Revista Cocina

Acción mundial para reducir el consumo de bebidas azucaradas.

Por Mamucer @MarinaMunozC

bebidas azucaradas

– Marina Muñoz Cervera –

Las bebidas azucaradas, tanto gaseosas como zumos de frutas envasados, contienen azúcares libres en exceso.

La OMS, en un comunicado de prensa publicado el 11 de octubre de 2016, anunció la necesidad de aplicar un impuesto sobre las bebidas azucaradas con objeto de disminuir su consumo a nivel mundial.

Este organismo indica que las políticas fiscales que conducen a un incremento de, al menos, un 20% del precio de este tipo de productos, se traducen en una reducción proporcional en su consumo y una disminución en la incidencia de obesidad, diabetes tipo 2 y caries dentales.

Asimismo, la disminución en el padecimiento de las mencionadas enfermedades, conduce a una reducción de los costes en salud y a un aumento de los ingresos de los gobiernos para invertir en salud pública.

Esta importante medida, solicitada por la OMS a todos los gobiernos del mundo, podría cambiar el panorama siguiente:

– En el año 2014, el 39% de los adultos con 18 años y mayores, tenían sobrepeso.

– La prevalencia de la obesidad se ha duplicado entre el año 1980 y el 2014, con un 11 de hombres y un 15% de mujeres clasificados como obesos.

– Se estima que 42 millones de niños con menos de 5 años tenían sobrepeso en el año 2015, lo que supone un aumento de 11 millones respecto a los años anteriores. Casi la mitad de estas cifras corresponden a niños de África y Asia.

– La diabetes fue responsable de 1,2 millones de muertes en el año 2012. Y el número de diabéticos ha aumentado de 108 millones en 1980 a 422 millones en el 2014.

¿Necesitamos los azúcares libres para vivir?

Se entiende por azúcares libres a los monosacáridos (fructosa, glucosa) y disacáridos (sacarosa o azúcar de mesa), que se adicionan a las bebidas y/o comidas por el fabricante, cocinero o consumidor. Están incluidos, también, dentro de este grupo de azúcares libres, los azúcares presentes, de forma natural, en la miel, jarabes, jugos de fruta y concentrados de zumos de fruta.

La OMS nos dice, que los humanos, nutricionalmente hablando, no necesitamos los mencionados azúcares libres para vivir, pero si los consumimos, su cantidad no debería superar el 10% del total calórico diario, y sería mejor para nuestra salud que no superase el 5% de las calorías consumidas en un día. Esta última cantidad sería equivalente a una bebida azucarada de 250 ml en un día, en ausencia de más azúcares libres en nuestra alimentación.

Las bebidas azucaradas y los productos alimentarios o similares ricos en azúcar, suponen un aporte extraordinario de calorías innecesarias, sobre todo en el caso de los niños, adolescentes y adultos jóvenes.

Obtenemos glucosa en cantidad más que suficiente a partir de los alimentos ricos en almidón (pan, arroz, pasta, yuca, patatas, etc.) y, otros azúcares (sacarosa, fructosa), de las frutas y verduras.

¿Son útiles las políticas fiscales para reducir el consumo de algunos productos?

En un informe publicado en este mismo año, Fiscal policies for diet and the prevention of noncommunicable diseases (Políticas fiscales para la dieta y la prevención de enfermedades no transmisibles), que podéis descargar a través del enlace anterior, se demuestra la eficacia de este tipo de políticas en la mejora de la salud pública.

Así, una reducción en los precios de frutas y verduras frescas en un 10 o 30%, podría aumentar su consumo.

Y, el aumento de impuestos sobre productos con abundantes grasas saturadas, trans, azúcares libres y o sal, parece demostrar con una evidencia clara que se reduce su consumo.

No obstante, este tipo de medidas son muy polémicas en cuanto a su adopción y persistencia por múltiples factores ajenos a nuestra salud.

La experiencia de algunos países:

Dinamarca, en el año 2011, estableció un impuesto a los productos alimenticios con demasiada grasa saturada (2,3 gr/100gr) y fue abolido en el año 2013.

La experiencia danesa indica que la medida fue eficaz en la disminución del consumo de grasas saturadas y en la reducción de la mortalidad por enfermedades crónicas no transmisibles. Sin embargo, la falta de coordinación entre las organizaciones de salud pública, así como la oposición de las industrias, entre otras causas, produjeron la abolición del impuesto.

En el año 2011, Francia, adoptó un impuesto para las bebidas que contenían azúcares añadidos y otros endulzantes. Los resultados obtenidos fueron valorados en el año 2013 y se observó una disminución en el consumo de refrescos sobre todo en las personas más jóvenes. Esta tasa supuso en el año 2014, una recaudación aproximada de 300 millones de euros. Ha tenido una buena perspectiva desde el punto de vista de la salud pública y es bien aceptado por la población.

Egipto, Finlandia, son también países con experiencias en este sentido.

Algunos países, como México y Hungría, ya han adoptado este tipo de medidas fiscales para proteger la salud de su población, En México se ha creado un impuesto sobre las bebidas, no alcohólicas, que contienen azúcares añadidos y, en Hungría, sobre los productos envasados con alto contenido en azúcar, sal y cafeína.

Otros países, como Filipinas, Irlanda del Norte, Sudáfrica e Inglaterra han anunciado su intención de aumentar sus impuestos sobre las bebidas azucaradas.

Este tipo de medidas fiscales suelen afectar sobre todo a los grupos con menos recursos económicos, sin embargo, lo que parece una injusticia, puede redundar en beneficio de su salud, nos dice la OMS.

La experiencia obtenida en los países en los que ya se han implantado algunas medidas fiscales, ha ayudado a corregir los errores para mejorar los sistemas de diseño, así como las valoraciones de los beneficios para la salud, que permiten comprobar su eficacia.

En agosto de presente año, se publicó un artículo en la revista “American Journal of Preventive Medicine”, con el título: Sponsorship of National Health Organizations by Two Major Soda Companies. Esta investigación ha demostrado que, durante los años 2011 a 2015, dos multinacionales fabricantes de refrescos patrocinaron un total de 96 organizaciones de salud, incluyendo instituciones médicas y de salud pública, con misiones específicas en la lucha contra la epidemia de obesidad. En este mismo período de tiempo, las mencionadas compañías, presionaron en contra de 29 proyectos de salud pública, destinados a reducir el consumo de refrescos o a mejorar la nutrición.

Para terminar esta entrada, comentaros que estamos expuestos a múltiples productos cargados de una atractiva publicidad, en ocasiones engañosa, que no son saludables. Y no se trata de eliminarlos por completo, pero para mantener una buena salud tenemos que saber discriminar entre lo sano y lo que no lo es. Si tenemos las ideas claras, tenderemos a comer mucho más de los alimentos y bebidas saludables y mucho menos de los insalubres.

Fuente:

– World Health Organization. WHO. “WHO urges global action to curtail consumption and health impacts of sugary drinks”. 11 October 2016 | GENEVA.

– World Health Organization. WHO.”Fiscal policies for diet and the prevention of noncommunicable diseases”. 2016.

– Daniel G. Aaron, Michael B. Siegel, MD, MPH. “Sponsorship of National Health Organizations by Two Major Soda Companies”. American Journal of Preventive Medicine

Imagen:

http://media.alimentacion.enfasis.com/adjuntos/146/imagenes/000/081/0000081017.jpg

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