El pasado 3 de diciembre en las Jornadas Empresariales “Formación y Empleo en el Sector de Restauración”, que organizamos desde el Taller de Empleo “Hacienda Santa Ana I”, pudimos constatar esta realidad.
La primera diferencia esta en el perfil de los participantes en ambas ramas de la formación.
En la formación reglada, el perfil era de jóvenes menores de 25 años con una buena formación básica, mayoritariamente hombres y con un espíritu emprendedor y participativo. Hablamos de alumn@s de un ciclo superior de Cocina. Su objetivo principal era empezar a trabajar cuanto antes y además se consideraban bien cualificados en su profesión.
En la formación para el empleo, el perfil era mayoritariamente femenino. Tanto en Escuela Taller, que eran menores de 25 años como en Taller de Empleo, donde el tramo de edad estaba entre los 35 y los 50. La formación básica deficitaria, de ahí que en estos programas se haga necesaria la figura de la formación compensatoria para mejorar los resultados. Su participación fue casi nula y con poca motivación hacia su inserción en el mercado laboral.
Dos características que sin embargo, se repetían en los dos tipos de participantes, era la falta de conocimientos de idiomas y la falta de motivación para cambiar de ciudad para trabajar. Esto me hace resaltar la necesidad que hay de realizar un esfuerzo en estos dos condicionantes para una mejora de la empleabilidad, los idiomas y la movilidad geográfica.
Sin embargo, la principal diferencia estaba en el acceso a la formación.
En el caso del alumnado de la formación reglada, la vocación y la superación personal,así como el convencimiento de que una buena formación es la base de un buen empleo, es lo que les ha llevado a elegir un grado superior de Cocina para formarse y trabajar en el futuro.
Pero en el caso de la formación para el empleo, el panorama es bien distinto. Nos encontramos con muchos dispositivos públicos y privados de intermediación laboral que se supone deben estar asesorando y orientando a las personas desempleadas a crearse un itinerario profesional coherente con su formación y experiencia previa, tanto para mejorar en su empleabilidad como para reciclarse en el caso de proceder de sectores en crisis.
Esta es la teoría, la realidad es tremenda. Las personas que acceden a estos programas, en concreto Escuelas Taller,Casas de Oficio y Talleres de Empleo, ni siquiera conocen la ocupación en las que se les va a formar y por la que se le va a pagar un sueldo mayor de lo que luego el mercado ofrece para estos puestos de trabajo.
Vienen movidos por la idea de cobrar unos 1.000€ al mes y sin una base real para insertarse posteriormente, pues en el caso de personas procedentes de programas sociales es sólo una subvención más que cobran y cuando terminen ya buscarán otra. Y en el caso contrario, son personas con una formación administrativa o de gestión, incluso que han tenido puestos de responsabilidad, que vienen buscando un sueldo durante un año y luego verán si vuelven a trabajar en su antiguo trabajo. Y con esto no quiero generalizar pero se da en la mayoría de los casos.
Esta situación nos lleva a preguntarnos si a la hora de ser seleccionados en estos programas no se les debe exigir al menos un itinerario de inserción previo coherente con la ocupación que van a desarrollar, ya que si no estamos cayendo en la trampa de utilizar estos programas como elemento político para quitar desempleados de las listas de parados, pues todo el dinero público invertido no tiene una rentabilidad efectiva en la creación de empleo.
Otro tema a analizar es el de la validez de esta formación para el empleo. En el caso de la formación reglada el alumnado obtiene un título académico válido para realizar un trabajo cualificado.
Sin embargo, en la formación para el empleo, solo se expide un certificado de asistencia, porque aún cuando se haya desarrollado completamente el certificado de profesionalidad correspondiente, sin su acreditación esta formación no tiene válidez.
Si bien es verdad que los participantes en ETCOTE pueden solicitar a través de la Oficina Virtual del SAE, la acreditación de su ocupación, ésta a día de hoy no está desarrollada. Sólo en el caso de Cocinero/a, se ha realizado en septiembre de 2009, una certificación para 60 personas a través del CIO Mijas, que se queda corto para tantas personas con certificados de asistencia tanto de la antigua FPO como de los programas de ETCOTE.
Y la principal diferencia está en la forma de acceder al trabajo. En el sector de la hostelería la formación reglada o privada y en la formación para el empleo (antigua FPO), se lleva años trabajando con las empresas con convenios de prácticas que le permiten al participante conocer el puesto de trabajo y formarse en el mismo, sin que esto sea un sobrecoste para la empresa que en un porcentaje muy alto, termina contratando a quién realiza prácticas. Y esto no es nuevo, ya que en otros países europeos (Francia,Alemania,Holanda) la formación va siempre unida a un período de prácticas reales en empresas.
Sin embargo, en el programa de ETCOTE, que analizado en términos económicos es el que más invierte por persona en la formación, esta opción es inviable, ya que no se permite la realización de prácticas en empresas. Legalmente esta prohibición tiene una base, y es que los participantes tienen un contrato para la formación con la entidad promotora, y si realizarán trabajos en una empresa privada sería cesión ilegal de trabajadores.
Pero esto no puede ser un impedimento para el acceso de los participantes en ETCOTE a periodos de prácticas en empresas privadas. Habría fórmulas que lo permitirían, como que se realizarán los Convenios de Prácticas con las Asociaciones Empresariales (asociaciones sin ánimo de lucro) y que la práctica sea una formación en el puesto de trabajo, complementaria a la formación recibida en el programa.
Habría que analizar opciones en este sentido y en esta nueva etapa del Servicio Andaluz de Empleo, sería un acierto desde mi punto de vista, plantear soluciones a este tema que es una reivindicación antigua del personal directivo de estos programas.
Es más, como no me gusta que las palabra se las lleve el viento, me ofrezco a participar en un grupo de debate o similar, que la Consejería de Empleo pudiera tener en mente convocar para mejorar los aspectos más limitativos para la inserción laboral en el programa de Escuelas Taller,Casas de Oficio y Talleres de Empleo en Andalucía.