Aceras de ciencia ficción

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Durante un periodo de mi vida tuve que empujar una silla de ruedas. Ahí descubrí que la mayoría de rampas, que se suponía estaban diseñadas para circular con esta ayuda a la movilidad, eran trampolines y/o tramos de montaña rusa que nos subían la adrenalina tanto a mi sufrido familiar como a mí. Un bonito elemento decorativo callejero, un tablón de anuncios, un cono o una señal vertical suponían un reto sin igual: rodear hasta el infinito el obstáculo y escoger un camino más largo (y no exento de nuevas y divertidas sorpresas) o lanzarte a la carretera si en ese momento no parecía venir ningún coche a velocidad destacada.

Si dejo a un lado el tono irónico y desenfadado, tengo entonces que hablarles de dolor de brazos, de tensión en partes que no sabía ni que tenía en mi cuerpo, de angustia por dañar al familiar que portamos, de miedo a que un coche pase a toda velocidad o que al bajar la acera se tambalee la silla de ruedas y termine su ocupante en el suelo. No es una aventura agradable. Hace años ya de esta experiencia que les cuento pero no he dejado de acordarme de esos días en estos meses de pandemia. Porque las aceras se han convertido en un escenario de ciencia ficción, no existen, deben estar en otra dimensión. Leo una noticia en la que un vendedor de la once ha puesto un cartel en su quiosco para pedir que no aparquen patinetes en las zonas peatonales. Pero yo iría mucho más allá, no son sólo los patinetes eléctricos. En estos meses decidimos que había que salvar la hostelería, muy bien, y colocamos terrazas en zonas peatonales y aceras. Y luego está el mensaje necesario de salvar el ecosistema, nuestro Planeta Tierra, así que surgen empresas de alquiler de motos y bicicletas eléctricas, cuyos usuarios no siempre siguen las recomendaciones que les dejan por escrito y los abandonan tras su uso en zonas donde el peatón debería ser el rey. También están los carteles para señalar los comercios de las calles paralelas. Y las necesarias farolas, los bancos y los cubos de basura. Y los que aparcan mal. Así que las ciudades se convierten en lugares menos accesibles que los caminos de cabras de los pueblos y ni siquiera las tropas de asalto del Imperio Galáctico serían capaces de sortear tantos obstáculos en su camino.

Imagen de Andrew Martin/Pixabay.