Accidentes y rotura de dientes en la infancia

Por Zulema @MamaEsBloguera

La salud de los pequeños es fundamental y por ello, si ocurre algún accidente en relación a los dientes, será fundamental que los padres acudan al odontólogo, para que le indique qué se puede hacer en ese caso en concreto.

Cuando menos se lo esperen y, en la mayoría de los casos, los pequeños pueden sufrir un golpe que afloje, fracture, desplace o incluso que haga que se le caiga un diente.

Por ello, mientras juegan en el recreo, cuando acuden a la piscina, si montan en bicicleta o incluso si están en una zona resbaladiza… pueden caer y dañar sus dientes.


Hay dos etapas en las que se producen más accidentes dentales: entre los 2 y 4 años y entre los 8 y 10 años


De este modo, según indican los médicos especialistas en este área, los niños de entre dos y cuatro años, y los de entre ocho y diez, son los más propensos a sufrir estas fracturas en dientes. En el caso de los primeros, tienen dientes de leche, mientras que los segundos ya cuentan con los dientes permanentes o definitivos.

De este modo, si a pesar de la constante atención de los padres, el pequeño sufre un accidente de este tipo, lo principal será que mantengan la calma, ya que así se lo transmitirán al pequeño. Es muy importante que el niño no se altere, ya que comenzaría a llorar y al acudir al odontólogo no querría a abrir la boca, quizás por miedo a que le hiciesen daño… Sin duda, mantener la calma será un punto importante.

En el caso de que la fractura se produzca en un diente de leche, los padres no deberán restarle importancia, ya que el daño en esta pieza provisional puede afectar al que se está formando debajo, es decir, el definitivo. Por ello, será fundamental que se le haga una radiografía para evitar que el diente permanente nazca torcido o incluso tarde más de lo normal en salir, a causa del golpe.


Tratamiento dental en el caso de que el diente no se haya caído


En el caso de que el diente no se haya caído, normalmente el odontólogo procederá a hacer algunas pruebas y, lo más habitual, es que lo repare, dándole forma, para que el pequeño no sienta dolor cuando roce con la lengua el diente fracturado. A veces, después de llevar a cabo esta intervención, el diente puede cambiar de color o incluso salir un flemón. En estos casos, el especialista sabrá que hacer, ya sea tratar el nervio o directamente, sacar el diente de leche. En este último caso, si aún falta tiempo para que el niño tenga el diente definitivo, se barajará la opción de colocarle un diente postizo. En el aspecto físico, servirá para tapar el hueco, mientras que para la salud dental será una forma útil de reservar de alguna forma el sitio del diente definitivo que tiene que salir, para que el desarrollo de la dentadura siga un buen curso.

En el caso de que el diente dañado sea permanente, también será fundamental, tanto si se ha caído el diente como si se ha roto una parte de él, acudir al odontólogo. En el caso de que el diente haya salido disparado o un fragmento de él, será fundamental que se lleve metido en solución fisiológica para que el especialista determine qué hacer.

En los días posteriores será importante que el pequeño siga una dieta blanda, ya que su boca estará dolorida, tanto si le han intervenido como por el propio golpe. Asimismo, aunque el niño ya no se queje, será necesario que los padres lo lleven al odontólogo para que le haga las revisiones que considere pertinentes.