen con naturalidad unas mujeres y hombres que tienen bien aprendida la elección, aquella que aprobarán cuando llegue la hora de sacrificar voluntades, impedir investigaciones en comisiones que no servirán para nada, y en fruncir un carácter serio y de diálogo supuestamente abierto convenido, cuando se ciñen coronas de laureles con caída a lo "Brando" en la frente, y tienen otras mentes provechosas fijadas en otros pensamientos. Ah, los protagonismos, en donde se repiten todos lo mismo, cuando lo principal es "chupar" cámara televisiva y venderse en el prostíbulo de su propio partido político, cuando llegue el momento de decidir que es necesaria la corrupción limitada y en sombra disimulada, aunque sea "escasa" para mantener la bandera bien alta y atada al mástil de unas siglas o marcas que pretenden consolidarse en lo de no tener impedimentos para gobernar a la gente.
No es pensar mal de esta nueva tentativa de cocinar una legislatura como si fuese una tortilla a la española, cuando se sabe muy bien que por jurar, prometer o hacerlo por imperativo legal, los ingredientes van a ser los mismos, eso sí, con más cebolla o menos sal, lo cuál significará que todo seguirá igual, los problemas se eternizarán, los funcionarios de prisiones seguirán en peligro por tener que servir de mayordomos a los reos, y el resto de temas pendientes, que siendo tantos no se pueden resumir en el contenido de un grial, lleno un líquido de intenciones que se diluye y evapora con el tiempo venidero, en el que un tal "judas" siempre estará presente para volver a escanciar, si alguien se atreve a no salir favorecido en el cuadro de una foto que todavía no tiene una imagen fija, mientras no se garantice que todos estarán de acuerdo a golpear los clavos en el madero de una cruz siniestra y carcomida, reservada para aquellos que no se pronuncien con fervor a seguir intentando modificar o mantener ese manual de comportamiento, recogido en la constitución o lo que pronto podría llamarse jocosamente el libro gordo de "Petete" .